Por: Milos Alcalay
Las actuaciones escandalosas de la Canciller Delcy Rodriguez al anunciar que entraría por la ventana para asistir por la fuerza a la reunión de MERCOSUR, evento al que expresamente estaba excluida como consecuencia de la decisión adoptada por los cuatro miembros originarios de cesar a Venezuela de sus derechos como miembro pleno a partir del 2 de Diciembre, aleja y aísla aun mas al Gobierno del Presidente Maduro del escenario internacional. Hasta el Ministro de Relaciones Exteriores del Uruguay Rodolfo Nin Novoa afirmó “Entrar a la fuerza en la Cancillería de Argentina me parece un acto grave desde el punto de vista diplomático bilateral”
Ciertamente es grave utilizar la “diplomacia espectáculo” en la que nuestra máxima representante diplomática aparece violando todas las normas diplomáticas y de cortesía internacional. Pero más grave aún son los argumentos que dio la Canciller Venezolana en ese momento de comportamiento patotero, al continuar insultando a los Presidentes de los países miembros calificando a uno de los Jefes de Estado como golpista, a otro como fascista, y al tercero como narcotraficante. “Todos ellos –según informó- unidos en una Triple Alianza Golpista contra Venezuela”. Si ello es así, por que la insistencia de formar parte de un organismo intergubernamental en el que no cree y que insulta a sus Gobernantes de manera primitiva?
Igualmente graves son sus declaraciones frente a la Cancillería al anunciar que rechaza la política neo-liberal de MERCOSUR, lo que confirma que la razón de no haber incorporado en la legislación normas fundamentales como el de la creación de la zona de libre comercio, nos excluye de la razón de ser el Tratado. Ello no es un inconveniente temporal, sino que refleja que no cree en los principios de construir un Mercado Común del Sur. Su actitud es grave porque no quiere entender la diplomacia bolivariana que los cambios políticos ocurridos en la región, han retornado a convalidar los principios originarios del organismo subregional y ello implica exigir el cumplimiento de compromisos comerciales, arancelarios y de libre comercio. Y eso es lo que rechaza expresamente Delcy Rodriguez. ¿Por qué entonces insiste en entrar a un Club en el que desconoce su patrimonio normativo e histórico? Es cierto que sus aliados del pasado Lula, Dilma, Kirschner, Lugo, Mujica - con quienes Chávez logró transformar el ALCA en ALBA- tenían coincidencias ideológicas que anteponían estrategias políticas a las comerciales. A lo mejor esta es la razón por la que la Canciller se reunió durante su confrontación con los piqueteros que la apoyaron en su manifestación anti-diplomática. O la torpeza de la reunión Cumbre Maduro-Castro para aplaudir los 15 años del ALBA y en la que Cuba condena a MERCOSUR. Si ello es así, por que no sale de MERCOSUR como salió de la CAN para integrarse a una disminuida ALBA? Tampoco se entiende la presencia permanente del Canciller Boliviano, país quien no es miembro pleno de MERCOSUR, y que es incondicional ideológico. Y finalmente está latente la exigencia de la clausula democrática
El show Porteño es un grave precedente que no intenta cumplir la normativa de MERCOSUR sino destruirla, como han hecho con las instituciones en Venezuela. Y ello no lo lograra en la región
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