Por: Xpecialist - Estimados Amigos: Durante estos días nuestra indignación por lo que sucede en Venezuela se sentirá “exponencialmente” acrecentada por la celebración de los trece años de arribo al poder del venezolano más nefasto de la historia patria. Con cada festín de los sátrapas que se realice para conmemorar tal fatalidad, sentiremos como se sigue desgarrando nuestra nación, en todos los aspectos posibles. Esta tragicomedia nacional en su capítulo de febrero presentará al menos tres actos: Primer acto el día dos, segundo acto el cuatro y un tercer acto el doce (este último con actores distintos pero parte fundamental de la misma obra y la misma compañía teatral).
No vamos a ganar en Octubre. De hecho, si la vía que se sigue asumiendo es electoral, ni siquiera tenemos un mes o un año de posible triunfo. Y digo que “no vamos a ganar” –incluyéndome- en primer lugar porque para pensar que “si se puede” tendría que sentirme parte del reparto de este acto y representado por al menos uno de los posibles candidatos. Tendría que creer en su probidad y en su plan. Tendría que confiar en que no habrá fraude o que aún si lo hubiese se le puede superar. No siendo así, ¿cómo puedo expresar que “vamos” a ganar”?. Y en esto quiero extenderme: No puedo obviar lo que conozco de cada uno de los precandidatos y lo que sé de quienes están detrás, se haya comentado o no.
En el caso del dueto Capriles-López, es notoria la ausencia de un plan viable de nación. Creer (o hacer creer que se cree) en la posibilidad de un gobierno con un poder ejecutivo lo suficientemente fuerte como para funcionar con los actuales poderes públicos es absurdo, por lo cual, quien haga el ejercicio de pensar en esto siquiera por unos segundos, llegará a la conclusión de que hay un plan con muy oscuras aristas y superficies que se ha urdido sin siquiera la intervención como oyentes de este par de mequetrefes. Sigan una orden, hablen de “hay un camino” y ya, no piensen, no improvisen, solo sigan actuando de acuerdo al guión… y buena parte de la población siguiendo el acto con un aplauso permanente que ojalá fuese por fuera, pues también va por dentro y eso es más patético al fin. Tanto el Grupo Polar como el Cisneros está absolutamente al tanto –y con detalles- de todas y cada una de las formas de fraude que el régimen ha aplicado y aplicará sin ningún pudor en Octubre. Saben que es imposible ganarle a Chávez con el actual sistema de votación y con ese CNE. Saben que es imposible que por el solo hecho de desearlo la mayoría de los venezolanos y por la vía electoral se pueda desmontar un sistema interconectado de narcotráfico, robo descarado y control de la población. Lo saben. No nos caigamos a mentiras. Lo saben y lo sabemos. Pero acá todos seguimos como el avestruz: no solo con la cabeza en un hueco, sino con el culo expuesto. “Bienaventurados los tibios, porque cuando los vomita Dios, son el soporte de la corporación”.
La situación con Pablo Pérez es tan miserable como la anterior, solo que detrás de esta marioneta no están los grandes grupos económicos, sino los partidistas, de los que negocian no su empresa sino el puesto, el contrato y el “déjame seguir libando este añejo por un tiempito más”… “Bienaventurados los que se auto engañan o viven en la ignorancia, porque de ellos es el reino de la pobreza, y son pilares de los partidos y de la revolución”.
A María Corina le admiro la valentía no solo de haberle dicho lo ya conocido a Chávez, sino el final de la carta a Castro. Esa amenaza no tan velada, aunque hay quien insista en verla como parte del espectáculo electoral que comenzó con su intervención en la Asamblea, no puede menospreciarse, no puede negarse su valor histórico, expresivo y –mucho menos- su impacto en el ánimo de los venezolanos. Pero me pregunto -como muchos, sin duda- ¿cómo podría ella enfrentarse al panorama actual de la nación tomando como soporte el documento que firmó con los otros de la MUD? No dejen que se los cuenten o solo lean las opiniones: ¡Lean esa vaina! ¡Es una simple carta de intenciones para un país que no existe más! Total y absolutamente desvinculado de nuestra realidad. Cómo si asumiese sin ningún problema que éste es un régimen legítimo y derrotable tanto electoralmente como en el ejercicio de gobierno de una nación, dispuesto a entregar el poder en toda instancia tan solo porque así lo desea el pueblo venezolano. “Bienaventurados los eternos soñadores, porque de ellos es el reino de las nubes y el rocío mañanero. Ellos son los bastiones de un futuro incierto”
Diego Arria. Sin ninguna duda, con el que más podría identificarme. En primer lugar porque siendo consecuente con el plan ofrecido a los venezolanos, no firmó el panfleto de la MUD. Su propuesta no solo es lo que necesariamente tendrá que hacerse al salir de éste régimen (sea en Octubre o no), sino que se sustenta en el reconocimiento de la actual realidad económica, política y social de Venezuela. Dijo, cuando expuso las razones para no refrendar el citado documento, que ya bastante había cedido al aceptar someterse a unas elecciones primarias controladas por el CNE. Cierto. Pero he acá que, aunque me gusta la meta, no comparto las condiciones del punto de partida en sus dos vertientes: aceptación de las primarias regidas por el CNE y aceptación implícita a someterse a una elección presidencial con las condiciones actualmente establecidas. Sin embargo, en justicia, debo decir que lo segundo está por verse. Lo explico: Arria conoce ampliamente –como los demás- las razones por las cuales es imposible ganarle electoralmente a Chávez. La derrota posible a Chávez – y al chavismo con él o sin él- es pre-electoral o, claramente, no-electoral. Este panorama también es conocido por Juan Carlos Sosa, quien aún sostiene su candidatura pero no se sometió a las primarias, y quien coincide en muchos planteamientos con Arria. La diferencia fundamental hasta ahora parece estar en el olfato político y la experiencia: Arria sabía que para poder tener la atención de unos medios de comunicación evasivos a las verdades que ha planteado Sosa, la plataforma era la participación en las primarias. El mensaje llegó con claridad a muchos venezolanos y logró colocarse en un lugar lo suficientemente notable como para continuar teniendo espacios de participación y discusión aún después de las primarias, aun si no las ganase. Cuando al fin -si tenemos la suerte de ver ese día- nos logremos librar –por la vía que sea- de éste régimen de traidores, ladrones, narcotraficantes y genocidas –por decir un mero resumen- y la acción para lograr la viabilidad de un gobierno sea la Asamblea Nacional Constituyente ¿a quien creen que tomarán en cuenta como firme candidato para presidirla o al menos ser parte de ella con un lugar preponderante? El hombre no solo no es pendejo, sino que se aseguró por siempre un lugar en la historia mucho, pero mucho más allá que el de haber sido gobernador de Caracas. Sosa, en tanto, a pesar de sus planteamientos y del sincero rechazo a todas éstas componendas, quedó para seguir dando uno que otro mensaje en las redes sociales, relegado por los medios de comunicación y pseudo-comunicadores que son parte de esta comparsa. Es una lástima, pero en la política el afán de pureza se paga caro. Hacer feliz a una nación definitivamente requiere jugar un poco con la basura y la pobredumbre de unos pocos.
A quienes desde el principio hemos sostenido que para enfrentarse a un régimen como éste la solución pasa por una reacción social, no nos ha quedado otra opción que seguir trabajando en organizar y educar. El país se ve inmerso con esto de las elecciones nuevamente en el error y hay que continuar trabajando para el momento en que por fin vislumbre el camino. No hay mal que dure cien años y, en fin, como repetía aquella conocida anécdota, “esto también pasará”.
¡Salud para todos!
Tomado de: recibido por twitter de parte de Alberto Mora - @paz1958
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