miércoles, 21 de julio de 2010

Sobre el diarioa contecer


Por Hugo J. Byrne - Un comentario válido requiere simuláneamente análisis razonable y conocimiento del tema. Con frecuencia debemos mantener en discreta reserva nuestra opinión, hasta que los acontecimientos justifiquen su propósito. Por eso no había a escrito ni jota hasta ahora sobre la supuesta liberación de varios de los prisioneros políticos que fueran secuestrados durante la llamada "primavera negra" de Castrolandia en el 2003, a excepción del hecho incontrovertible de que, si permanecen en Castrolandia después de su excarcelación, Castro (vale un comino que su primer nombre sea Raúl o Fidel) queda en total capacidad para secuestrarlos de nuevo. Secuestrarlos a ellos mismos o a otros, inmediatamente o más tarde. En la forma y en la oportunidad que le plazca. Los lectores saben de mi opinión sobre la disidencia, razón para no tener que repetirla. No obstante, existen ya amplios elementos de juicio para opinar sobre esta nueva componenda entre los personeros del socialismo español, Castrolandia y El Vaticano. No se trata de liberacion alguna, sino de destierro forzoso, una villanía a en la que todo indica al gobierno de Madrid y al Cardenal Ortega como principales y notorios cómplices del régimen castrista. ¿No recuerda el lector la larga y bochornosa historia del presente gobierno español en lo que se refiere a sus relaciones con Castro? ¿Acaso hemos olvidado cuál ha sido su preferencia en cuanto a cómo debe ser la diplomacia europea con Castrolandia? ¿No es cierto que Moratinos, el Ministro del Exterior de Zapatero, ha tenido el descoco de presentar su presente infame chanchullo como una gran victoria, que justifica la diplomacia rastrera de Madrid hacia La Habana y en virtud de la cual demanda la suspensión inmediata de las anodinas "sanciones" de la Unión Europea a la Isla? Nada gana España en esta componenda. No obstante, para comprender las acciones de Moratinos y Zapatero, es preciso conocer la profundidad y solidez de su militancia. La solidaridad internacional marxista es para políticos de esta vena una corruptora segunda naturaleza muy capaz de diluir consistentemente, e incluso subvertir el interés nacional. La realidad es que esta supuesta liberación de presos políticos consiste en el simple traslado a cuantagotas de algunos de ellos a centros de detención en las afueras de Madrid y Málaga, usualmente utilizados por España para el procesamiento de la inmigración ilegal africana. La "liberación", consistió en sacarlos de la prisión y llevarlos directamente al Aeropuerto Internacional José Martí , donde los esperaba el avión con destino a Madrid. Ese proceso no incluyó siquiera una breve reunión con sus familiares. Sabemos esto tanto por las protestas de los propios "liberados" en rueda de prensa en España, como por un muy instructivo reciente artículo de Carlos Eire llamado "Welcome to Spain, Suckers". Para quienes no lo recuerden, Eire es un notable escritor de procedencia cubana, profesor de la Universidad de Yale y antiguo miembro del éxoodo infantil Pedro Pan. Eire reclamo a la fama literaria fue su formidable autobiografía "Waiting for Snow in Havana". La posición de La Habana en este asunto de los destierros es bien fácil de entender para quien está familiarizado con las acciones del régimen. Conceder libertad incondicional a presos políticos, aún la relativa libertad que representa estar fuera de las mazmorras del régimen, pero permaneciendo dentro de Cuba, sería a una admisión tácita de la arbitrariedad en su arresto. Al mismo tiempo, individuos que puedan asumir actividades nocivas al interés oficial, por pacíficas y civiles que ellas puedan ser, presentan un peligro real para el estado, de acuerdo a la paranoica perspectiva socialista. Es la misma perspectiva que compele a la presente Secretaría de Justicia de Estados Unidos a ignorar la ley norteamericana, eliminando sin justificación posible las acusaciones que ella misma preparaba contra militantes del "Nuevo Partido de las Panteras Negras", por presuntamente restringir los derechos civiles de votantes. La presunta felonía ocurrió en un local de votación de Pennsylvania durante las elecciones presidenciales del 2008, cuando un par de rufianes disfrazados con uniformes militares y uno de ellos blandiendo una cachiporra, cerraban el paso de votantes blancos a un local de votación, mientras los agredían verbalmente. La evidencia documental de la violación fue recogida en un video que no deja el menor lugar a dudas. Se trata de la misma Secretaría de Justicia que ha iniciado acción legal contra el estado de Arizona por presunta violación de estatutos federales en la ley que sobre control de inmigración ilegal recientemente adoptara dicho estado. La susodicha ley copia casi letra por letra la misma ley federal de inmigración que Washington no hace esfuerzos serios por aplicar desde hace décadas. Coincidentalmente, el Fiscal General Holder no tiene planes para demandar a las muchas ciudades que desde hace tiempo han hecho oficial su estatus de "santuario" de los inmigrantes ilegales, consagrando una violación tácita de los estatutos del gobierno federal. Cuando la ley se usa selectivamente, se viola tanto su espíritu como su letra. Eric Holder no es solamente un prevaricador, quien por lo tanto no debe continuar un instante más como Fiscal General de la República, sino además un ciudadano presuntamente en violación de leyes criminales vigentes.

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