Por: Juan Carlos Sosa A. - @jcsosazpurua www.jcsosa.com
Hacer análisis sobre las políticas públicas en Venezuela es un
ejercicio peligroso. Cualquier enfoque que se haga acerca de los
anuncios económicos, petróleo, las estrategias en salud, educación,
seguridad, etc., corren el riesgo de legitimar a los representantes de
la dictadura cubana en el país, quienes secuestran los poderes públicos
en su totalidad y ejercen el gobierno de forma ilegítima.
Y esta ilegitimidad se deriva de múltiples violaciones a la esencia
de cualquier sociedad civilizada, atentando primero que nada con la
dignidad nacional, ya que nada puede ser más humillante que tener que
rendirle cuentas de los asuntos internos a una nación extranjera, con el
agravante de ser ésta un régimen tiránico que supera las cinco décadas
esclavizando a su pueblo.
La intención de estas letras es hacerte un llamado a ti, hermano
venezolano, para que de una buena vez asumamos la realidad tal cual es y
comencemos a llamar las cosas por su nombre, poniendo de lado las
hipocresías que han colmado el escenario político, disfrazando la
realidad para hacerla potable y así conseguir ganancias partidistas que
son intrascendentes para los intereses nacionales en juego.
Si algo ha enseñado la experiencia de estos terribles quince años, es
que nos encontramos acéfalos de liderazgo político capaz de confrontar
la tragedia directamente, con estrategias efectivas dirigidas, no a
fortalecer a un partido político o a personalidades individuales, sino a
ponerle término a una situación que nos está devorando el destino,
haciendo cada vez más difícil superar la muralla que aplasta la libertad
y nos hace retroceder a instancias primitivas de supervivencia pueril,
cada día más parecidos a una nación forajida y fracasada.
No tiene caso seguir analizando por qué la dirigencia política ha
fracasado estrepitosamente. Todos aquellos que insisten en supuestos
triunfos, no hacen otra cosa que analizar escenarios ficticios, dentro
de la trampa ilusionista que contamina de polvos mágicos la realidad, en
un escenario donde la lucha política puede hacerse de forma
convencional. En ese teatro de ilusiones, los analistas analizan cosas
como la estadísticas de apoyos a X o Y tendencia, los espacios
conquistados por Alfa u Omega, los avances y retrocesos de Beta o Zeta, y
así sucesivamente, cada mes, cada año, cada eternidad.
En esta obra teatral, los articulistas y sesudos expertos hablan un
idioma que solamente podría tener sentido si Venezuela fuera un país
normal, donde la democracia existe, con fallas pero existe, y donde la
libertad no es una quimera. La dirigencia política se ha preocupado por
hacer política tradicional, usando los mecanismos que son válidos cuando
las realidades no son un precipicio, cuando el tiempo no es un lujo que
no se tiene, y cuando lo más sagrado no está en juego.
Y esta actitud no podría ser más peligrosa, diría que mortal, en esta Venezuela que nos ha tocado sufrir.
Es mortal porque para insistir en la aplicación de esos mecanismos de
acción convencionales, la dirigencia política necesariamente le da la
espalda a la realidad y crea escenarios que no son otra cosa que un
espejismo. Y este espejismo es una sentencia de muerte para aquellos que
sabemos que la libertad es el bien más preciado que tiene el ser
humano, ya que la vida sin libertad no vale la pena ser vivida, te
reduce a ser un mendigo del destino, un despojo de la suerte.
Este espejismo es el equivalente a una olla caliente donde la rana
fallece plácidamente, sin siquiera sentir la aproximación de su final.
Son quince largos años que seguirán sucediéndose indefinidamente
mientras el espejismo se conserve, gracias a que la gente continúa
comprando boletos para la función teatral en esta obra de ficción, que
tan hábilmente han creado los representantes de la dictadura cubana en
Venezuela (“La Agencia dictatorial cubana”) y los dirigentes de la
llamada Mesa de Unidad Democrática (“MUD”), que no es otra cosa que una
entelequia, ya que ni es una mesa, ni es unitaria, ni mucho menos es
democrática.
Esta MUD es un caleidoscopio de partidos políticos, en su totalidad
izquierdosos, integrados en un buen porcentaje por personas que han sido
parte del régimen y tienen visiones muy parecidas a éste, aunque hoy se
llamen a sí mismas “oposición”. La MUD es una trampa mortal, y hasta
que el país no reaccione y lo asuma, esa trampa apresará toda la energía
que se necesita para lograr la libertad.
No tiene caso entrar aquí en una dinámica de dimes y diretes, de
descalificaciones personales tan propias de quienes no tienen argumentos
para sostener ideas serias. A los hechos hemos de remitirnos,
resultados históricos que son tan exactos como las matemáticas y se
explican por sí mismos, sin necesidad de traductores.
Allí están todas esas promesas rotas, todos esos procesos electorales
donde se prometieron cosas que nunca se cumplieron, y que solamente
sirvieron para legitimar al régimen, atornillándole en el poder con
traje democrático y aceptación internacional, avalada por todo el sector
político local. (Y de nada sirve cantar fraude para enseguida pasar la
página y legitimar…eso se llama traición, no tiene otro nombre ni aplica
ninguna excusa…y tiene como resultado algo más desolador que si no se
hubiera cantado el fraude en primer lugar).
¿Y dónde quedó la libertad? ¿Dónde quedó en todos estos años las
reivindicaciones de aquellos que buscaban en esas promesas electorales
un final feliz, un desenlace que les permitiera tener fe en el mañana,
creer en el porvenir, sentir ilusiones por el progreso de sus vidas en
el país? ¿Cuál es el balance real de estos quince años? ¿Quiénes se han
beneficiado de los mismos, y quiénes han sido burlados?
Las respuestas son evidentes. Los beneficiados han sido
personalidades concretas, partidos específicos…y burlados hemos sido
todos los demás, la sociedad venezolana como un todo, tú y yo, el grupo
social que busca prosperidad a través de un juego limpio y decente.
Burlados somos todos los venezolanos que no estamos en una chamba, que
no dependemos de prebendas, que no mamamos la teta de los representantes
de la dictadura cubana en Venezuela (eso que la MUD llama “gobierno”),
que no comemos de su alpiste regional ni municipal.
Porque es innegable que uno se siente burlado cuando tras quince
años, el único destino visible es fuera de Venezuela, porque adentro
reina el caos en todos los aspectos que hacen digna la vida; malos
olores se desprenden de cada una de las variables que se tabulan para
medir si una sociedad avanza, retrocede o sencillamente se la lleva el
diablo.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero es llamar las cosas por su nombre. Tenemos que rechazar en
lo más hondo de nuestro ser cualquier intento de mantener el espejismo
tramposo. El gobierno no existe. Aquí lo que hay es una agencia
operativa de la dictadura cubana que ha secuestrado todos los poderes
públicos y que busca replicar en Venezuela el modelo de esclavitud que
destruyó a Cuba.
También hemos de rechazar a la falsa oposición política. Ha quedado
claro que la MUD y sus voceros solamente tienen como objetivo ganar
prebendas que les permitan una convivencia pacífica con la dictadura
cubana.
Porque nadie niega que en Cuba hay paz. Aquella sociedad está
integrada por esclavos pacíficos, personas que se resignaron a vivir una
vida miserable, recibiendo favores y condescendencia de los tiranos que
les esclavizan y que sí viven como reyes.
Y aquí el objetivo es el mismo. Tenernos a todos pacificados,
resignados a un destino menor, donde la sociedad es igualitaria en el
sentido de que nadie puede prosperar a través de su propio esfuerzo,
donde hay que hacer colas y tender la mano para recibir como limosna los
insumos necesarios para sobrevivir, casi en estado animal.
Por supuesto que en Cuba también hay partidos de “oposición” y con
periodicidad se celebran elecciones, donde la gente acude pacíficamente y
ejerce su derecho al voto, que arroja como resultado siempre el mismo
escenario, donde los únicos que ganan son los partidos participantes,
que reciben sus prebendas correspondientes, para que sus líderes vivan
cómodos, y mantengan la ficción eternamente, siendo los tuertos felices
en el país de los ciegos. ¿Es eso lo que tú quieres?
Porque lo que está a la vista de aquel que quiere ver y no engañarse,
es que en Venezuela los únicos que están ganando con todo este proceso,
aparte de la dictadura cubana, son los corruptos encamburados, los
diputados, los gobernadores, los alcaldes y todo el universo burocrático
que los envuelve, pero tú y yo, y todos los que no formamos parte de
dicho universo, cada día estamos peor, y no tiene caso describir en qué
forma, tú lo sabes perfectamente y no hace falta que yo te lo recuerde.
Entonces comencemos por rechazar el espejismo, llamemos al pan, pan y
al vino, vino. Y dentro del terreno de la realidad, ya fuera del
teatro de las ilusiones, diseñemos la estrategia que sea genuinamente
efectiva para ponerle término a la dictadura cubana en Venezuela, para
rescatar a nuestra sociedad del infierno que asegura el comunismo
(aunque lo disfracen con otros nombres) y volvamos a un estado de cosas
que permita tener una vida decente en nuestro país y un destino
promisorio, donde nuestras familias estén seguras y podamos disfrutar de
la existencia como es justo y necesario.
¿Cómo hacerlo?
Partiendo del desconocimiento de las autoridades ilegítimas. Tenemos
que usar los mecanismos a nuestra disposición (de boca en boca; redes
sociales; etc.) para exigir la restitución del orden constitucional que
está completamente violado en la actualidad.
Debemos convertirnos en una voz lo suficientemente fuerte para que se
consolide una matriz de opinión que genere la exigencia de ponerle
término definitivo a la dictadura, y para eso hay que llamar dictadura a
lo que hoy disfrazan como gobierno.
Se tiene que hacer un llamado colectivo a las fuerzas armadas
institucionales (sí, ten la seguridad que todavía quedan militares
decentes) para que actúen conforme lo dicta la Constitución Nacional y
restablezcan el orden constitucional vulnerado, expulsando a los
representantes de la dictadura cubana en Venezuela y estableciendo un
gobierno cívico militar transitorio, que facilite el establecimiento de
un escenario propicio para institucionalizar a los poderes públicos y
elegir de forma transparente y real a las diversas autoridades que
representarán a dichos poderes públicos.
Las personalidades que formarán parte de este gobierno transitorio
serán personas de intachable trayectoria profesional, que sean dignos
estandartes del cambio que se necesita, y para eso la dinámica que se
genere deberá contener los instrumentos efectivos que permitan
identificar a estas personas y hacerlas acreedoras de la confianza
necesaria para rendirle honores a semejante responsabilidad.
Con esta nueva matriz de opinión consolidada, los militares
institucionales sentirán de verdad la responsabilidad de cumplir con su
deber constitucional. Hoy este sentimiento se encuentra frustrado por la
posición tomada por la MUD y sus voceros, quienes no se cansan de
repetir que una acción militar sería condenable (Y entonces, ¿para qué
van a salir?… ¿para suicidarse?), cuando resulta que solamente los
militares tienen la fuerza necesaria (y legítima) para cumplir con el
objetivo de expulsar a los invasores cubanos y sus agentes, y así
encausar al país por la senda de la libertad, no hay otra opción, esa es
la única que existe…pero jamás se activará mientras no sea un clamor
nacional, y para esto la MUD no puede seguir siendo la vocera del país
en estos asuntos trascendentales.
Ya sé que estás pensando mil cosas a la vez, y el escepticismo te
envuelve con su manto anulador. Pero recuerda que ese escepticismo es el
resultado de un trabajo de años por parte de una dirigencia política
que ha llevado al país por el camino equivocado, siempre con propuestas
válidas dentro del espejismo, pero erradas para confrontar la realidad.
Si algo ha demostrado la historia es que nada puede ganarle a un
pueblo decidido a conquistar su libertad a cualquier precio. Porque la
libertad no tiene precio, es una guerra por la vida, y cuando la opción
es el comunismo, se trata de una guerra a muerte, sin tonos grises, sin
excepciones cobardes, sin excusas, porque es una guerra que si se pierde
tiene como resultado la esclavitud, la existencia reducida a insecto.
¿Es que hay otra opción?
¿Es qué la supuesta paz es vivir como esclavos pacíficos, donde las cifras de asesinatos baten todos los récords mundiales?
2014 tiene que ser el año de la libertad. En la medida en que cada uno
de nosotros internalice este sentimiento y lo sienta con pasión en el
alma, las cosas irán sucediendo naturalmente y como consecuencia directa
de ese sentimiento…la matriz de opinión se irá moldeando con esa
pasión, y en consecuencia se irán dando acciones en el escenario
nacional que escalarán progresivamente hasta lograr el objetivo final,
el único que debemos abrigar, por nosotros mismos, por nuestros hijos,
por nuestra patria.
Para romper el espejismo es fundamental desistir de los ídolos
totémicos, de esas figuras que los medios de comunicación han
transformado en voces únicas y finales. Hay que romper con el pasado,
realizar conscientemente que todas esas estrategias políticas nos han
alejado de la libertad genuina, del destino que quisiéramos tener, del
único destino digno.
Hecho esto, es hora de ver para adelante, de diseñar estrategias que
no sean una repetición de lo mismo, sino que contengan los elementos
necesarios para la materialización de la efectividad buscada.
¿Reconciliación? ¿Diálogo?
Esas son premisas válidas siempre y cuando se siembren sobre terrenos
reales y no espejismos. Habrá reconciliación cuando se logre la
victoria de la libertad, nunca puede haberla cuando la condición es la
aceptación de lo inaceptable, cuando se trata de agachar cabezas e
hincar rodillas a un sistema ilegítimo e indigno.
Habrá reconciliación y diálogo cuando exista civilización, y esa
reconciliación sea entre ciudadanos decentes y dignos, no entre
delincuentes y tiranos.
Habrá diálogo cuando haya justicia, porque uno no dialoga con terroristas y tampoco hace justicia pactando con tiranos.
La reconciliación está implícita en la justicia, y el diálogo también.
Primero se tiene que hacer justicia y después lo demás es un derivado de
la misma, ya que es la forma como se materializa la justicia en la
realidad para hacerla estructural y duradera, logrando así la
civilización que permite el progreso de las mujeres y hombres libres.
En este nuevo plan, que llamaremos la estrategia de la libertad,
caben todas las personas que estén dispuestas a transitar este camino de
justicia, que estén en la disposición de abandonar las estrategias del
pasado, abrazando el presente con la mirada en el futuro.
Es vital que nos conectemos con la realidad y venzamos las
tentaciones de esa comodidad falsa que ofrece el espejismo, con sus
diversas modalidades: estrellas de rock político; dólares CADIVI; viajes
preferenciales; oficios lucrativos; alpistes sabrosos (cargos,
viáticos, cambures y mangos bajitos, etc.).
También hay que abandonar esa sensación de falsa paz que es propia
del espejismo, típica narrativa del guion que se recita en el teatro de
ilusiones que ha creado la agencia dictatorial cubana y su comparsa,
camuflageada en la MUD.
Vivimos en el país con una de las tasa de asesinatos per cápita más alta del mundo… ¿Es eso paz?
¿Es paz hacer cola cuando por fin aparece el papel higiénico o cuando resucita la leche?
¿Es paz vivir como esclavo?
¿Quieres esa paz para tus hijos?
¿La deseas?
¿Dónde queda nuestro amor por el país?
¿Y el amor por nosotros mismos?
Hay muchos de ustedes, miembros de la sociedad civil, iglesias,
sector militar, algunas individualidades dentro de los partidos
políticos, que han colaborado con la MUD en la mejor de las voluntades,
con fe. ¿Cómo se sienten hoy en día? ¿Creen realmente que ese esfuerzo
ha sido bien aprovechado, que ese tiempo invertido ha sido reconocido
apropiadamente, y dirigido hacia un fin efectivo?
La respuesta la conozco, son muchas personas extraordinarias e híper
talentosas que han trabajado arduamente en diversos equipos de trabajo,
diseñando planes y políticas públicas para un país de primer mundo. Esas
personas deben encabezar el abrazo de la estrategia de la libertad y
nutrir con sus talentos esta nueva matriz de opinión, sembrando el
escenario de la realidad (no el del espejismo) con sus ideas y
esfuerzos.
Porque lo que no funciona de la MUD no es la sociedad civil que
también la integra, esa es perfecta, allí está un grueso importante de
lo mejor en recursos humanos que tiene Venezuela. Lo que no funciona
allí es la amalgama de intereses políticos contrapuestos, que a la final
se terminan anulando entre sí, contaminando toda la organización con
sus tácticas fallidas y sus ideologías fracasadas.
Lo que no funciona de la MUD jamás funcionó ni funcionará, y siempre
la condenará al fracaso, porque en el intento de estar bien con moros y
cristianos, traiciona su espíritu y se vuelve complaciente, cómoda y
ficticia, perfectamente adaptada al espejismo, un navegante aventajado
en los mares de la ilusión, pero un náufrago moribundo en el océano de
la realidad.
2014 necesariamente deberá traer consigo el nacimiento de una genuina
oposición, capaz de conectarse con la tragedia real y proponer acciones
dirigidas exclusivamente a ponerle fin a la agencia de la dictadura
cubana que hoy secuestra a Venezuela.
Y no es ponerle fin retóricamente, con ilusiones que prolonguen el
desenlace indefinidamente. Deberá ser una oposición diseñada únicamente
para organizar al país en una sola estrategia de libertad, que le ponga
punto final al horror comunista (con cualquiera de sus disfraces y
anestesias), reestablezca el orden constitucional y encamine a Venezuela
hacia un destino iluminado de prosperidad.
No debe ser otro el clamor nacional, no puede existir otra
agenda…nada puede ser más importante que esto, y todos tenemos la
responsabilidad de participar, contribuyendo con lo que sea que podamos
aportar, porque cada quien hará lo que humanamente pueda hacer y eso es
suficiente.
La estrategia de la libertad es el camino que tomaremos, es el único camino digno y vale la pena.
Que Dios nos bendiga a todos…