miércoles, 16 de septiembre de 2009

La leyenda del oro negro


Por: Williams Cárdenas Rubio - La leyenda del oro negro - Es como si hubiéramos retrocedido 500 años atrás. De nuevo la España soberana, aquella “donde no se escondía el Sol”, sucumbe ante la leyenda del Dorado, con la única diferencia que esta vez estamos ante la Leyenda del Oro Negro, del petróleo o el gas. Ya el año pasado vino Chávez a ofrecer lo mismo, petróleo a 100 dólares el baril, como un gesto que lo colocaba al nivel de los mas eximios benefactores mundiales. Tanta solidaridad abrumaba. Ocurrió, que al término de dos meses ese mismo petróleo se estaba vendiendo en los mercados internacionales a 30 dólares el barril. No obstante nadie hablo de ello. Nos habíamos tragado el anzuelo y era muy incómodo reconocerlo. En esta ocasión Chávez se valió del estado de necesidad en que se encuentra el Grupo Prisa para poner en marcha su nueva argucia. Dicen que a las tres de la madrugada del día de su visita, desde la embajada de Venezuela contactaron a un periodista del diario El País para ofrecerles la exclusiva del hallazgo de un impresionante yacimiento de gas en Venezuela. Este periódico ha venido desmarcándose de Chávez y del chavismo desde el mismo momento en que el presidente Zapatero constituyó Media Pro, su propio grupo de comunicación. A partir de entonces las diferencias entre el Grupo Prisa y el ejecutivo se han hecho patentes. Pues bien, la exclusiva del nuevo hallazgo de un yacimiento de gas en Venezuela en un campo de Repsol fue pactada para realizarse en La Casa del Libro, en la Gran Vía de Madrid, justo frente a la redacción de El País. Era obvio que hubiera sido muy evidente que el presidente venezolano visitara directamente la redacción de un medio que lo ha estado atacando duramente. Con esta exclusiva se mataban dos pájaros de un solo tiro, se justificaba la visita a España y se ponía en marcha un plan de entendimiento con el Grupo Prisa. Todo estaba inteligentemente planeado, incluida la ayuda que recibirá Prisa, hoy en serias dificultades económicas, por el nuevo entendimiento con el gorila rojo. Se desalojó la librería y se dijo que el presidente acudiría allí a comprar libros. Hasta allá se trasladaría Antonio Brufau, el presidente de Repsol, todo parecía normal. Lo que no se imaginaron estos genios fue que cientos de españoles y venezolanos que se encontraban en los alrededores de la Gran Vía, al enterarse de la presencia de Chávez montarían una monumental trifulca. A la salida de la librería a Chávez lo abuchearon y le gritaron de todo, mientras éste sonreía de manera nerviosa y se montaba al volante del vehículo en medio del desconcierto de los cientos de guardaespaldas que le custodiaban, que no sabían si sacar las pistolas o salir corriendo. No obstante, ya el propósito del encuentro se había cumplido, las entrevistas a el periódico Público y al Diario El País recogerían el hallazgo y de nuevo se haría patente la Leyenda de El Dorado, con la que hace 500 años fueron engañados decenas de miles de conquistadores del Nuevo Mundo, que se dejaron sus vidas tratando de encontrar aquel lugar maravilloso donde los hombres y las mujeres iban medio desnudos, solo cubiertos de oro. La nueva Leyenda del Oro Negro viene a hacer estragos entre el hombre europeo, que ante tan abrumadora oferta, deja a un lado los principios y valores de las sociedades desarrolladas del Siglo XXI, el respeto a los derechos humanos, a la libertad y la democracia, para sucumbir ante una promesa que se convertirá en lo que es: Humo y fantasía. La única diferencia es que en esta oportunidad los muertos los está poniendo la sociedad venezolana, donde por cierto viven cientos de miles de ciudadanos españoles, que sufren las atrocidades cometidas contra los derechos humanos y la libertad, entre ellas los furibundos ataques a la libertad de expresión y a la libertad de prensa. Ironías de la vida.

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