El Presidente necesita con urgencia un conflicto que tape su fracaso. De nuevo Chávez le cae a mentiras al país. Detrás de esa amenaza, luego “rectificada”, de que vamos hacia la guerra con Colombia lo que se esconde es la imperiosa necesidad de desviar la atención de la opinión pública sobre el fracaso de la gestión presidencial. Chávez necesita que los ciudadanos se fijen y discutan sobre temas distintos a los graves problemas que afectan a los venezolanos agobiados por la escasez de alimentos, la inseguridad desatada, los racionamientos de electricidad, la falta de vivienda, la ausencia de agua potable y la enorme y pesada imagen de corrupto que tiene su Gobierno. El Presidente está agobiado por su propia ineficiencia. Por eso regaña a los ministros y reclama mayor eficiencia tratando de que los venezolanos se coman el cuento de que él está ajeno a lo que hacen o no hacen sus funcionarios más cercanos. El es el principal exponente de un gobierno inútil. Chávez necesita huir de nuevo hacia adelante y ante esa urgencia agarra el tema de las bases militares que usará Estados Unidos en Colombia, para alegar que lo van a espiar y que el imperio planifica la invasión definitiva de Venezuela para apoderarse del petróleo. El primer mandatario nacional necesita un nuevo conflicto. Quizás uno mucho mayor que todos en los cuales se ha involucrado. La guerra retumba en su mente como la salida a la crisis de su Gobierno y su caída en la confianza de los venezolanos. Ahí están frescos los ejemplos de los militares argentinos que intentaron recuperar militarmente las islas Malvinas, como estrategia para mantenerse en el poder cuando la sociedad pedía el regreso de la democracia. Igual ocurrió en Ecuador y Perú, cuando protagonizaron una corta confrontación en la frontera de la Cordillera del Cóndor y todo porque sus presidentes Sixto Durán Ballén y Alberto Fujimori, estaban atravesando sus respectivas crisis de popularidad ¿Será Chávez capaz de motivar la guerra? Qué mejor que un conflicto armado con Colombia para intentar tapar su confirmada ineficacia contra la inseguridad, que es uno de los temas sobre el que no habla y cuando se ve cercado por las preguntas sobre la violencia, lo único que atina a decir es que el socialismo es la solución y eso es otra mentira más. Qué mejor que unos cuantos bombazos en la frontera para que los venezolanos dejen de lamentarse por los apagones que se generan ante el déficit en la generación de electricidad en Venezuela. Hasta la oscuridad se justifica en medio de un clima de confrontación militar. Qué mejor que unos tanques moviéndose hacia territorio colombiano para que el pueblo olvide que no hay agua potable en buena parte porque el Gobierno no invierte en ampliar las fuentes disponibles de agua y mucho menos en el mantenimiento y ampliación de los acueductos. Qué mejor que unas cuantas batallas que lo exalten como héroe nacional y así intente detener su caída en popularidad porque ya el pueblo le endosa el fracaso de su gestión y le reclaman que no ha cumplido con las miles de promesas realizadas. La guerra con Colombia, aunque sea corta, lo ayudaría a revitalizar su imagen y ganar tiempo para su fracasada gestión. Pero hasta en la búsqueda de esa salida tiene graves problemas que enfrentar ¿Estamos preparados para un conflicto armado? Por supuesto que no. En primer lugar nuestra Fuerza Armada Nacional carece de un nivel de operatividad decente que le permita por lo menos intimidar al enemigo. Colombia supera a Venezuela en cantidad de efectivos, en preparación, en equipos y en experiencia porque sus militares tienen más de 40 años en guerra y los nuestros se han especializado en los últimos años en la venta de alimentos y en la custodia de los eventos del PSUV. Adicionalmente a esas deficiencias militares, el comercio de alimentos depende en buena medida de una frontera abierta que permita el traslado de materia prima o productos terminados que son esenciales en la dieta del venezolano. Con hambre nadie va a la guerra. Y si falta algo más para desnudar nuestra desventaja ante Colombia, en un escenario de conflicto militar ellos cortarían el suministro de electricidad y gas, lo que profundizaría los problemas que ya tenemos en la provisión de energía para el occidente venezolano. Todo eso lo saben los miembros de la Fuerza Armada venezolana y por eso ante aquella arenga hecha por Chávez ordenándoles prepararse para la guerra, se han estado moviendo pero para presionar al Presidente y exigirle que modere su lenguaje. Chávez tiene una gran presión desde el mundo militar, porque los primeros que quieren evitar una guerra son los militares. Por eso el Presidente “rectificó” sus palabras y alegó que todo fue una manipulación mediática, cuando medio país se lo escuchó de su propia voz. Chávez quiere usar la guerra para potenciarse, tapar su fracaso y exacerbar el espíritu nacionalista y sus niveles de popularidad; pero corre el riesgo que sea el final de su gestión. Sueña con batallas épicas, pero lo despiertan las pesadillas de una salida deshonrosa del poder.
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