Aprendí a hacer manualidades de tanto arreglar carpetas con etiqueticas para los bancos con las carpetas de CADIVI.
Ahora hago champú, jabón, repelentes y trampas para mosquitos.
Soy más creativo: endulzo las cosas sin azúcar, frío sin aceite, me limpio sin papel y me cepillo los dientes sin dentífrico ni agua.
Mi visión nocturna es insospechada para alguien de otro país, los apagones y la calima me han convertido en una especie de felino capaz de conducirse en la oscuridad absoluta, gracias a la costumbre de vivir sin luz.
Mi oído se ha potenciado inmensamente, soy capaz de escuchar venir un motorizado a kilómetros de distancia y el murmullo del agua cuando llega al tanque para proceder a llenar cuanta perola tenga en casa.
He desarrollado una visión Rayos X mejor que haría morir de envidia a Supermán, por ella puedo ver una bolsa de supermercado o Farmatodo e identificar rápidamente si lleva detergente, champú, aceite, mantequilla, azúcar, café, mayonesa, pañales o leche.
Soy un Ninja Criollo: me escabullo y desaparezco imperceptiblemente luego de sacar dinero de un cajero automático.
Me convertí en ecologista: lavo los platos, me baño y riego las matas con media totuma de agua, y como no consigo jabón no contamino los ríos.
Mi salud ha mejorado; la ausencia de carne, huevos y pollo me ha hecho comer más vegetales verdes, que además no los lavo y los como crudos porque no hay gas, razón por la cual mantengo sus vitaminas y creo defensas en mi organismo.
No digiero frituras pues aceite vegetal no hay, más nunca he tomado café, la diabetes me es ajena porque no hay azúcar, subo y bajo 12 pisos por las escaleras ante la falta de electricidad.
Soy casi mejor piloto que Michael Schumacher; esquivo treinta huecos por minuto, manejo de maravilla en unas carreteras sin rayas blancas y sigo vivo.
Hoy no me preocupa que me roben el carro porque no rueda por falta de cauchos, batería y repuestos, lo cual ha hecho que mire cada detalle de mi país cuando viajo en bus y desarrollé mis músculos de tanto caminar.
Todos los días salgo a la calle dispuesto a combatir a los malandros, los bachaqueros, los matraqueros, los pedigüeños, los choros, los especuladores, los buhoneros y tanto bicho y criaturas callejeras.
Estoy seguro que ninguno de los héroes creados por la televisión aguantarían 2 días aquí, sólo yo: el Super Héroe Venezolano.
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