La situación política y económica mundial condiciona a los compradores a la hora de escoger el color de su vehículo. O al menos es lo que concluye un nuevo estudio realizado por la firma DuPont, una de las empresas productoras de pinturas más grandes del mundo.Los expertos aceptan que existen preferencias por uno u otro color en función de la personalidad. Por ejemplo, se ha comprobado que los conductores de automóviles naranjas son personas eminentemente prácticas, mientras que los vehículos rojos son conducidos por sujetos entusiastas, ambiciosos e impacientes. Para averiguar si la cultura y la sociedad también influyen en nuestras preferencias colectivas por uno y otro color, DuPont ha recurrido a Peter Weil, profesor de antropología cultura de la Universidad de Delaware de Estados Unidos, especializado en lo que se conoce como “antropología estética”. “Sabemos que durante al menos cuatro décadas los humanos de todas partes han procesado el color del mismo modo”, afirma el antropólogo.Revisando los datos reunidos por Dupont sobre los colores de los vehículos en los últimos 56 años, Weil ha llegado a la conclusión de que, por ejemplo, después del trágico 11 de septiembre, cuando la sociedad se sintió vulnerable, asustada y triste, el color de autómoviles más vendido fue el plateado, que culturalmente se asigna a la prosperidad. Su popularidad decayó en 2007, cuando los economistas empezaron a alertar sobre la fuerte recesión que se avecinaba. Ese año el color más popular fue el blanco, que según Weil “se asocia con la transición”. Dentro de los colores también hay matices, por ejemplo, en los dos últimos años de crisis se ha tendido hacia el blanco “perla”, en sustitución del antiguo blanco “tiza”.
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