Miércoles, 30 de enero de 2013
Carta a Ivana Simonovis
A Ivana Simonovis:
Sólo puedo pretender imaginar lo que tú sientes a tus 15 años de edad y haber pasado todos estos años sin poder compartir con tu padre Iván Simonovis tus momentos de alegría y tristeza, pues a tu edad comprendo que necesitamos ese cariño y esas enseñanzas que un buen padre nos da.
Lamento que él, tú y tu familia hayan tenido que pasar esta desgracia frente a la injusticia en manos del peor régimen que habrá tenido Venezuela.
Sin embargo, como tengo plena confianza de que Venezuela atraviesa un problema, no sólo político sino plenamente cultural, que debe ser orientado hacia el cambio desde la base de la inocencia y educación de ustedes los niños, me tomo el atrevimiento de referirme a tu carta.
Cuando alguien te enseña Ivana, a pedir "clemencia", te está enseñando a demostrar lástima y a utilizarla como método de negociación que sólo será aplicada si necesitas negociar con injustos. Lo que viene luego de pedir "clemencia" al malo para tratar de apelar a su "justicia", es la sumisión.
Cuando alguien te pida que apeles a la lástima pregúntale, tú que confías en la inocencia de tu padre Iván Simonovis:
"Y si estos mismos que durante años me han causado tanto dolor oyen mis peticiones y liberan a mi padre ¿Tendría qué darles las gracias? ¿Significaría qué ya no son malos y ahora son buenos?"
Ivana Simonovis, la verdad no se negocia, se defiende. No apeles a la lástima de quienes injustamente han causado dolor a ti y a toda tu familia, porque el resultado de eso será que tendrás que estarles agradecida si responden.
Carta a Ivana Simonovis
A Ivana Simonovis:
Sólo puedo pretender imaginar lo que tú sientes a tus 15 años de edad y haber pasado todos estos años sin poder compartir con tu padre Iván Simonovis tus momentos de alegría y tristeza, pues a tu edad comprendo que necesitamos ese cariño y esas enseñanzas que un buen padre nos da.
Lamento que él, tú y tu familia hayan tenido que pasar esta desgracia frente a la injusticia en manos del peor régimen que habrá tenido Venezuela.
Sin embargo, como tengo plena confianza de que Venezuela atraviesa un problema, no sólo político sino plenamente cultural, que debe ser orientado hacia el cambio desde la base de la inocencia y educación de ustedes los niños, me tomo el atrevimiento de referirme a tu carta.
Cuando alguien te enseña Ivana, a pedir "clemencia", te está enseñando a demostrar lástima y a utilizarla como método de negociación que sólo será aplicada si necesitas negociar con injustos. Lo que viene luego de pedir "clemencia" al malo para tratar de apelar a su "justicia", es la sumisión.
Cuando alguien te pida que apeles a la lástima pregúntale, tú que confías en la inocencia de tu padre Iván Simonovis:
"Y si estos mismos que durante años me han causado tanto dolor oyen mis peticiones y liberan a mi padre ¿Tendría qué darles las gracias? ¿Significaría qué ya no son malos y ahora son buenos?"
Ivana Simonovis, la verdad no se negocia, se defiende. No apeles a la lástima de quienes injustamente han causado dolor a ti y a toda tu familia, porque el resultado de eso será que tendrás que estarles agradecida si responden.
Lamento la situación que te ha tocado vivir,
pero ante la injusticia tienes un aprendizaje a muy temprana edad que
puede servirte para toda la vida: el aprendizaje de nunca negociar la
verdad, sino defenderla.
Estoy seguro que si a tu edad lo aprendes, serás de las mejores mujeres que habrá conocido en esta tierra la raza humana.
Estoy seguro que si a tu edad lo aprendes, serás de las mejores mujeres que habrá conocido en esta tierra la raza humana.
La justicia Ivana, está precisamente en nunca renunciar a la verdad.
Mis mejores deseos para ti.
Atentamente:
José Miguel Pérez G
@elcapitalismo
http://elcapitalismolf.blogspot.com
Atentamente:
José Miguel Pérez G
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