Por: Fernando Facchin B. - ffacchinb@gmail.com - “Difícil es templar en el poder a los que por ambición simularon ser probos” - Salustio - Adán Chávez ha declarado: “…conscientes de los peligros que nos acechan y seguros de que el enemigo no descansa: no podemos olvidar otros métodos de lucha". Citando al guerrillero Che Guevara dijo: "Sería imperdonable limitarse tan sólo a lo electoral y no ver otros métodos, incluso la lucha armada, para obtener el poder". De tal manera que, por una parte, Adán Chávez reconoce que el gobierno está perdido y por la otra, ante la desesperación que ello produce, invoca delitos de traición a la patria. Sus declaraciones son un atentado contra la institucionalidad del país y están enmarcadas en los delitos contenidos en los artículos 128, 129, 132 del Código Penal. La Apología del Delito, es una instigación (in)directa a delinquir y consiste en el hecho de excitar públicamente a la desobediencia de la leyes, al odio entre las personas e incitar al uso de la lucha armada para mantener el poder, ese es el llamado de Adán Chávez, ante la debilidad política del régimen y la consecuente decadencia de la dictadura chavista, en definitiva, la Apología del Delito, configura una actitud punible por parte del apologista por cuanto con su conducta instiga a la violencia fratricida. El penalista francés R. Garraud ha dicho: “La apología del delito perturba y pierde las conciencias, hace creer legítimo aquello que es ilegítimo, enseña a rebelarse contra la ley, hace considerar a los culpables como víctimas:” La apología es un delito que ofende al orden público, entendido éste como “la tranquilidad y confianza en el seguro desenvolvimiento pacífico de la vida civil”. La instigación de Adán Chávez ofende la conciencia ciudadana y es un delito de traición a la patria. La celestina impunidad rojita, no sancionará el llamado de Adán a la lucha armada, tenemos una justicia mediatizada al poder político para así mantener un control abusivo para hostigar a la sociedad entera bajo la premisa de que quien no sea activista de las ideas revolucionarias no tiene ideas y no merece respeto, éstas son expresiones anómicas que pretenden llevarnos a una anarquía social, donde no se presentan opciones sino desesperanza y nos exponemos al riesgo de un orden que venga impuesto desde afuera o por la vía de lucha armada, el irrespeto a los derechos constitucionales y humanos, producirá un estallido social, un golpe social ante la ceguera política de la clase autocrática. Por primera vez en la historia de Venezuela desde las altas esferas del poder se comete impunemente tamaño desafuero delictivo y ante ese ladrido de perro rabioso, tenemos un Poder Moral que carece de códigos morales y enerva el principio bolivariano que lo inspiró, ese poder amoral cobija la corrupción, la impunidad, la incuria, la incitación al odio y todo acto inmoral que vaya contra el respeto y la supervivencia humana, cobija descaradamente las transgresiones oficialistas que hacen apología del delito, ello nos lleva, en forma gradual, a la desintegración del país, lo que el noble pueblo venezolano no va a permitir bajo ningún concepto. El enemigo a vencer es de poca monta, el miedo lo ahoga. Las balandronadas de matón de barrio, son prueba fehaciente que hemos trazado una clara línea de unidad en demarcación precisa entre el vandalismo oficial y la sociedad democrática; la descalificación y la amenaza quieren decir que hemos alcanzado grandes logros en nuestra tarea política de rescate del país de las garras infames del chavismo y no olvidemos que la historia de la izquierda trasnochada y de los movimientos transformadores, revolucionarios, está llena de divisiones, disputas, escisiones, fracturas y peleas internas, está repleta de personajes "siniestros" y abundan los personalismos, protagonismos, autoritarismos, sectarismos, dogmatismos, cainismos y revanchismos. Vamos todos por Venezuela.
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