Por: Eduardo López Sandoval - eduardolopezsandoval@yahoo.es
O de policías que roban, o de militares de miedo que masacran a civiles rendidos y a los paramilitares que llevaron para repartir la cobardía, o índices económicos que no indican: gajes del oficio de revolucionario cuño.
Hoy hablaremos de la creación de un instrumento de medición, que lo manejemos nosotros, los ciudadanos pedestres y campestres; que no pase por las intermediaciones de la dupla del Gobierno-MUD; un índice macroeconómico, o mejor micro… O más bien no, nada de eso,… ni siquiera es económico, quizás sea el índice delictivo de los funcionarios públicos de confianza, de los más altos jerarcas del Poseso.
La propuesta medirá la honestidad de los funcionarios a cargo de la policía del Gobierno, que es la ética del Gobierno todo, este índice se proyectará desde la honestidad de los funcionarios encargados de la custodia de los presos, que es el HIP, por sus siglas en castellano, el Índice de Honestidad de los Custodios de los Privados de Libertad, -o más bien de Presos para ahorrar tinta. Se calculará el HIP de Venezuela y lo compararemos como en un espejo con el HIP de los EEUU, no porque sea el Imperio, es porque es el lugar del que se conoce la mayor información, más que de la propia Venezuela. Nos hubiera gustado compararnos con los países que ocupan los cinco primeros lugares en el ranking mundial de Índices de Felicidad, que son Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia, pero nuestro índice no aplica en estos países, en éstos las cárceles son especies en extinción, las están cerrando por falta de presos…
¿Cómo es el HIP de Venezuela en comparación con ese índice de los EEUU? El HIP se mide por la cantidad de ciudadanos que son condenados a estar bajo las rejas, en relación con los que se fugan en un tiempo determinado. El análisis de este frío número lo acompañan los investigadores con la medición de la inversión que efectivamente hacen ambos Estados en seguridad,
también se relacionarán las fugas con el castigo que reciben los funcionarios encargados de la custodia, que la fuga haya ocurrido durante su guardia. Un índice complementario, que nos revelará la calidad de ambos gobiernos, lo constituye la relación entre el número de fugas con el número de capturas exitosas.
Los estudios preliminares permiten que se evidencie que en este aspecto, –el de las fugas–, los EEUU muestra supremo grado de atraso, incomparable con los niveles perfeccionados de fugas con que se avanza en este país suramericano, bien pudiéramos adelantar que en este aspecto Venezuela es un país desarrollado, donde se manejan los más adelantados y eficientes métodos de fuga.
Las fugas en los EEUU las realizan con los métodos más rupestres y atrasados, como por ejemplo, la fuga de los presos Richard Matt y David Sweat de la cárcel Correccional del Estado de Nueva York, que cumplían condena por asesinato: “para lograr su objeto utilizaron herramientas mecánicas para perforar la pared de acero que separaba sus celdas de los pasillos internos de la cárcel. Una vez en ellos, utilizaron túneles de ventilación subterráneos para llegar a una alcantarilla”, (La red dixit). De esta palabreja, alcantarilla, con la que termina la cita, concluimos: es negado imaginarse que los custodios de los fugados de las cárceles de esta Revolución Bolivariana puedan colocar a los privados de libertad en la inhumana posición de “llegar a una alcantarilla”. La fuga de nuestros autóctonos presos debe catalogarse como una fuga cinco estrellas, Poseso mediante.
Es indefectible, el final de las fugas en Venezuela es feliz, bien diferente a lo que pasa en países que están lejos de las fugas de quinta generación que hemos logrado en Venezuela.
En el subdesarrollado EEUU, la fuga en comento terminó así: la “búsqueda ha llegado a su fin hoy, tras la muerte a tiros de Matt el viernes y la captura de Sweat este domingo”, bien diferente a nuestros fugados, llámese Carmona Estanga, Carlos Ortega o Antonio Ledezma.
El estudio de otras grandes fugas en Estados Unidos permite concluir a esta investigación científica que los logros de sus fugas son exagerados, para quizás venderlas en Hollywood; la propia prensa nos revela que, “dos prisioneros de una cárcel del estado de Nueva Jersey se escaparon utilizando la manivela de una tubería y otras pequeñas herramientas improvisadas. Fueron capturados un mes después de su fuga.” Final predecible e infeliz, con más penas que gloria.
Otro: “en una prisión estatal de Ohio un recluso se fugó utilizando una escalera de casi cuatro metros que él mismo confeccionó utilizando muebles viejos y piezas sueltas en una habitación de la prisión. T.J. Lane, de 20 años, fue capturado a las seis horas de su fuga en una zona de bosque contigua al centro penitenciario.” Se repite lo burdo de los métodos de escape y el infeliz final.
Otros, no obstante, han alargado un tanto más la felicidad de la fuga. Se cuenta que: “Ralph Phillips, alias Bucky, se escapó de una prisión del estado de Nueva York. Empleó un abrelatas para perforar el techo de la cocina de la cárcel y se escapó por el tejado. Tras cinco meses de fuga, en los cuales mató a un policía, fue capturado al rendirse en el estado de Pennsylvania.” Se repite el infeliz final, que no puede ser comparado ni remotamente con la felicidad de los fugados de la Venezuela bolivariana y revolucionaria.
El país con el que se compara a Venezuela en este estudio, los EEUU, cuenta con pocas excepciones en los logros en cuanto a las fugas se refiere, como peregrino ejemplo este atrasado país cuenta con la por demás trillada fuga de la cárcel de Alcatraz, en San Francisco, en el año 1962. En ésta se repiten los métodos campesinos, en ella los hermanos John y Clarence Anglin y Frank Morris cavaron agujeros en sus respectivas celdas con cucharas durante un año.” (Se imaginan lo anticuado, un año con una cuchara, en ese tiempo, con la tecnología venezolana, Antonio Ledezma bien podría llegar a Marte y regresar). Los presos escapados de la isla de Alcatraz no dieron felices ruedas de prensa como los fugados venezolanos; nunca fueron encontrados, ni sus cadáveres, muchos concluyen que murieron arrastrados por las corrientes esa noche. Final infeliz.
No más comentarios acerca de lo atrasado que es el país del Norte en lo referido a la tecnología de las fugas del siglo XXI. El presente sólo ha pretendido ser el escrito de presentación de los estudios científicos que están desarrollándose…
Otra de las líneas de investigación que intenta agotar el estudio que este primer esbozo le presenta al público lector, es la dimensión de los pagos que reciben los funcionarios por las fugas. Las primeras observaciones indican que los pagos son altos, los reciben los militares con mayor cantidad de gemillas de colores en el pecho y más acabados faralaos en los hombros… y en dólares. Lo que pudiera entender un desprevenido científico, que siga el método espejo, de contrastar una realidad estudiada con la otra, que está al frente, como en un espejo, es que los funcionarios encargados de la custodia en los EEUU, reciban dádivas en bolívares, cuestión que los estudios niegan… noticia en desarrollo… seguiremos informando.