Hay multitud de cosas que pueden mandarnos directos al hospital.
Muchas de ellas no las podemos evitar (como por ejemplo, un accidente), y
hay otras tantas que, con una prevención adecuada mediante una buena
dieta, actividad física y evitando tóxicos como el tabaco y el alcohol
se podrían evitar muchísimo más que ahora (como pueden ser los infartos
de corazón). Ahora bien, existen algunas cosas muy muy raras que jamás
pensaríais que podrían llevaros de cabeza al hospital más cercano.
Veamos algunas de ellas.
Lo que sucede es que si llevamos una cartera-billetera demasiado ajustada por su tamaño al bolsillo trasero de nuestro pantalón, y nos sentamos sobre ella, es posible que uno de tantos días nuestra columna no se asiente correctamente y acabe pellizcándose el nervio ciático. ¿Resultado? Un dolor ciático que no deseo a nadie, junto a una hernia de disco vertebral.
Además, por lo que comenta un estudio de la Universidad de Auburn, las chanclas modifican nuestro modo natural de andar, causando problemas a nivel de la cadera y la rodilla. Por ello, lo más recomendable es llevar sandalias con una buena correa y puntos de apoyo óptimos, con el fin de evitar sustos como estos.
Si se diluyen demasiado, podemos llegar a sufrir hiponatremia, lo cual ocasionará dolores de cabeza, vómitos, confusión e incluso (si es muy grave y se perdura en el tiempo) puede llevar a la muerte.
Y bien lo saben los jugadores de fútbol de Iowa Hawkeye, que acabaron siendo hospitalizados tras una sesión de duro entrenamiento en pleno invierno. Sus músculos estaban sobrecargados y rotos, provocando que las proteínas surcaran la sangre y confundieran a sus pobres riñones.
Aunque esto también puede ocurrirle al más común de los mortales, sobre todo si intentamos realizar ejercicio físico en exceso tras un tiempo de sedentarismo (tras las vacaciones, por ejemplo), o si nunca hemos realizado actividad física y el primer día nos pasamos.
1. Llevar pantalones ajustados
Cuidado con las modas, pues a veces pueden llegar a ser peligrosas. Resulta que el hecho de usar pantalones demasiado ajustados (y recalco lo de “demasiados”, que nadie se confunda), puede llegar a comprimir severamente los nervios que circulan por la parte superior de los musculos, además de comprimir los vasos que llevan la sangre de nuestras piernas, dando lugar a una situación llamado “meralgia parestética“
Con esto lo que se produce es un entumecimiento en las piernas y los pies, junto a una sensación de ardor en la cara externa del muslo. Al menos así lo afirma la Universidad Johns Hopkins. Por tanto, deberíamos pensar en marcar un poco menos de pierna, no sea que tengamos algún susto…2. Llevar una cartera demasiado gruesa en el bolsillo trasero
De nuevo volvemos a las prendas de vestir (o accesorios, en este caso). Y es que resulta que esto también tiene un nombre propio entre los traumatólogos: “Neuropatia de cartera”Lo que sucede es que si llevamos una cartera-billetera demasiado ajustada por su tamaño al bolsillo trasero de nuestro pantalón, y nos sentamos sobre ella, es posible que uno de tantos días nuestra columna no se asiente correctamente y acabe pellizcándose el nervio ciático. ¿Resultado? Un dolor ciático que no deseo a nadie, junto a una hernia de disco vertebral.
3. El uso de “chanclas“
Aunque en verano está muy de moda el uso de las típicas chanclas de goma baratas, que apenas están formadas por una tira de plástico y una suela (unidas ambas por un solo punto entre el dedo gordo y el segundo dedo), a mi personalmente nunca me han gustado. Y por lo visto había algo de lógica en mis pensamientos, pues este tipo de calzado puede acabar produciendo una tendinitis dolorosa en los pies por el simple hecho de que los dedos hagan presión hacía abajo para mantener la chancla recta, según afirma la Asociación Americana de Medicina Podológica.Además, por lo que comenta un estudio de la Universidad de Auburn, las chanclas modifican nuestro modo natural de andar, causando problemas a nivel de la cadera y la rodilla. Por ello, lo más recomendable es llevar sandalias con una buena correa y puntos de apoyo óptimos, con el fin de evitar sustos como estos.
4. Beber demasiada agua
Aunque se suele recomendar mantener una buena hidratación mediante el consumo de al menos 2 litros de agua diarios, la realidad es que esta cantidad de agua debe ser contando los alimentos que consumimos a diario. Por ello, muchas veces hay gente que se excede con su consumo, y esto puede llegar a ser malo. Si nos excedemos, líquido elemento puede diluir algunas de las moléculas esenciales de nuestra sangre, como es el sodio, hierro y otros minerales.Si se diluyen demasiado, podemos llegar a sufrir hiponatremia, lo cual ocasionará dolores de cabeza, vómitos, confusión e incluso (si es muy grave y se perdura en el tiempo) puede llevar a la muerte.
5. Hacer demasiado ejercicio físico
Como hemos comentado en el punto anterior, los excesos son malos, incluso cuando son en factores que se suelen comentar como buenos para la salud. En este punto cabe hablar de la actividad física, o el exceso de ella, pues puede llevarmos a la destrucción muscular o rabdomiolisis si nos pasamos de la raya (aunque esto es más fácil que le suceda a los deportistas de élite).Y bien lo saben los jugadores de fútbol de Iowa Hawkeye, que acabaron siendo hospitalizados tras una sesión de duro entrenamiento en pleno invierno. Sus músculos estaban sobrecargados y rotos, provocando que las proteínas surcaran la sangre y confundieran a sus pobres riñones.
Aunque esto también puede ocurrirle al más común de los mortales, sobre todo si intentamos realizar ejercicio físico en exceso tras un tiempo de sedentarismo (tras las vacaciones, por ejemplo), o si nunca hemos realizado actividad física y el primer día nos pasamos.
6. Un estornudo fuerte
Para finalizar, tenemos una situación muy común que, si se produce con demasiado ímpetu, puede ser peligrosa. De hecho, un estornudo cotidiano empuja la columna vertebral y produce un 38% de presión sobre las vertebras, suficiente para producir algunas lesiones en la espalda, según una investigación alemana.Igualmente, el hecho de pasar largos períodos sentados, o levantar peso excesivo para nuestra espalda, puede acabar provocando parálisis corporales. Todo se debe a lo mismo que sucede con un estornudo demasiado fuerte: Un exceso de presión sobre la columna que comprime los nervios espinales. De hecho, una mujer de Reino Unido acabó postrada en la cama durante 2 años tras un fuerte estornudo que la dejó casi paralizada.
Vía | ABC News.
Médico Ocupacional
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