Tomado de: http://www.deguate.com
El desayuno, aunque no lo creamos es el tiempo de comida más importante para nuestro organismo, ya que después de toda una noche de letargo por el sueño, nuestro organismo necesita que lo nutramos con toda clase de alimentos, para tener la energía suficiente y emprender con éxito nuestras labores cotidianas.
Dice un dicho por allí, "Hay que desayunar como rey, almorzar como príncipe y cenar como mendigo", y es que la primer comida del día es la base para que nuestro querido cuerpo pueda seguir adelante todo el día, con una buena base alimenticia, podremos darle más atención a nuestros estudios o a nuestro trabajo, ya que no tendremos que escuchar a nuestro estomago cada cinco minutos reclamándonos porqué no hemos tenido tiempo de darle algo sustancioso para hacerlo trabajar.
Lo que suele ocurrir, es que nos levantamos inapetentes, pues aún estamos medio adormecidos cuando tenemos que salir disparados hacia nuestro puesto de trabajo y no nos queda tiempo para desayunar, lo cual hace que, a media mañana tomemos cualquier cosa, otra mala costumbre que afecta directamente a nuestro organismo. Lo ideal sería levantarnos un poquito antes para así poder sentarnos a desayunar en la mesa y sin prisas, "nada de un café y a correr...".
¿Cuáles son las consecuencias de desayunar mal o no desayunar?
Tenemos que pensar que el desayuno es una de las comidas más importantes del día, pues éste debe proporcionarnos la energía necesaria para empezar el día con la vitalidad que necesitamos para nuestro ritmo de vida. Según los expertos, el desayuno debería proporcionarnos el 25% de nuestras necesidades nutricionales diarias, ya que se ha comprobado que desayunar poco y mal, hace disminuir las funciones del cerebro y como consecuencias más directas a la falta de glucosa, son: la poca concentración, memoria y una fácil irritabilidad.
Tenemos que pensar que el desayuno es una de las comidas más importantes del día, pues éste debe proporcionarnos la energía necesaria para empezar el día con la vitalidad que necesitamos para nuestro ritmo de vida. Según los expertos, el desayuno debería proporcionarnos el 25% de nuestras necesidades nutricionales diarias, ya que se ha comprobado que desayunar poco y mal, hace disminuir las funciones del cerebro y como consecuencias más directas a la falta de glucosa, son: la poca concentración, memoria y una fácil irritabilidad.
Pero a largo plazo, la cosa se complica, provocando una falta de hierro y vitaminas en nuestro organismo que trae consigo la mala circulación del oxígeno, provocando así el mal funcionamiento del cerebro.
Y si todo esto no te acaba de convencer, te diremos que esta comprobado estadísticamente que aquellas personas con malos hábitos alimenticios en lo que al desayuno se refiere, corren mayor riesgo de sufrir obesidad que aquellos que desayunan correctamente.
El desayuno correcto
Todo esto no quiere decir que nos levantemos por la mañana y nos atiborremos tomando un copioso desayuno, sino que desayunemos correctamente. Un elemento imprescindible es un buen jugo de frutas, que además de servirnos para ir abriendo boca y el apetito, regulará nuestro tránsito intestinal, ya que éste incrementa el movimiento del estomago.
Otro alimento que no puede faltar en el desayuno, son los CEREALES, podríamos decir que es el ingrediente estrella de todo desayuno que se aprecie, pues contienen hidratos de carbono, minerales, proteínas, hierro, vitaminas y fibra, además podemos encontrarlos en variedad de formatos, como galletas, tostadas de avena, de centeno, de trigo o de cebada, que combina muy bien tanto con la leche como con el yogur, unos buenos huevitos fritos, y tocino.
Si lo deseas las puedes acabar de complementar tu desayuno con un poco de mantequilla, mermelada o miel.
Si tu problema no es el tiempo, sino que eres una persona totalmente inapetente, piensa que después del reposo nocturno, tu organismo lleva muchas horas sin ingerir nada y por lo tanto, no es lo más idóneo salir de casa sin tomar nada.
Un desayuno perfecto para alguien como tú sería: un yogur con cereales y pequeños trozos de fruta, que constituye un desayuno consistente con el cual empezar bien la mañana, al igual que un plato de pan con queso y jamón acompañado de un vaso de jugo, leche o un yogur, según tus preferencias.
Otros ejemplos de un buen desayuno serían: pan integral con queso fresco y miel o incluso una tostada a la francesa o los típicos frijolitos con queso, pues lo ideal es ir alternando nuestra alimentación.
Pero... ¿qué pasa si un día te has dormido y no hay tiempo?, y tienes que salir disparado de casa sin poder desayunar ¿qué pasa?. Pues en estos y otros casos, en los que por lo que sea te resulta imposible des ayunar antes de salir de casa, lo ideal es llevarte al trabajo una pieza de fruta o un par de quesitos, debes evitar en lo posible la comida chatarra, pues aunque quitan el apetito, alimentan muy poco.
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