jueves, 25 de enero de 2018

Respuesta al columnista José E. Guzmán










De: Luis Enrique Sucre              
Distinguido compatriota y amigo: 

He leído con mucha atención su interesante exposición, donde sostiene  entre otras cosas, la perversa manipulación que llevó a cabo Washington, a partir del 23 de enero de  1958, con el deliberado propósito de detener el desarrollo sostenido en el país , durante el período 1948-1957, cuya figura más caracterizada la personificó el general Marcos Pérez Jiménez. 

En tal sentido debo expresarle lo siguiente: 

Es sabido que histórica y fatalmente, las grandes potencias siempre han dispuesto del destino de los pequeños países, que se encuentran dentro del área de influencia de sus intereses políticos, económicos y geoestratégicos; lamentablemente Venezuela no podía ser la excepción. Pero en lo que si no estoy de acuerdo con su artículo, es que le atribuya  exclusivamente la hecatombe y ruina nacionales al gobierno norteamericano y, precisamente, esta afirmación coincide  plenamente con el vesánico  y falaz alegato chavista de que todos nuestros males obedecen a un plan diabólico  concebido por Norteamérica; aplicando de ese modo, el principio Goebbeliano que consiste en achacarle al enemigo nuestros propios errores. 

Por otra parte resulta inaceptable la confirmación de que todos nuestros perjuicios del presente fueron fríamente planificados hace exactamente 60 años y que los mismos  dieron inicio a su ejecución el día 23 de enero de 1958, día en que el valeroso pueblo venezolano, con legítimo derecho, con gallardía y coraje, lanzó el grito de Libertad. 

Inexplicablemente en su artículo no menciona para nada lo que es público y notorio como ha sido el detonante que generó la pérdida  de nuestra soberanía e integridad nacionales, así tenemos: la intromisión del castro-comunismo cubano en nuestra vida nacional, el narcotráfico, la influencia nefasta en nuestra economía de potencias extranjeras como Rusia y China al acceder el régimen  a convenios desventajosos para nuestra soberanía  pero ampliamente beneficiosa para sus intereses personales; otros convenios de suma peligrosidad, como el acordado con la FARC, la influencia maléfica que tienen en el país, el fundamentalismo islámico; todos estos factores negativos son orquestados por una hábil y genial propaganda y guerra psicológica, agenciada por el gobierno comunista de Cuba y ejecutada magistralmente por  su G2 que, dicho sea de paso, es uno de los dispositivos de inteligencia y propaganda más eficientes del mundo. 

Como se puede colegir, todo ello constituye un panorama sombrío, peligroso y de muy difícil solución. Ud. Puede sacar sus propias conclusiones.

En relación al régimen del general Marcos Pérez Jiménez, es incuestionable la realización de obras materiales de marcada importancia e infraestructuras necesarias para el desarrollo del país. Fue verdaderamente exitosa su política habitacional, erradicando el insalubre rancho y reubicando a sus habitantes en cómodos y modernos apartamentos; es digna de mención la política de emigración europea que le proporcionó al país grandes beneficios; también es importante mencionar el avance, organización y equipamiento de las Fuerzas Armadas; fue muy acertada su política en el campo agro-industrial. 

Pero pese a todos los beneficios y rendimientos señalados en provecho  del desarrollo sostenido del país, mantengo que el precio que pagó la Nación fue invaluable porque se sacrificó la Libertad que es el don de mayor trascendencia  para todo ser humano, otorgado por el Derecho Natural. 

En este aspecto, lamentablemente no puedo ser objetivo y tengo que manifestar mi desacuerdo y mencionar algunas de las atrocidades cometidas por el régimen dictatorial en contra de las personas que discreparan, cuestionaran o simplemente  fuera opositor al régimen: los cientos de prisioneros sin juicios, eran prácticamente secuestrados, la tortura, los desaparecidos, asesinatos, el sicariato, los opositores que corrían con mejor suerte eran extrañados del país. 

En fin, podemos afirmar que se violaban consuetudinaria y sistemáticamente todos los derechos civiles contenidos en la Constitución, así como  también los derechos humanos. 

La policía política del régimen, conocida como la Seguridad Nacional, investida de un poder omnipotente, actuaba arbitraria e irracionalmente sembrando el terror, la zozobra en la ciudadanía y también en la delincuencia; dando de ese modo una falsa sensación de seguridad ciudadana. 

Todos estos avasallamientos no se podían denunciar por la inexistencia de los medios idóneos para hacerlo, además de una férrea censura. Los pocos medios de comunicación que existían, se encontraban atemorizados e incondicionalmente al servicio del régimen, por lo tanto, esa situación atroz e inaceptable, fue una de las  motivaciones valederas por las cuales un importante grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas, atendiendo al llamado solícito, institucional e histórico de la Patria, acudió e hizo posible la gesta del 1º de enero de 1958 rompiendo de ese modo las cadenas de la tiranía y afianzando las bases de una  Democracia duradera.
.-                                        Luis Enrique Sucre
                                               

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