En el Día de Todos los Santos, cada país tiene su propio santoral y recuerda con cariño a cada uno de los santos que de modo frecuente acompañan a los habitantes a salir adelante, a procurarse el sustento, la salud y los favores del Altísimo en las cosas grandes y pequeñas.
Venezuela no es la excepción; en todo el territorio nacional el culto mariano, en cualquiera de las advocaciones de María Santísima, ocupa el primer lugar en el corazón de los fieles católicos. Incluso, puede afirmarse que en muchas familias, además de la fervorosa adoración a Nuestro Señor Jesús, no falta una advocación de la Virgen en las plegarias y los agradecimientos, por lo que las fiestas de la Virgen son predominantes en el calendario festivo venezolano. No obstante, también hay santos muy populares entre la gente, a quienes se acude para causas y en ocasiones específicas, aunque hay unos, como San José, San Juan Bautista, San Antonio y San Miguel Arcángel, que son invocados a diario por importantes y nutridos grupos poblacionales.
Hacer la lista de todos los santos que cuidan amorosamente a los venezolanos puede llevar a incurrir en el error de dejar alguno por fuera, por lo que de antemano le pedimos disculpas, en la seguridad que, desde su santidad, sabrá entender y perdonar a quien osadamente esto escribe, con buena fe y con el propósito de que los visitantes de RCL se den una idea de la riqueza y la variedad de las manifestaciones de fe católica en Venezuela. La primera lista tentativa de los santos más populares en Venezuela la integran:
San José: Como padre adoptivo de Jesús y amoroso esposo y compañero de vida de la Santísima Virgen María, su auxilio es poderoso en la mayoría de los asuntos humanos. Muchos rezan con devoción su novena en el mes de marzo y piden su intercesión benefactora, especialmente para conseguir vivienda y proteger los hogares, así como para procurarse un trabajo digno. Es el santo patrono de las familias y los trabajadores venezolanos.
San Juan Bautista: En tiempos coloniales, los esclavos recogían dinero para celebrar las fiestas del santo, dinero que cada vez era aportado con mayor abundancia, lo que permitía a la cofradía comprar la libertad de uno o varios esclavos. Por ello, San Juan es llamado el “libertador de los esclavos” y sus fiestas son de gran importancia en las poblaciones costeras y entre los venezolanos más humildes, quienes bailan tambores en su honor, cada 21 de junio.
San Antonio de Padua: Es el santo patrono del estado Lara y en su honor, cada 13 de junio, en diversas poblaciones se baila el tamunangue. También es frecuente que en las familias se bauticen uno o varios de sus miembros con el nombre del santo. Es reconocida su intercesión para lograr novios de buena condición moral y garantizar la estabilidad matrimonial, así como para obtener trabajos dignos y tierras de buena calidad para los cultivos.
San Miguel Arcángel: Muchas poblaciones venezolanas lo ostentan como su santo patrono, y se solicita su protección en la lucha contra las fuerzas hostiles del mal, las malas compañías, los delincuentes, contra quienes pretenden infligir algún daño físico o espiritual. Es reconocido como uno de los más poderosos asistentes de Dios, y viene en auxilio de quienes son atacados por agentes externos como el alcohol y las drogas; devuelve los hijos a sus casas y restituye a las familias su integridad.
San Benito: Su fiesta abarca varios días, entre el 27 de diciembre y el 6 de enero. Como era hijo de esclavos negros manumitidos, la devoción de San Benito está extendida entre los grupos descendientes de africanos, especialmente los que habitan al sur del Lago de Maracaibo, abarcando también a los estados andinos. En su honor se realizan los chimbángueles, que son danzas sincréticas con resonancias africanas. Se le puede pedir casi cualquier cosa, siempre y cuando sean cumplidas las promesas que le hacen cuando se recibe el favor solicitado.
San Pascual Bailón: El 17 de mayo se cantan y se bailan joropos y galerones en todo el llano venezolano en homenaje a este “santo alegre”, llamado así quizás por las connotaciones de su apellido. Es venerado por los humildes y esforzados campesinos de Cojedes, Guárico, Portuguesa, Apure y Barinas, y es reconocido el inmediato socorro que presta en situaciones de mucha dificultad económica.
Santa Rita: Su festividad es el 22 de mayo. Es muy invocada en Venezuela, especialmente por quienes desean tener hijos sanos y garantizar la felicidad de las familias. Es la santa patrona de las víctimas de abusos, personas en soledad, contra la esterilidad, enfermedades del cuerpo, causas desesperadas y perdidas, matrimonios con dificultades, infertilidad, viudas, padres.
San Sebastián: La devoción por San Sebastián se incrementó con la llegada a Venezuela de la compañía Guipuzcoana, en el siglo XVIII, pues sus barcos partían hacia estas tierras del puerto de San Sebastián, en la costa de Vizcaya. Diversas ciudades de Venezuela lo veneran como su santo patrono; entre ellas, las más renombradas son San Sebastián de los Reyes, en el estado Aragua, y San Cristóbal, capital del estado Táchira donde, año tras año, se celebran las famosas ferias de San Sebastián.
San Cristóbal: Es bien reconocida la historia de este santo grande y fornido que transportó al mismo Dios sobre sus hombros de una orilla a otra de un tumultuoso río, haciendo honor a su nombre, que significa “portador de Cristo”, como lo sabía Cristóbal Colón, quien asumió plenamente que esta era una de sus misiones al emprender sus aventuras de exploración de mares desconocidos. Por ello, San Cristóbal es el santo patrono de transportistas y automovilistas, quienes llevan su imagen y nombre grabados en autobuses y camiones.
San Judas Tadeo: Es uno de los santos más populares a lo largo y ancho de Venezuela. Aunque unos dicen que atiende la búsqueda de cosas extraviadas y otros lo invocan para resolver causas desesperadas, generalmente se le conoce como “patrono de lo imposible”, con lo cual se alude a su poder de intercesión para propiciar milagros del Altísimo. Su novena está ampliamente difundida, así como las misas de acción de gracias por los favores más diversos.
San Onofre: En la Iglesia de San Francisco, en Caracas, hay una imagen colonial de este santo que es una de las más visitadas en el país. Alrededor de la misma, se observan diversas clases de devotos que colocan allí los fieles, como pago por los favores concedidos; desde libritos hasta figuritas de piernas y otras partes del cuerpo, pasando por monedas, casitas y herramientas de trabajo. Sobre todo, es muy venerado entre quienes realizan estudios y trabajos manuales.
San Marcos de León: Es el nombre popular con el que se conoce al mismísimo San Marcos Evangelista, de quien se dice que era capaz de amansar fieras, por lo que su imagen se asocia con un león y así lo registra la iconografía desde muy remotos tiempos. Por ello, es invocado contra la ira, la violencia, la depresión y toda clase de conductas destructivas. Se le rinde homenaje el 25 de abril y su nombre está grabado en autobuses que circulan en las más pobladas urbes venezolanas, cuyos habitantes deben protegerse contra la violencia que amenaza a la vuelta de cualquier esquina.
San Isidro Labrador: La invocación a este santo es muy precisa y se refiere a circunstancias específicas, pues se trata de que, por su intercesión, cesen las lluvias que amedrentan y anegan los cultivos: “San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol”, es un clamor popular que se oye en los meses lluviosos en todo el campo venezolano, aunque también en las ciudades, donde la lluvia impide el tránsito fluido y dificulta la ya de por sí enredada vida de los pobladores urbanos.
Santa Eduvigis: Su auxilio en la búsqueda y consecución de una vivienda digna es invocado a cada rato, más aún si se tiene en cuenta que este constituye uno de los grandes problemas de todos los venezolanos en la actualidad. Por ello, la devoción a esta santa ha venido aumentando en los últimos años.
Santa Rosa de Lima: Cuando se disponen a orar, muchos fieles realizan una invocación preliminar a esta santa, pues su intercesión hace que las oraciones sean más efectivas y lleguen a oídos de Nuestro Señor; sobretodo, se le reconoce su predilección por socorrer a los más necesitados y humildes, quienes depositan rosas ante su imagen los últimos días de agosto. Es una santa que atiende a todos por igual, sin exclusiones ni preferencias; no en balde es la patrona de América Latina.
Santa Catalina de Siena: Ella ostenta, junto con Santa Teresa de Ávila y Santa Teresita de Lisieux, el título de Doctora de la Iglesia, a pesar de que era analfabeta. Es la patrona de Italia, por lo que se la venera en las comunidades de inmigrantes italianos asentadas en Venezuela; además, su devoción abarca todos los estados del Oriente venezolano. En memoria de lo que fue su práctica en vida, es la patrona de los enfermos, huérfanos y, en general, de la gente que se encuentra en “situaciones gravísimas”.
San Juan Bosco: Este santo luminoso, gentil y alegre se encarga de cuidar a la infancia venezolana, especialmente a quienes se educan en los institutos que los salesianos han fundado en todo el territorio nacional. Su intercesión es especialmente requerida por los estudiantes en época de exámenes, pero también como apoyo a los padres en la dura tarea de educar a sus hijos, cada día más necesitados de protección. Con la gracia de Dios, ayuda a que los niños y adolescentes se dediquen a juegos sanos y libres de asechanzas.
San Ignacio de Loyola: El santo fundador de la orden de los jesuitas también es muy popular entre los estudiantes, desde los niños hasta los universitarios, y se acude a él para solicitar una dosis de sus grandes virtudes, entre las que destacan la constancia, la disciplina, la concentración en el logro de los objetivos trazados y la rectitud de carácter. Igualmente, se le invoca para que asista a quienes emprenden ejercicios espirituales.
San Juan Bautista de La Salle: Es un santo de buen carácter y extraordinaria paciencia en el trato con niños y jóvenes, por lo que su auxilio es requerido por los educadores. En Venezuela es reconocida la fructífera labor de los hermanos de las escuelas cristianas de La Salle, muchos de los cuales, además de obras religiosas, han aportado obras científicas y de conocimiento relevantes para el progreso del país.
San Pancracio: Es el santo al que se acude cuando se requiere una dosis redoblada de coraje para enfrentar alguna situación comprometedora. Aporta valentía, temple y firmeza a quienes lo invocan con fe. Su nombre está a diario en boca de los venezolanos; también se encomiendan a su cuidado los niños que hacen la Primera Comunión.
San Alejo: La invocación a su santo nombre es obvia, pues se le pide que aleje las malas influencias, las tensiones, las dificultades en general. Por ello, muchos le invocan varias veces por día, sin intenciones precisas, sino para que todo lo que se emprenda salga bien.
San Expedito: Por razón de lo que su nombre implica, es requerido cuando el venezolano necesita una solución rápida e inmediata ante algún problema o dificultad. Es el santo que abre momentáneamente el camino, mientras se buscan soluciones más duraderas.
San Francisco de Asís: Son innumerables las oportunidades en las que San Francisco acude al llamado de los venezolanos, y en su honor se han bautizado muchas poblaciones del país. Se le encomienda el cuidado de los animales, tanto de los rebaños como los domésticos. Preside hospitales, centros de atención y obras dedicadas a los más necesitados y, en fin, cada 4 de octubre se le dedican oraciones de acción de gracias por los múltiples favores que depara a quienes le rezan con fe.
San Martín de Porres: Es un santo muy simpático y milagroso que siempre está dispuesto a favorecer a quienes realizan cualquier tipo de oficios: artesanos, enfermeros, peluqueros, cocineros, etc. El hecho de que sea suramericano le otorga mayor ascendiente, pues se intuye que intentará favorecer de manera especial a quienes habitan en esta parte del mundo.
San Cipriano: Su tarea de intercesión es muy delicada, pues se le invoca como barrera contra los espíritus malignos que se agazapan entre las actividades humanas, para que evite que estos se apoderen de las personas y nublen el buen juicio.
Santa Rosalía y Santa Teresa: Son dos santas muy veneradas y queridas, y sus nombres engalanan a muchas venezolanas. Entre el pueblo, no se detectan razones específicas por las cuales se invocan, ya que se les reconoce poder de intercesión por cualquier necesidad general, desde las económicas hasta las amorosas. Pero sí son honradas en muchas localidades de las que son patronas.
San Pedro y San Pablo: Siempre se les reza juntos, para que ayuden a los sacerdotes a cumplir su misión y protejan a la Iglesia Católica contra los ataques del mal. No se les piden favores concretos, dado que se les considera muy “altos” en el santoral, pero se les honra bautizando con sus nombres a los niños.
San Jorge: Su imagen es muy familiar para los venezolanos, pues no hay casa o negocio de los inmigrantes libaneses y sirios en la cual no ocupe lugar destacado la imagen de San Jorge venciendo al dragón.
Santa Clara: Por efectos de su nombre, se le solicita que aclare el entendimiento para que los venezolanos sepan lo que tienen que hacer en cada momento. También, por extensión de significado, se le pide que despeje el horizonte cuando este se ve envuelto en confusiones y los planes corren el riesgo de enredarse.
Santa Lucía: Como ella es la patrona de los ciegos, su intercesión es valiosa cuando se trata de “ver” amenazas, oportunidades, soluciones y salidas ante los problemas. Muchas poblaciones del país llevan su nombre.
Beata María de San José: Es la primera venezolana dignificada con esta distinción. No tiene aún una ubicación precisa en la devoción popular; sin embargo, cada vez más los fieles católicos la invocan para que los asista en cualquier situación apremiante, con la seguridad de que su cercanía garantiza que las oraciones serán elevadas por ella ante la presencia de Nuestro Señor.
Además de ellos, ya se ha relatado, durante todo el mes de octubre, la veneración que el pueblo venezolano rinde al Dr. José Gregorio Hernández, y el clamor del país para que sea elevado a los altares, para mayor gloria de Dios Nuestro Señor.
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