jueves, 28 de noviembre de 2013

Color Blanco











Significa tanto la ausencia como la suma de los colores. Representa, así, el principio y el final de la vida diurna y del mundo, lo que le confiere un valor ideal, infinito. 

Pero la muerte, el fin de la vida es también un momento transitorio en la unión de lo visible y lo invisible, y por ende otro comienzo. Es el color del espacio ritual en el que ocurre la transformación del ser, según el esquema clásico de toda iniciación: muerte y renacimiento. 

El blanco –en latín candidus- es el color del candidato, es decir, de aquél que va a cambiar de condición (los candidatos a las funciones públicas se vestían de blanco en ciertos países). 

Conduce a la ausencia, al vacío nocturno, a la desaparición de la conciencia y de los colores diurnos. 

El blanco del oriente es el del retorno: es el blanco del alba. Blanco es también en castellano sinónimo de intermedio o entreacto en las funciones teatrales. 

El blanco actúa sobre el alma como silencio absoluto, es un silencio que no está muerto, sino que está lleno de posibilidades vivas.

En todo pensamiento simbólico, la muerte procede a la vida, ya que todo nacimiento es un renacimiento. 

Por esto el blanco es primitivamente el color de la muerte y del duelo.

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