lunes, 27 de julio de 2009

El prejuicio: un crimen a la Constitución

Por: Dorian García G. - A los Comisarios Simonovis, Forero y Vivas - He renacido más de una vez y creo que se lo debo a un responsable que me quiere en el mundo. No se lo que es estar en la cárcel, pero a lo largo de los últimos diez años, frecuentemente me siento en una. Los días se convierten en años y el final de estos en un lugar íntimo para pensar. Cada noche estoy metido en mi soledad, donde me recrimino tanto, tanto que la oscuridad se acaba y me la llevo a la cama para dormirla y poder seguir despierto y preocupado de mi inacción, de mi incapacidad personal por no poder convertir mis sueños en realidad. Y ahí es donde mis proyectos son solo ilusiones y se hacen intrascendentes, lejanos. Y yo en el carrusel de otro día, otra semana… otro año. Es la historia paralela. Ineludiblemente, llegan a mi memoria como una pelicula que se repite. Cómo trasladar a ustedes mi palabra de esperanza cuando mi fe en los hombres está tan estropeada. Mi país vive dentro de esas rejas y ustedes son el sacrificio. Vivo sin conciliar descanso y la vida escapa en años furtívos a la justicia. De algo estoy seguro, deberemos continuar vivos para ver el amanecer. Que Dios les acompañe. - Lázaro, veras a un hijo que se levanta de la muerte –Palabra de Dios. La obra de la paz esta inconclusa. El respeto y la razón no están aliados con la justicia secuestrada. No hay victoria posible si el equilibrio no alcanza y enlaza el espíritu de las partes, para con ello coronarse de transparencia y legitimidad. Siete millones de individuos silenciosos pueden ser fácilmente sometidos por una minoría bulliciosa. Pero todo tendrá su final. "Tengan fe, que esto no se acaba aquí". www.doriangarcia. blogspot. com

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