Es posible que esto que voy a afirmar sea malinterpretado: no me preocupa tanto la caída del régimen como lo que venga después. El régimen mas temprano que tarde caerá porque es inviable. Pero este no caerá solo. También amenaza con caer todo el colaboracionismo asociado, al punto que en su intento de defender la corrupción interna que también tienen, como bien lo indicó la Procuraduría de Brasil con las declaraciones del encargado en Venezuela de Odebrecht, pretenden destruir al único Poder legítimo que en su corta existencia ha dado más muestras de estar con el pueblo de Venezuela y luchar por el retorno del Estado de Derecho que ningún otro que hayamos tenido: el Tribunal Supremo de Justicia legitimo en el exilio.
Mal momento para darse cuenta de eso, aun cuando lo de las “decisiones inejecutables” sea más una excusa de quienes si aceptaron juramentarse en la sede de la OEA en Washington como Tribunal Supremo de Justicia y ostentaban esa condición fuera del país. ¿Es que antes si creían que las decisiones de ese Tribunal serian “ejecutables”? Estos Magistrados no participaron ni firmaron en las sentencias históricas del TSJ legítimo, como la del Sistema Electoral del 13 de Junio de 2018 ni la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro el 15 de Agosto de 2018. ¿Estaban esos Magistrados en desacuerdo con esas sentencias? No lo sabemos porque ni siquiera firmaron ni salvaron su voto en ninguna de ellas…La pregunta es inmediata ¿a qué o a quienes quiénes responden esas renuncias? ¿Cuál es el motivo a que sea ahora y no antes que los Magistrados renunciantes “descubrieran” que las sentencias del TSJ-L eran “inejecutables”? Eso es lo que tenemos que preguntarnos los venezolanos, no si el TSJ-L está perdiendo legitimidad a consecuencia de la deserción de estos personajes.
Pero lo de lo de las “sentencias inejecutables” ya lo ha respondido varias veces el Dr. José Vicente Haro:
“son tan ejecutables como las boletas de excarcelación de los presos políticos” (ver Una Boleta de Excarcelación para Venezuela, en
http://ticsddhh.blogspot.com/2018/09/una-boleta-de-excarcelacion-para.html). Si no se hacen valer quedan para ser plastificadas y mostradas públicamente en los cuellos de los familiares de los presos políticos. ¡Son los Magistrados, los venezolanos todos, los que vivimos y no vivimos en Venezuela, investidos o no de autoridad, quienes tenemos la responsabilidad constitucional (Articulo 333) de restituir el orden constitucional!
Si esa es la excusa que dan para escabullirse de la responsabilidad que les dio el pueblo a través de la Asamblea Nacional, y si esa es la catadura de los Magistrados que decidieron renunciar al TSJ legítimo –por ellos o por órdenes de alguien-, bienvenidas sean esas renuncias. Venezuela requiere de venezolanos –ni siquiera de Magistrados- que verdaderamente se entreguen a la lucha por el rescate institucional del país, como así lo han demostrado los Magistrados que si decidieron cumplir rigurosamente su obligación para realizar el trabajo por el que juraron. Y eso, como en aquella cuña de la tarjeta de crédito, no tiene precio. Eso es lo que no alcanzarán a entender nunca los Magistrados que están dejando el pelero.
Y eso no es fácil. Si estos Magistrados renunciantes no estaban dispuestos a eso desde el principio entonces debieron quedarse tranquilamente en sus actividades profesionales. Pero ellos al parecer se postularon buscando figuración personal en esta hora menguada de Venezuela. ¡Qué vergüenza! Y eso es lo que todavía no se acaba de entender. Quienes asumen responsabilidades ahora tienen obligaciones de vida con el pueblo de Venezuela. Y si hay alguien que no lo haya entendido todavía ese no es el individuo con el que podemos contar para sacar a Venezuela de este gravísimo hueco donde estamos todos. En lo personal pienso que no se les debería confiar en el futuro ni un puesto de portero de Ministerio, así tengan todas las credenciales del planeta, con el perdón de los honorables porteros.
Pero lo verdaderamente importante no es que estos Magistrados se hayan ido, en un vano intento de desarticular al TSJ legítimo, sino lo que se esconde detrás de eso. El retraso de la publicación de la sentencia definitiva y motivada de Nicolás Maduro Moros por corrupción propia y legitimación de capitales, es el centro de este debate. Existen fuerzas muy importantes que operan presionando al Alto Tribunal para que el documento definitivo contentivo de los detalles del juicio, así como de la orden de investigación a todos los mencionados por el Ministerio Público en el cúmulo de pruebas aportadas por la Procuraduría de Brasil, incluyendo a Henrique Capriles, se retrase a un punto tal que primero se deshaga el TSJ legitimo antes de que esa sentencia sea publicada con esa orden de investigación. Así será el tamaño de la corrupción opositora que prefiere que no sea remitida una sentencia condenatoria en blanco y negro del delincuente Maduro, en todos los idiomas y a todos los países y policías del mundo, con tal de que no se ventile un caso de corrupción propia, dejando que un delincuente siga montado en la Primera Magistratura acabando con Venezuela y se pasee por el mundo ofendiendo el gentilicio venezolano.
Esa actitud de la oposición oficial impediría dos importantes puntos que favorecerían a las fuerzas que operan de manera encubierta para el régimen y en contra del TSJ-L: 1) que el TSJ legitimo designe a un Gobierno de Emergencia Nacional como lo hemos solicitado varios venezolanos ante ese Alto Tribunal en diferentes recursos, posterior a la publicación motivada de la sentencia de Maduro; y 2) que se someta a una investigación el escándalo de Odebrecht, pero esta vez del lado de la oposición oficial.
Ya estos se encuentran en la fase preparativa para convencer a los venezolanos de ir a unas elecciones de concejales para diciembre y peor aún, llevar a votar a los venezolanos para medirse –de nuevo- en un referendo aprobatorio de una nueva Constitución, producto de la ilegitima Asamblea Constituyente del régimen. El colaboracionismo funcionando a plena marcha en dos frentes: 1) el exterior, en su afán de destruir conjuntamente al TSJ legítimo cosa que les daría beneficios a ambos; y 2) el interior, a través del continuismo electoral con la imposición negociada de una nueva Constitución a los venezolanos.
Los venezolanos debemos decidir entre seguir creyendo en quienes han permitido el continuismo de este régimen criminal o apoyar a aquellos que están luchando con las uñas en el exterior para darle un “parao” definitivo a la dictadura. Sin embargo las agallas de quienes esperan ansiosamente el poder después de Maduro son infinitas. Están también tomando medidas para evitar igualmente no quedar afuera en el caso que la caída del régimen sea abrupta. Y lo que viene puede ser peor si no nos ocupamos de eso ahora, impulsando a que se tome una decisión que obligue una representación legítima y constitucional de los venezolanos en el exilio, previo a que los acontecimientos lleven a la Comunidad Internacional a hacer valer el principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) a la población de quienes están causando muerte y dolor en Venezuela.
No hay que ser adivino para saber que los dinosaurios de la política tradicional están jugando “hard ball” para evitar no perder sus opciones de poder en la caída del régimen de Maduro. Se hace indispensable que el TSJ legítimo sobreviva a los ataques del régimen y su oposición. Si el Alto Tribunal en el exilio, por toda esa madeja de intereses bastardos de la oposición oficial como agente encubierto del régimen de Maduro, no logra publicar al mundo su sentencia motivada definitiva para que en un próximo futuro se haga justicia, encerrando a Nicolás Maduro Moros en Ramo Verde por 18 años y 3 meses por corrupción, habremos perdido todos los venezolanos, no solo a quienes han hecho un esfuerzo sobrehumano para mantener una luz encendida de esperanza y un frente de lucha institucional, sino la posibilidad de poder encausar desde el exilio a un Gobierno de Emergencia Nacional que conduzca una transición lo menos traumática posible.
Es por eso que no es conveniente para quienes le han hecho un daño terrible a Venezuela desde la oposición oficial que exista la figura de un Tribunal Supremo de Justicia verdaderamente independiente tomando decisiones sin las directrices de los jefes de los partidos que manejan la Asamblea Nacional. Los próximos días serán cruciales para la supervivencia, no solo del TSJ legítimo en el exilio, sino de una posibilidad, como tantas otras que hemos tenido en el pasado y que hemos desperdiciado para salir del régimen a la brevedad posible. No permitamos que eso suceda de nuevo…
Caracas, 29 de Septiembre de 2018
Twitter:@laguana