Por: Carlos Gutiérrez - No cabe duda de que los efectos benéficos de la siesta son muchos, y si se lleva a cabo una siesta perfecta, son mucho mejores. Se ha descubierto, hace años ya, que el dormir adecuadamente nos hace rendir más, estar de mejor humor, e incluso mejora nuestra memoria. El Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatológica de la Obesidad (CIBERobn) ha dado a conocer los múltiples beneficios de la siesta sobre la obesidad, sobre todo en los niños. Este centro ha puesto en evidencia que la calidad del sueño afecta directamente nuestros ciclos circadianos, sobre todo en niños. Cuando estos ritmos se alteran, todo nuestro metabolismo sufre una descompensación, entre ellos el sistema hormonal. Se ha visto que uno de los mejores trucos para mejorar la memoria es una buen siesta, pero hay otros muchos que proporciona el descanso adecuado. Analicemos un poco más a fondo el efecto que hace honor al título de este artículo. El centro CIBERobn tiene líneas de investigación que relacionan el sueño y el desarrollo de la obesidad, así como la diabetes tipo 2. No les cabe la más mínima duda, científicamente comprobado, la relación es directa. Uno de los hallazgos más importantes es que la falta de sueño eleva los niveles de grelinas, y como sabemos esta hormona tiene relación directa con el hambre. A mayor grelina presente en el organismo, más hambre. Otro descubrimiento crucial es que el no dormir disminuyen los niveles de leptina, y esta hormona tiene íntima relación con la delgadez. Entonces el cóctel está servido: el mal sueño aumenta la grelina y disminuye la leptina. Por otra parte, aunque íntimamente relacionado con la leptina, al dormir mal, el apetito es mayor, y esto se debe a los bajos niveles de leptina que suprimen el hambre. Si falta la leptina se dispara una señal que le dice al organismo “hay falta de reservas energéticas, debes comer más”. Otro estudio muy interesante es el de el Hospital University Germans, publicado en la revista "Obesity", donde aseguran que los obesos que pierden un 10% de su peso corporal disminuyen las apneas en más de un 25%, lo que afecta directamente la calidad del sueño. Así que, la recomendación es clara: hay que dormir más. Pero eso sí, como dijo Woody Allen: “Hay que dormir ocho horas y trabajar ocho, ¡pero que no sean las mismas”. Información más a fondo en: Dormir una hora más protege contra la obesidad infantil.
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