Tomado de: http://prodavinci.com
1. La Colección Bicentenario: un debate actual y necesario.
En
las últimas semanas ha estado muy presente la discusión y también la
preocupación que han despertado los contenidos de los libros de la
Colección Bicentenario, especialmente los textos dedicados a las
Ciencias Sociales y, de manera particular, respecto a la orientación e
información referidas a la Historia de Venezuela. El asunto no es nuevo.
Desde que se comenzaron a distribuir los libros de la Colección
Bicentenario, en agosto de 2011, se han expresado diversas opiniones
sobre las carencias, tergiversaciones y omisiones presentes en muchos de
los libros. Igualmente, los responsables de su elaboración han expuesto
sus puntos de vista y han salido en defensa de los contenidos de su
propuesta editorial.
Por la prensa, a través de las redes
sociales, en numerosos foros, distintos encuentros y acuciosos estudios,
el tema ha sido objeto de un intenso debate que, sin duda, se mantendrá
activo en los días y meses por venir, lo cual resulta inevitable y
absolutamente insoslayable. Se trata de la elaboración de 42 millones de
textos escolares por parte del Estado venezolano que han sido
distribuidos a 6 millones de niños y jóvenes en edad escolar, a fin de
que sirvan de soporte instruccional desde el primer nivel de educación
básica hasta el último año de bachillerato, con una inversión de 1.5
millardos de bolívares, según registra la memoria del Ministerio del
Poder Popular para la Educación del año 2013. Una acción de esta
envergadura es natural y también fundamental que suscite una profunda y
abierta discusión.
2. La posición de la UCAB.
Los profesores de la UCAB, además de
reconocer el esfuerzo realizado por el ministerio y los docentes que
participaron en la redacción de los textos, destacan como aspectos
positivos el rechazo al libro único como recurso fundamental en la
enseñanza, la estimulación a la búsqueda de otras fuentes de información
y la preocupación por evitar la memorización de contenidos como
mecanismo de aprendizaje.
El documento de la UCAB también
incorpora una serie de consideraciones críticas: los contenidos de los
libros, en su gran mayoría, no alcanzan el nivel requerido; la
información es incompleta; no cumplen con su función bibliográfica;
están ausentes numerosos temas que forman parte de problemáticas
actuales y, en el caso de las ciencias naturales, no siempre hay
coherencia entre las actividades propuestas y la metodología científica.
Uno de los aspectos más sensible
subrayado por el documento de la UCAB tiene que ver con la numerosa y
reiterativa presencia de información propagandística sobre el presidente
Chávez y sobre los programas del gobierno bolivariano, lo cual se hace
más visible y recurrente a medida que se avanza en los grados de
enseñanza, de esta manera, puntualizan los docentes, se convierte “…una
importante herramienta didáctica en propaganda política”.
En el caso de los libros de Ciencias
Sociales, las conclusiones del informe dejan ver que los textos de 4to y
6to grado no siempre cuentan con una estructura clara y un hilo
conductor que permita la comprensión de los procesos históricos; no está
presente una clara ubicación en el tiempo y el espacio; las estrategias
didácticas no recurren al análisis de documentos históricos, no se
incentiva la investigación e indagación históricas y, además, son
frecuentes los juicios de valor y la descalificación de personajes y
situaciones del pasado. Nada de ello contribuye a una comprensión
crítica y plural de nuestra historia.
3. Observaciones coincidentes.
Con
el mismo interés y preocupación han manifestado sus reflexiones y
comentarios muchos otros docentes, numerosos expertos en didáctica, los
padres y representantes atentos al contenido de la educación que se le
imparte a sus hijos, así como algunas de las más representativas
instituciones y asociaciones que tienen entre sus objetivos el análisis y
estudios de los problemas educativos, entre las cuales podemos citar el
Centro de Investigaciones Culturales y Educativas (CICE), la Asamblea
de Educación, el Centro de Reflexión y Planificación Educativa (CERPE) y
el Observatorio Educativo Venezolano, entre otras.
Los puntos de coincidencia en la
valoración general de la Colección Bicentenario se refieren a la poca
profundidad de los contenidos, sus deficiencias metodológicas, sus
carencias didácticas, su escasa contribución en la consolidación de
aprendizajes verdaderamente significativos, redacción confusa y reducido
nivel de exigencia, a lo que se suma su elevada carga ideológica, la
cual se expresa en un tratamiento abiertamente favorable del proyecto
político del gobierno bolivariano, y en un reiterativo culto a la
personalidad del fallecido presidente Chávez. Estos últimos aspectos
contravienen expresamente el derecho a una educación libre y plural
consagrado por la constitución vigente.
4. Maltrato y tergiversación de la Historia.
Los
problemas antes enunciados se hacen más evidentes y tendenciosos en los
libros de Ciencias Sociales y en el tratamiento de la Historia; es
frecuente la descalificación del pasado, los juicios de valor, el
maltrato de la historia y la presencia “del socialismo en el aula”; así
lo expresó Javier Tarazona, presidente del Colegio de Profesores de
Venezuela en el estado Táchira; Carlos Calatrava, docente de la UCAB,
también sobre el mismo tema, explica que el tipo de precisiones que se
hacen respecto a la historia no deja nada libre a la interpretación, se
trata, por tanto de un esquema cerrado; Migdalia Lezama, profesora en la
misma universidad, ha hecho una revisión exhaustiva de los textos
poniendo especial atención en algunos de sus errores y omisiones más
sensibles, como por ejemplo el mapa truncado de la Capitanía General de
Venezuela y las consecuencias que ello tiene en la comprensión y
conocimiento del proceso de formación del territorio. Tulio Ramírez,
director del Doctorado de Educación de la UCV, en un estudio exhaustivo
sobre el libro de 6to grado, concluye en que no hay objetividad ni
equilibrio en el tratamiento del siglo XX, abundan las afirmaciones
tendenciosas, se descalifica abiertamente a un sector de la sociedad y
se realiza un “ajuste de cuentas” con los gobiernos del llamado período
de la democracia representativa, los cuales se presentan como los
“responsables de la tragedia nacional”. Leonardo Carvajal, coordinador
de la Asamblea de Educación, si bien reconoce que la gratuidad de los
libros es un enorme alivio para el bolsillo de los padres, rechaza que
se pretenda ideologizar la educación “… no puede haber una historia que
sea chavista porque no es científico y la historia debe mostrar logros,
debilidades y fortalezas de cada uno de los gobiernos”.
5. En defensa de la Colección.
La
ex ministra Maryan Hanson, bajo cuya administración se elaboraron y
distribuyeron la mayor cantidad de libros, ha sido defensora irrestricta
del proyecto; desde su punto de vista contribuyen al pensamiento
crítico, analítico y creativo para la transformación de la realidad. En
relación con las observaciones relativas a la presencia recurrente de la
figura del presidente Chávez, dio a conocer su parecer en una rueda de prensa realizada
el 26 de noviembre de 2013; sus palabras fueron: “Sí, aparece el
Comandante Eterno porque es la historia inmediata y no tenemos por qué
negarla”.
En una entrevista publicada en Últimas Noticias el
12 de mayo, el actual ministro Héctor Rodríguez expresó su apoyo a la
Colección y, si bien afirmó que son buenos, también dijo que había que
mejorarlos; ha manifestado igualmente su disposición a discutir y
conocer cuáles son las observaciones, siempre y cuando no se caiga en
“politiquerías”. Expresión de esta receptividad fue proposición de
realizar una reunión en el ministerio con un grupo representativo de los
docentes y expertos que han hecho el estudio y análisis crítico de la
Colección. Esta reunión el 26 de mayo, todavía no se había realizado.
Menos permeables a considerar las
críticas han sido algunos de los coordinadores y autores de la
Colección. En un reportaje publicado por El Nacional el
8 de diciembre de 2013, María Elena Hurtado coautora de varios títulos
del área de Ciencias Sociales, frente a los comentarios sobre la
propaganda afecta al gobierno expresó su parecer en esos términos:
“¿Cómo vamos a escribir en contra de la
ideología del Estado?”.
La profesora Zully Millán, del área de
matemáticas, sobre el mismo tema afirmó: “…todo docente es político; tú
formas y tú educas y sabes hacia dónde estás direccionando”.
No solamente se reconoce que hay una
posición política en el tratamiento de los libros, sino que, además, se
justifica y ratifica. El Estado, la educación y los textos están al
servicio de un proyecto político, el del gobierno bolivariano y punto.
6. Verdades irrebatibles.
Esta
posición queda reafirmada en términos bastante similares en una
entrevista a la profesora América Bracho, coordinadora de los textos de
Ciencias Sociales, publicada en El Correo del Orinoco, el 29 de septiembre de 2013.
Confiesa la profesora Bracho que se le
ocurrió la idea de hacer los libros en una oportunidad que estaba viendo
al presidente Chávez por televisión. El fundamento del proyecto
editorial es la educación bolivariana, su soporte filosófico: el árbol
de las tres raíces. La orientación de los textos es “liberadora”; se
busca la “libertad de pensamiento” y el “pensamiento crítico”; el
propósito es enseñar “la verdad”, diciendo lo que los otros libros
omiten, lo que no les conviene.
En su concepto, la educación es un acto
político e ideológico.
Es, pues, esta premisa la que guía la orientación
y contenidos de los libros.
No comparte las observaciones hechas por
algunos críticos, según las cuales, están presentes tergiversaciones y
omisiones históricas. Frente a un Cipriano Castro presentado
anteriormente como dictador, se ofrece ahora un presidente nacionalista;
a los presidentes de la democracia se le reconocen sus obras públicas,
pero se dicen sus errores. Todo lo que se encuentra en los textos “es
irrebatible”, es “la verdad histórica”, afirma Bracho de manera
categórica.
Dicho de esta manera no parece que están
elaborados pensando o procurando el debate, la “libertad de
pensamiento” y “el pensamiento crítico”, en tanto que la información y
contenidos se ofrecen como “verdades irrebatibles”, se descarta de
entrada la posibilidad de abrir un margen para discutir y estimular el
espíritu crítico de los alumnos.
7. Enseñar historia.
Uno de los
problemas fundamentales de los libros de Ciencias Sociales de la
Colección Bicentenario es la orientación política y la concepción
didáctica que están presentes en el tratamiento de los temas y problemas
relacionados con la historia y su abierta distancia con las más
recientes tendencias que, desde la últimas década del siglo pasado, han
procurado enriquecer y problematizar la enseñanza de la historia.
Los estudios sobre didáctica de la
historia publicados en los primeros años del siglo XXI, tanto en España
como en América Latina, así como los seminarios que se han realizado
sobre esta temática, han insistido de manera especial en la diversidad
de herramientas que pueden utilizarse para acercar a los niños y jóvenes
al conocimiento de su pasado, así como la importancia que reviste
incorporar una metodología de trabajo en el aula en la cual se involucre
a los alumnos en la construcción del conocimiento, mediante el manejo
directo de fuentes documentales, de testimonios, de distintas miradas
sobre los procesos históricos, con el auxilio de material bibliográfico e
iconográfico de diversa orientación.
Los libros de texto, si bien no
son el único recurso instruccional, constituyen una pieza fundamental
del proceso de enseñanza de la historia, de allí la importancia de que
sus contenidos y orientación favorezcan y faciliten una lectura abierta,
amplia, crítica y diversa sobre los procesos históricos, en su
redacción debe tenerse especial cuidado para evitar el uso de frases
calificativas, de epítetos y de juicios de valor; libros cuyos
contenidos, lejos de antagonizar y polarizar, fomenten el espíritu
democrático; que el tiempo histórico y la periodización obedezcan a
criterios explícitos y claros que permitan la comprensión de los cambios
ocurridos y de los aspectos que se sostienen en el tiempo. Se trata de
erradicar una práctica bastante extendida mediante la cual las
posiciones ideológicas de los autores, o de los gobiernos de turno,
terminan siendo viabilizadas a través de los textos escolares.
Esta nueva didáctica de la historia
fundada en la crítica, en la promoción del debate, en la discusión
abierta, en la búsqueda de las posiciones divergentes, en la indagación
constante y en la defensa de su autonomía frente a los intereses de la
sociedad política, contrasta abiertamente con el espíritu sectario,
cerrado, ideologizado, maniqueo y descalificador que está presente en
los contenidos de los libros de Ciencias Sociales de la Colección
Bicentenario. De allí la importancia de conocerlos, debatirlos, de tomar
posición respecto a sus carencias y de promover la defensa de una
enseñanza plural, crítica, independiente y democrática, no sólo de la
historia sino de todas las áreas del conocimiento.
Este es un derecho
inalienable de los niños y jóvenes venezolanos y es también un deber de
la sociedad luchar por hacerlo posible. Hay múltiples maneras y se está
trabajando en ello.