viernes, 8 de julio de 2011

Leonardo da Vinci


Uno de los exponentes del Renacimiento es Leonardo Da Vinci, pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Fue un personaje que se destacaba por su profunda pasión por el conocimiento y la investigación, claros principios que destacaban su obra. Se constituyó en un claro innovador en el campo de la pintura dando lugar a la evolución del arte italiano durante mas de un siglo después de su muerte. Por otra parte, también se destacó en el campo de la ciencia, sus investigaciones en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica, anticiparon muchos avances de la ciencia moderna. Hacia el siglo XV la península itálica estaba dividida en varios estados independientes, gobernados por diferentes familias que luchaban entre sí por el ejercicio del poder. Por ese entonces, Italia no era un país unificado como observamos en la actualidad. Las ciudades más importantes estaban constituidas por Nápoles en el Sur, Roma en la parte del centro (controlada por los Papas de la Iglesia Católica Romana) y , al norte, Florencia, Milán y Venecia. Leonardo Di Ser Piero da Vinci hijo natural e ilegitimo de Ser Piero da Vinci (un notario florentino), nació el 15 de abril de 1452, en una casa de Anchiano –a tres kilómetros del pueblo toscano de Vinci–. Fue criado en la casa de su abuelo paterno y Ser Piero arregló que la madre, una campesina llamada Caterina, se casara con un aldeano vecino, mientras que él se casó con otra mujer. Más tarde, sus padres tuvieron más hijos, cada uno en su respectivo matrimonio, lo que le dio a Leonardo un total de 17 medios hermanos y hermanas, con quienes siempre mantuvo contacto. Tanto Leonardo como su padre se mudaron a Florencia, donde el joven recibió la más exquisita educación que la ciudad –centro artístico e intelectual de Italia– podía ofrecer. Además, tuvo acceso a valiosos libros de la biblioteca familiar y de amigos de su padre. Se lo describe como elegante, persuasivo en la conversación y un extraordinario músico e improvisador. A los 15 años, su padre lo envió como aprendiz al taller de Andrea del Verrocchio, el artista más importante de Florencia, escultor, pintor y orfebre. Allí Leonardo cultivó su apasionada preocupación por la calidad y su interés en expresar la movilidad vital de la figura humana. Estas tempranas preocupaciones se constituyeron en elementos importantes en la formación artística de Leonardo, quien se inició en diversas actividades, desde la pintura de retablos y tablas, hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. En esta etapa de su formación, el joven también estudió la anatomía humana, participando en la disección de cadáveres de criminales en la facultad médica. Entonces no existían la refrigeración o la conservación con formol y los cuerpos se descomponían muy rápido, por lo que Leonardo trabajaba velozmente, realizando observaciones y apuntes, movido por su gran curiosidad. A su vez, estas investigaciones en el área de la anatomía, le permitieron conocer las proporciones físicas de las personas, logrando figuras de asombrosa exactitud al representar la figura humana (cuyo "ideal" siempre buscó). Finalizada la etapa de su formación, Leonardo formó parte del gremio de pintores de Florencia. A los 20 años ya era maestro independiente (con un estilo propio y original) aunque permaneció como asistente en el taller de Verocchio, interesándose mucho por descubrir nuevas técnicas para trabajar al óleo. Su reputación crecía y los encargos aumentaban. Se dice que su talento era tal, que Verocchio decidió ya no pintar más. A la edad de 30 años, movido por la búsqueda de nuevos retos y mejores ingresos, se trasladó a Milán, donde entro al servicio de Ludovico Sforza, duque de Milán y embajador de Florencia. Leonardo había escrito una carta al duque en la que ofrecía sus servicios como pintor, escultor y arquitecto, además de ingeniero, inventor e hidráulico. Afirmaba que podía construir puentes portátiles, que conocía las técnicas para realizar bombardeos, construir barcos y vehículos acorazados, cañones, catapultas y otras máquinas de guerra. Así, permaneció durante 17 años en esa ciudad, trabajando en proyectos de todo tipo, tanto artísticos como científicos, en los que el deseo de experimentar era su principal objetivo. Las principales preocupaciones de Da Vinci se centraban en las leyes de movimiento y propulsión. Sus esfuerzos estaban depositados en el estudio de la ingeniería militar donde desarrollo métodos para disparar catapultas y desviar ríos, sirviendo al Duque como ingeniero y arquitecto en sus numerosas empresas militares. Incluso también fue músico y organizador de fiestas, inventando ingeniosos mecanismos para los espectáculos teatrales, torneos y festivales del Duque. Sin embargo, esta dedicación hacia el duque, no le impedía realizar ocasionales encargos artísticos para Florencia, que frecuentemente dejaba inacabados, ya que lo absorbían sus múltiples intereses. Estudió a Euclides con el matemático italiano Luca Pacioli y lo ayudó en su célebre obra "La Divina Proporción". También empezó a explorar los principios del vuelo humano y continuó sus estudios de anatomía. Su estudio en Milán estaba lleno de actividad con sus aprendices y estudiantes, para los cuales escribió los textos que más tarde agruparía en su "Tratado de la Pintura". Su obra más importante del periodo milanés son las dos versiones de la "Virgen de las Rocas", donde aplica el esquema de composición triangular que encierra a la Virgen, el Niño, San Juan y el Ángel, y por otro lado, utiliza por primera vez la técnica del sfumato.A su vez, durante dos años trabajó en su obra maestra "La Última Cena", pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie, en la que recrea un tema tradicional de manera completamente nueva. En lugar de mostrar a los doce Apóstoles aislados, los presenta agrupados de tres en tres, dentro de una dinámica composición. Sin embargo, su empleo experimental del óleo sobre yeso seco provocó problemas técnicos que condujeron a su rápido deterioro tres años después. Desde 1726 se llevaron a cabo intentos fallidos de restauración y la pintura resistió a varias guerras, incluyendo los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. A fines de los setenta, se inició un programa de restauración de la obra, haciendo uso de las más modernas tecnologías, dando lugar a ciertas mejoras. Aunque la mayor parte de la superficie original se ha perdido, la grandiosidad de la composición y la penetración fisonómica y psicológica de los personajes dan una vaga visión de su pasado esplendor. Durante su larga estancia en Milán, Da Vinci realizó otras pinturas y dibujos, la mayoría de los cuales no se conservan; escenografías teatrales, dibujos arquitectónicos y modelos para la cúpula de la Catedral de la ciudad. Ahora bien, su mayor encargo fue el monumento ecuestre en bronce a tamaño colosal de Francesco Sforza, padre de Ludovico, para su ubicación en el patio del castillo Sforzesco, en la que Leonardo trabajó durante 16 años. Sin embargo, en diciembre de 1499, la familia Sforza fue expulsada de Milán por las tropas francesas. Leonardo dejó la estatua inacabada y ésta fue destruida por los arqueros franceses. Ante la invasión de Milán por las tropas de Francia, Da Vinci regresa a Florencia y comienza a desempeñarse como ingeniero militar. No obstante, también continuó sus estudios en anatomía realizando múltiples disecciones, mejorando y perfeccionándose. Luego, viajó un año a Roma y entró al servicio de César Borgia, hijo del Papa Alejandro Sexto. En este lugar realizo trabajos como arquitecto e ingeniero mayor de Borgia. En este sentido, Leonardo supervisó las obras en las fortalezas de los territorios papales del centro de Italia, viajó con su ejército y diseñó un puente para cruzar el golfo de Estambul (que no llegó a construirse) pero que hoy en día es considerado perfectamente viable por los ingenieros modernos. A su vez, fue miembro de la comisión de artistas encargados de decidir sobre el adecuado emplazamiento del David de Miguel Ángel en Florencia. Además ejerció como ingeniero en la guerra de esta ciudad contra Pisa y conoció a Maquiavelo, autor de "El Príncipe", quien lo ayudó a conseguir el encargo de pintar "La Batalla de Anghiani". Durante su segundo periodo florentino, pintó varios retratos, pero el único que se ha conservado es el de la "Mona Lisa", el más famoso de toda la historia de la pintura, también conocido como "La Gioconda". Esta pintura recibe esta denominación al identificarse a la modelo del retrato como Lisa Gherardini, la esposa de Francesco del Giocondo. Sin embargo, se han construido varias hipótesis sobre su verdadera identidad, incluyendo la teoría de que es un autorretrato del artista. Esta obra maestra de Da Vinci contiene una serie de innovaciones técnicas como el sfumato y el claroscuro, además de la enigmática sonrisa de la retratada. Incluso, muchos expresan que Leonardo sentía una gran predilección por esta pintura, ya que la llevaba consigo en todos sus viajes. Luego regresó a Milán, en donde fue nombrado pintor de la corte de Luis XIII de Francia, quien residía por entonces en esa ciudad italiana. Allí, trabajó como pintor e ingeniero. Además, en esta época retomó sus estudios de anatomía, urbanismo, óptica e ingeniería hidráulica. Durante seis años, Leonardo organizó su vida entre Milán y Florencia, donde a menudo visitaba a sus hermanastros y hermanastras, quienes (para su infortunio) crearon un artilugio para dejarlo sin herencia a la muerte de su padre. Sin embargo, tras la muerte de un tío muy querido, Da Vinci logró evadir las artimañas de sus medios hermanos, y obtuvo tierras y dinero como parte de la herencia que le correspondía. Luego se establecio por tres años en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Médicis, pariente del Papa León Diez. Por ese entonces, se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, residencia del Papa, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. La única prohibición que le impuso el Papa para sus estudios en anatomía y fisiología humana fue disecar cadáveres, lo que limitaba considerablemente las investigaciones. Aunque apartado de la bulliciosa vida social y artística del Vaticano, dominada por Rafael y sus seguidores, era reconocido y honrado por sus logros. A la muerte de Giuliano de Medici, aceptó la invitación del Rey Francisco I de Francia para trasladarse a su corte de Fontainebleu, donde se desempeñaría como "Primer Pintor, Ingeniero y Arquitecto del Reino", dedicándose también a realizar estudios arquitectónicos para los castillos reales. El rey de Francia era un incondicional admirador de Leonardo, quien había diseñado para su coronación un asombroso león mecánico, por lo que le proporcionó todas las comodidades y lujos posibles. En sus últimos años vivió en el castillo de Cloux, donde murió el 2 de mayo de 1519, a los 67 años, en brazos del propio Rey de Francia (según cuenta la leyenda). Fue enterrado en la Iglesia de San Valentín en Amboise. En su testamento, legó todos sus manuscritos, dibujos, instrumentos, libros, ropa y dinero a su alumno favorito, Francesco Melzi. A otro discípulo, Salai, le dejó las pinturas que conservaba en su estudio, incluyendo la "Mona Lisa", que posteriormente fue comprada por el Rey Francisco I en doce mil francos. Da Vinci dejó un proyecto inacabado, que realizó para un “Tratado de la Pintura”, quien fue recogido por Melzi. No obstante, este joven aprendiz, no supo como ordenarlo ni tuvo los recaudos necesarios para conservarlo para su publicación. Tras la muerte de Francesco Melzi, la herencia de Leonardo comenzó a dispersarse entre los herederos del fiel discípulo. Sin embargo, éstos ignoraban la importancia de lo que habían heredado, lo que los llevó a almacenar los dibujos y manuscritos de Leonardo en un desván, regalando o vendiendo muy baratas algunas partes a amigos y coleccionistas. Al cabo de los años, se consiguió una edición provisional, desordenada, sin coherencia, pero que progresivamente se trató de completar para dar una orientación general de las ideas que ocuparon a Leonardo toda su vida: la pintura, la arquitectura, el cuerpo humano y la botánica. Actualmente, los dibujos y manuscritos de Leonardo están divididos en diez diferentes códices, que se conservan en distintos museos de Londres, Milán, Turín, París y Madrid, así como uno en la colección particular del magnate Bill Gates, por el cual pagó recientemente 30 millones de dólares. Da Vinci dejó una sere de legados, aunque dejó gran parte de su producción pictórica inacabada, fue un artista extremadamente innovador e influyente. En consideración con su legado pictórico se señala que al comienzo de su trayectoria su estilo era similar al de Verrocchio, pero poco a poco evolucionó hacia un estilo más libre, de modelado más suave, en el que incluyó efectos atmosféricos. Además representó una ruptura con los modelos universales establecidos durante el Quattrocento. En este sentido, se opuso al concepto de "belleza" ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. Contempló la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte. Su dominio del color y la atmósfera le hizo ser el primero en pintar el aire. La perspectiva aérea o atmosférica, como hoy se conoce, es una característica inconfundible de su obra, en especial de los paisajes, al considerar que la distancia se llenaba con aire y que éste hacía que los objetos lejanos perdieran nitidez y se vieran azulados. Su producción estuvo marcada por el claroscuro, la técnica de modelar las formas a través del contraste de luces y sombras, así como el sfumato, la técnica con la que difumina los contornos, consiguiendo así la perspectiva atmosférica en sus paisajes. También se destaca su faceta como dibujante, conservándose una gran cantidad de apuntes, que revelan su perfección técnica y su maestría en el estudio de las anatomías humana, de animales y plantas. Probablemente su dibujo más famoso sea su "Autorretrato de Anciano". En su estudio conocido como "El Hombre de Vitrubio", Da Vinci realizó una visión del Hombre como centro del Universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base toda la arquitectura clásica, mientras que el uso del ángulo de 90 grados y la simetría son bases grecolatinas de la arquitectura. En este estudio anatómico buscó la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza, la famosa "proporción áurea", siguiendo los estudios del arquitecto romano Vitrubio, quien vivió en el siglo I a. C. "El Hombre de Vitrubio" es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo. Trataba de expresar el lugar de la Humanidad en el "plan global de las cosas". Para Leonardo, el Hombre era el modelo del Universo y lo más importante era vincularlo con la naturaleza. A su vez, su obra pictórica es muy escasa y discutida. Una constante del artista fue el abandono sistemático de los proyectos que se le encargaban, por muchas medidas que tomaran los clientes mediante contratos y cláusulas de todo tipo. Él mismo no se definía como pintor, sino como ingeniero y arquitecto, incluso como escultor. Sin embargo, su prestigio en vida alcanzó grandes dimensiones, siendo alojado y admirado, como hemos visto, por la realeza y el mismo Papa. Ahora bien, como ninguno de los proyectos escultóricos de Da Vinci fueron finalizados, el conocimiento de su arte tridimensional se dificulta en estas obras y sólo puede realizarse a través de sus dibujos. Incluso, lo mismo ocurre con su arquitectura, sus trazos arquitectónicos muestran maestría en la composición, claridad de expresión y un dominio de la antigüedad romana. Leonardo vivió en una época en la que el estudio de los clásicos estaba en plena vigencia; sin embargo, tuvo dificultades intentando aprender latín y griego, los idiomas cultos y la llave de acceso a la cultura filosófica neoplatónica que dominaba Italia y parte de Europa. Escribió la mayor parte de sus escritos en toscano, un dialecto florentino. Además, escribía al revés, de derecha a izquierda, pudiendo leerse su escritura solamente vista a través de un espejo. La explicación más aceptada acerca de su escritura es que, como era zurdo, se le dificultaba escribir de izquierda a derecha sin que se embarrara la tinta. Sólo cuando escribía una carta u otro texto para alguien más, lo hacía normalmente. Sin embargo, al final de su vida, ser zurdo resultó considerablemente ventajoso, ya que sufrió una parálisis en el brazo derecho que le impedía pintar, sin embargo, Da Vinci pudo continuar dibujando y escribiendo sin problemas con su mano izquierda. Su vida personal es en gran parte un misterio; apenas han llegado indicaciones acerca de sus costumbres, gustos o defectos. Se sabe que era estrictamente vegetariano, por sus cartas y escritos sobre anatomía, en los que llama a los omnívoros "devoradores de cadáveres". Se dice que compraba animales enjaulados y los liberaba. A su vez, parece bastante probado que Leonardo era homosexual, que sufrió persecución por este hecho y que estuvo a punto de enfrentarse a la Inquisición. Sus protectores consiguieron siempre que eludiera el juicio público, que en otros casos terminaba con la quema en la hoguera de los supuestamente culpables. En cualquier caso, permaneció soltero y sin hijos. Tras su muerte, Leonardo se convirtió en el paradigma del "hombre del Renacimiento", dedicado a múltiples investigaciones científicas y artísticas. Un creador en todas las ramas del arte, un descubridor en la mayoría de los campos de la ciencia, un innovador en el terreno tecnológico, Leonardo merece por ello el título de Homo Universalis. En este sentido, fue pintor, escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, geólogo, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, músico, astrónomo y urbanista. En cada una de estas facetas sus capacidades asombraron a sus contemporáneos. Tenía una excelente voz como cantante y era un virtuoso ejecutante de la lira, pero tan fuerte que era capaz de doblar con los dedos la herradura de un caballo. Se dice que era muy guapo, por lo que sirvió de modelo, cuando era joven, para el David de Verrocchio y, de viejo, para el Platón de Rafael. Su genio se debió a su insaciable curiosidad y a su sentido intuitivo de las leyes de la naturaleza, cuyos misterios intentó descubrir. Sus contribuciones a la ciencia y la tecnología son legendarias. Se considera a Da Vinci como el prototipo del hombre del Renacimiento, mediante su obra y su vida cultivó el arte, el pensamiento, la ciencia y la tecnología, ayudando a llevar a un mundo teocéntrico al camino de la razón, la ciencia, el aprendizaje y la tolerancia. Sus consideraciones revelaban que aspiraba al conocimiento total, globalizante, pero no pretendía llegar a él por el camino de la revelación, como los escolásticos y los teólogos de los siglos precedentes, ni tampoco se confió a ciegas a la autoridad de los autores clásicos, como hicieron muchos hombres de su tiempo. Se definía como un "hombre iletrado", porque ignoraba el latín. Cuando era niño le enseñaron simplemente a leer, escribir y a realizar cuentas. Aprendió el latín en su madurez por sus propios medios, este lenguaje constituía la única vía de acceso en esos momentos a los estudios humanistas. Incluso su encuentro con los conocimientos matemáticos también fueron en su etapa adulta, cuando los consideró necesarios para seguir avanzando en sus investigaciones. Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experimental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase sobre él y de que Galileo lo pusiera en práctica. Dijo que la verdadera ciencia se basa en la observación y que si pudiera aplicarse a ella el razonamiento matemático, podría lograrse mayor certeza, lo que hoy en día es uno de los pasos fundamentales del método científico. En sus cuadernos, dejó constancia de la importancia que concedía al método en la investigación, adelantándose a autores de la Modernidad como Descartes. Se puede observar que los preceptos que establece en su método en nada difieren de las modernas definiciones que hoy utilizamos para hablar del método científico. Teniendo en cuenta lo precedentemente expresado, se transcriben algunos fragmentos de su pensamiento póstumo: "Al abordar un problema científico, dispongo primero diversos experimentos, ya que pretendo determinar el problema de acuerdo con la experiencia, mostrando luego por qué los cuerpos se ven obligados a actuar de ese modo. Ese es el método que hay que seguir en todas las investigaciones sobre los fenómenos de la Naturaleza". "Hemos de consultar a la experiencia en una diversidad de casos y circunstancias, hasta que podamos extraer de ellos una regla general que en ellos se contenga. ¿Para qué son útiles estas reglas? Nos conducen a ulteriores investigaciones sobre la Naturaleza y a las creaciones artísticas. Nos impiden engañarnos a nosotros mismos o a los demás, prometiéndonos resultados que no se pueden conseguir". "Muchos pensarán que tienen motivo para reprocharme, diciendo que mis pruebas contradicen la autoridad de ciertos hombres tenidos en gran estima por sus inexperimentadas teorías, sin considerar que mis obras son el resultado de la experiencia simple y llana, que es la verdadera maestra". "No existen conocimientos más elevados o más bajos, sino un conocimiento único que emana de la experimentación". Así, Da Vinci consideraba a la mecánica como la más noble de las ciencias, puesto que por medio de ella realizan sus acciones todos los cuerpos que poseen movimiento. En este sentido, previó el principio de la inercia –que después Galileo demostró experimentalmente– y demostró la ley de la palanca por el método de las velocidades virtuales, un principio que ya enunciaba Aristóteles y utilizó más tarde Galileo. Incluso, se interesó por la hidrodinámica, estudiando las corrientes de agua y la propagación de las olas sobre la superficie. Sus estudios versaron sobre las olas en el agua, las ondas del aire y las leyes del sonido, adelantándose a la moderna teoría ondulatoria de la luz. En el campo de la astronomía, afirmó que la Tierra es uno de tantos astros y que refleja la luz del Sol igual que la Luna. Acercándose a consideraciones geológicas y geográficas explicó que nuestro planeta lleva grabadas las huellas de su historia, anteriormente a toda reseña escrita. Los fósiles que se encuentran en las altas montañas continentales se produjeron en el agua del mar. De esta forma expresó que han tenido que producirse cambios en la corteza de la Tierra: “tienen que haberse levantado las montañas para ocupar nuevas posiciones”. Para estas conclucsiones se sirvió de conchas marinas encontradas tierra adentro para apoyar la teoría de Alberto de Sajonia sobre la formación de las montañas. Ahora bien, en su condición de dibujante, pintor y escultor, Leonardo llegó a investigar intensamente la anatomía humana. Desafiando la tradición eclesiástica, se procuró muchos cuerpos, que luego diseccionaba, haciendo unos dibujos anatómicos que, aparte de su exactitud, constituyen verdaderas obras de arte. Además, descubrió cómo la sangre recorre constantemente todo el cuerpo humano, llevando el alimento a cada una de sus partes y retirando los deshechos, adelantándose así al descubrimiento de Harvey sobre la circulación de la sangre. Estudió los músculos del corazón e hizo dibujos de las válvulas que parecen demostrar que conoció su funcionamiento. Por otra parte, en sus investigaciones urbanísticas, realizó un plano del sistema de desagües de una ciudad modelo y la construcción de ésta en dos niveles: uno para peatones y otro para vehículos. Por la calle superior no debería pasar ningún vehículo; para los carros y las cargas estaba reservada la calle inferior. En esta ciudad diseñó edificios públicos, como iglesias o el ayuntamiento e incluyó estudios concretos sobre el sistema de escaleras y las instalaciones de calefacción. Su fascinación por la maquinaria lo llevó a estudiarlas desde muy joven, ya siendo aprendiz en el estudio de Verocchio. A partir de estas observaciones, obtuvo un conocimiento práctico acerca de su diseño y estructura. Algunos de sus primeros dibujos muestran cómo trabajaban las partes de diversas máquinas. La inquietud de conocimiento que caracterizaba a Da Vinci fue beneficiada además por su talento como ilustrador, que le permitió materializar sus ideas mecánicas con claridad excepcional. Quinientos años después, muchos de sus dibujos pueden ser usados fácilmente como planos para crear modelos perfectamente funcionales. Dentro de sus tantas investigaciones incluya también la ingeniería donde desarrolló los principios del vuelo, realizando más de 100 dibujos que ilustraban sus teorías. Hizo un diseño para la fabricación de una máquina voladora, el orintóptero, un modelo dotado de alas giratorias equipado con amortiguadores para conseguir un suave aterrizaje. Aunque nunca se construyó, el helicóptero moderno está basado en ese concepto. El primer paracaídas fue diseñado por Leonardo da Vinci, quien estaba convencido de su utilidad para cuando se construyeran las máquinas voladoras. Entre sus inventos también cuentan las máquinas de guerra tales como el tanque blindado, dotado de una coraza en forma de cono, las embarcaciones sumergibles o submarinos, los trajes y equipo de aire para buzos de combate, fusiles de repetición, granadas y morteros. Aunque Leonardo aborrecía la guerra, a la que llamó "locura bestial", no podía sustraerse a ésta, ya que en su época Italia estaba constantemente en guerras entre los distintos estados. También fue precursor de los modales civilizados –que se conocería en las cortes del siglo XVII– En este sentido, introdujo el uso de la servilleta en la mesa, considerando que se trataba de una medida higiénica y práctica, aunque fue adoptada plenamente tiempo después. Son muchos los inventos atribuidos a Leonardo, desde un vehículo automóvil hasta el común rallador de pan, pasando por una práctica sierra para mármol, una máquina para fabricar cuerdas, modernas puertas de batientes para las esclusas, una máquina para pulir espejos, una grúa móvil que facilitaría las labores de construcción, consiguiendo elevar pesadas cargas y una excavadora flotante, que pretendía conseguir que los ríos fueran navegables. Sin embargo, ninguno de estos inventos pasó del estadio del diseño, ni fue utilizado, a pesar de que Leonardo no solo diseñaba extraordinarias máquinas, sino que también se ocupaba de resolver todos y cada uno de los problemas relacionados con la construcción de las mismas. La gran mayoría de sus inventos se adelantaron cientos de años a su tiempo. Mas allá de que Da Vinci no plasmo en un libro sus diferentes inventos y ramas de trabajos, es indudable que ejercio un gran influjo sobre los contemporáneos. Como amigo de príncipes y estadistas, llegó a conocer también a todos los principales sabios de su tiempo. Es indiscutible que, a través de ellos, se salvaron algunas de sus ideas, que años después contribuirían a promover el nuevo desarrollo de la ciencia. Si tuviéramos que elegir un representante que encarnase en sí el verdadero espíritu del Renacimiento, habríamos de escoger la figura de Leonardo da Vinci. En la actualidad, todas las obras del genio italiano Leonardo da Vinci aparecen reunidas en un libro único que permite un acercamiento a su prolífica creación, que no es posible en ningún museo del mundo. Es el más completo que se ha editado hasta ahora sobre su obra pictórica y gráfica, un tomo de lujo que ya ha sido traducido del alemán a varios idiomas, entre ellos el español. Esta obra ha sido publicada bajo el título "Leonardo da Vinci. Todas las Pinturas y Dibujos", el libro fue presentado por primera vez al público el pasado 5 de abril en el Museo de Bellas Artes de Viena. La misma cuenta con 850 reproducciones en color, así como numerosas ampliaciones de detalles de sus cuadros, comprende un catálogo completo de todas las obras de da Vinci, incluyendo las últimas investigaciones e información sobre el estado actual de cada una de ellas. Esta edición revela la genialidad de Leonardo y fascina con figuras humanas, animales, monstruos, rostros de gestos grotescos, detallados estudios anatómicos y visiones entonces futuristas de armas y artefactos técnicos para volar. Los autores que construyeron tamaño proyecto, se basan en una convicción: Leonardo Da Vinci prácticamente nunca hizo nada que no pueda comprender cualquier persona con un nivel de formación medio. Aunque el libro acercará a Leonardo a un amplio público, los editores reconocen estar preocupados por lo que consideran su única desventaja: su formato y peso. El gigantesco volumen mide 29 por 44 centímetros y, con casi 700 páginas, pesa ¡diez kilos y medio! No sólo es imposible leer el enorme libro en el metro, también el lector tendrá algunos problemas en su propio hogar, pues difícilmente podrá tumbarse cómodamente con él en un sofá, pero sin duda, valdrá la pena conocerlo.
Tomado de: http://www.tuprofesorvirtual.com

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