sábado, 17 de enero de 2009

Una concha de ajo


Por: Arlette Danglades - Periodista - adanglades@hotmail.com - Luego del breve receso que significaron las fiestas decembrinas se nos hace cuesta arriba reencontramos con el día a día de un país marcado con los mismos signos de inseguridad, inflación, escasez y una crisis económica en puertas que sentíamos haber dejado atrás. No obstante la cruda realidad nos augura un año bastante difícil. Y por si esto fuera poco el Presidente de la República vuelve por sus fueros para presionar y prácticamente obligarnos a participar en una contienda electoral cuyo único objetivo es lograr su reelección indefinida, y para lo cual dispone, sin ningún tipo de miramientos, que las misiones, consejos comunales, asociaciones de vecinos y las llamadas mesas técnicas, abandonen el trabajo y se dediquen a hacer proselitismo político. Esto es algo que una no termina de asimilar aunque es fácil de entender si tomamos en cuenta su escasa valoración del trabajo la cual se deba muy probablemente a un desconocimiento del mismo, pues desde que entró a la Academia Militar y hasta el día de hoy su manutención ha estado a cargo del Estado. Es así como hemos visto al recién electo Alcalde del Municipio Libertador como jefe de campaña de la contienda electoral mientras desatiende las ingentes necesidades de la localidad, o bien la no comparecencia del Gobernador del Estado Vargas ante el llamado de una población expuesta a la delincuencia y la criminalidad tal y como sucedió el pasado domingo 11 de enero. Para el Comandante en Jefe lo más importante es su reelección y todo lo demás carece de importancia. Olvida que cuando llegó al poder hace diez años, los jóvenes que tenían 5, 8 y 10 años, ahora tienen 15,18 y 20 años, y si ponemos atención a las estadísticas podemos observar el alto índice de estos jóvenes involucrados en asaltos, robos y homicidios, trafico de drogas, enfrentamientos entre bandas y cualquier otro acto delincuencial. ¿Dónde quedó la promesa del Presidente de no descansar hasta que no hubiera un niño viviendo en la calle? ¿Donde quedó la promesa de crear un hombre nuevo, este hombre nuevo tan pregonado por la revolución socialista del cual tanto se habló pero que no se ve por ningún lado? Nos preguntamos entonces: ¿Es que el señor Presidente piensa que diez años son una concha de ajo?

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