martes, 5 de abril de 2011

La fuerza de nuestros sueños


Por: Enrique Perera - @pereiralibre - No importa cuánto mal hagan, los sueños no se mueren. Los venezolanos que tenemos más de treinta años –muchísimos todavía- ya éramos mayores de edad cuando este gobierno se sentó en la silla. Con dieciocho años o más, estuvimos en contacto con la democracia, estudiado, y observado los que sucedía en nuestro entorno. Lo que estamos viendo hoy a nuestro alrededor, es una Venezuela gastada, “des-construida”, peligrosamente anárquica y mal gerenciada. Esta Venezuela es la que ha producido un fuerte éxodo de sus ciudadanos ¿será que ese medio millón de nacionales que ha abandonado el país está equivocado? Se fueron, cierto es, pero nunca perderán sus sueños de futuro. No importa lo que nos cuenten, importa lo que todavía recordamos. Esos venezolanos tenemos el sueño de una Venezuela mejor, mejor incluso que la que conocimos antes de la llegada de este gobierno de militares. Nosotros si soñamos con una Venezuela organizada en torno a un verdadero plan que respete entre otras cosas nuestra libertad de elegir, nuestro legitimo y constitucional derecho a la propiedad, una educación y salud de calidad y una seguridad en la que no tengamos que mirar por encima del hombro para cuidar nuestra espalda. Nosotros somos la Venezuela del futuro que se organiza en torno a nuestros sueños. Nosotros somos la verdadera esperanza de convertir a este país en lo que merece ser: una Venezuela prospera, con capacidad de producir una armoniosa felicidad a sus nacionales y a los extranjeros que comparten nuestra lucha. Nos negamos a entender un socialismo destructivo que nos engaña con una economía blindada, con una industria petrolera en decadencia y con la energía eléctrica en el piso, por culpa de no sé cuál de los “niños”. Nos negamos a entender a un amoroso gobierno que hace oídos sordos a los reclamos de quien dice amar. Cuando hablo de nosotros, hablo de una inmensa masa de venezolanos, los mismos que ganamos aquella consulta por una pírrica diferencia y los mismos que sumamos cincuenta y dos por ciento de los votos en las elecciones a la Asamblea. No se deje confundir, en dos mil doce, cincuenta y dos por ciento de los votos producirán cincuenta y dos por ciento del presidente. En esas elecciones, cada voto cuenta, diferente a la trampa que lograron hacer con una distribución de votantes amañada, en las elecciones de la Asamblea. Es más –sin que me queden dudas- hoy somos más que el año pasado. Este gobierno es una máquina de construir opositores. Los sueños de los venezolanos no se mueren por decreto. Nuestras aspiraciones no se confiscan, no se expropian y no se manipulan con más engaños y mentiras. Él lo sabe y eso es lo que lo tiene dando saltos e intentando revertir esta cuenta que cada día crece más. No importa cuánto haga, no estamos dispuestos a mantener en el gobierno por veinte años a los peores administradores que ha tenido la república, el que comenzó pidiendo un milloncito y se raspó la olla. Venezuela defenderá sus sueños en dos mil doce.

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