viernes, 20 de junio de 2014

La devaluada retórica política


Por: Fernando Facchin B. - ffacchinb@gmail.com

“Prefiero el imperio de las leyes 
a ser el tirano o el verdugo 
que elevará siempre una espada pendiente 
sobre la cabeza de los ciudadanos”. 
 Simón Bolívar

La retórica es una forma hueca de emplear las palabras para transmitir ideas devaluadas, debido a la carencia de liderazgo, de autocrítica, de principios éticos; hoy más que nunca se requiere el uso sistemático de la intelectualidad política; la sociedad experimenta una sensación de soledad político-partidista, una incoherencia irracional e individualista que tiene por finalidad la desaparición absoluta de los partidos políticos y esto sería una pérdida irreparable para el país. 
 
Los partidos políticos, en términos generales, carecen de la fuerza que otrora tuvieron, están alejados de la realidad nacional, del sentir popular de la ciudadanía, son víctimas de su propia soberbia absorbente lo que les impide hacer la necesaria e impostergable autocrítica, lo que hace perder la poca credibilidad existente en los partidos, los cuales, ante la grave situación que atraviesa el país, ya debieran haber realizado un análisis profundo de sus estructuras internas y de la forma dictatorial como han sido manipuladas,  hago reserva de Copei y espero los resultados de su nueva gestión. La falta de autocrítica no permite la oxigenación partidista y su crecimiento. 
 
Vivimos una época de alta crispación, época de mentiras, falsas promesas, banalidades, represión e insensatez y ante ello, se percibe un silencio dentro del clamor social, lacerantes insultos, denuncias clásicas de la falacia castrista con el supuesto magnicidio. Vivimos épocas de terrorismo de Estado, cobardía oficialista y raquitismo político-intelectual. La conciencia crítica de los ciudadanos está amordazada, se pretende adoctrinar, no educar. 
 
Venezuela hoy carece de líderes con visión de futuro que despierten el entusiasmo ciudadano y la adhesión de la sociedad, las organizaciones que pretenden dirigir la política solo persiguen un interés particular antes que el bienestar social. 
 
En esta retórica devaluada el lenguaje verbal y gestual usado por el régimen está  vacío, revela el estado mental en el que se encuentran ahora cuando el poder y el dinero les comienza a escasear, se refugian en una retórica autista, propia de la delincuencia política; se percibe la degradación del régimen a pasos agigantados y el extravío del heredero exégeta de las nocivas prácticas castristas, eso es signo inequívoco de desamparo intelectual que se interna en el lodoso terreno de las descalificaciones y el manoseo impúdico de las instituciones fundamentales con bastardos fines políticos y sin sentido del ridículo, lo que es propio de personas asociales, con gran desprecio por la normativa cívica y legal y una insoportable falta de respeto por los ciudadanos que no le sean serviles a sus propósitos. 
Venezuela padece de autoritarismo, salvaje capitalismo y terrorismo de Estado, disparidad social, corrupción, guerra sucia y destrucción total del país. ¿Hasta cuándo ha de ser tolerable tamaña situación, tamaña aquiescencia y complicidad pasiva? 
 
Decía Heinrich Himmler: “La mejor arma política es el terror. La crueldad impone respeto; los hombres podrán odiarnos pero no queremos su cariño, solo queremos su miedo”. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.

1 comentario:

  1. La falta de respeto no es solo manifiesta ,hacia los adversarios. También a sus simpatizantes, los irrespeta de manera constante al tratarlos como si fuesen tontos o necios.

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