sábado, 17 de enero de 2009

Del cáncer de mamas y otras historias

Por: Leandro Pereira Cortez - Totalmente in fraganti fue capturado por las cámaras de Globovisión el diputado chavista Hugo Márquez durante la sesión parlamentaria del jueves pasado. Podría jurarse que hasta antes del incidente muy pocos sabían quién era ese ciudadano, ósea era un ilustre desconocido, al que ahora llaman el diputado “MAMARIO”. Resulta que mientras se discutía nada menos que el tema de la Enmienda Constitucional o “Enmiendita”, como la apodó el Presidente, él estaba observando en su laptop la fotografía de una mujer desnuda. La reportera que cubría la sesión se dejó llevar por la premura de la transmisión en vivo y se apresuró a comentar que el funcionario dedicaba su tiempo de trabajo a distraerse con pornografía. Casi de inmediato saltó el sorprendido Legislador a justificar que lo que estaba en la pantalla de su computadora portátil era un correo sobre el cáncer de mamas cuyo contenido constaba de algunas fotografías de mujeres con los pechos descubiertos. Ahora bien, analizando la curiosa ¿confusión?, si bien el cáncer mamario cobra millones de vidas en todo el mundo y merece toda nuestra atención, concientizació n y combate, no es menos cierto que para todo hay tiempo y cada cosa tiene su momento de hacerse, leerse y hasta disfrutarse. ¿Es el tema de la enmienda algo tan banal como para distraerse viendo senos femeninos, por más bellos que estos nos parezcan a nosotros los hombres? ¿Es el Hemiciclo de la Asamblea Nacional el lugar para ir a revisar correos personales, o más bien es el recinto donde se discuten los tópicos más importantes de la vida pública nacional? Es más ¿si tanto preocupa el tema al diputado Hugo Márquez por qué no propone una ley eficiente que se ocupe de las venezolanas que padecen y mueren a causa de esta enfermedad? El problema es, básicamente, que en este momento mientras muchos de nosotros nos devanamos los sesos por enfrentarnos a una enmienda que sólo nos traerá dictadura, pobreza, atraso y más violaciones a nuestros derechos, los parlamentarios venezolanos levantan la mano y aplauden como focas amaestradas en debates donde se discute el futuro de la nación y ni siquiera lo hacen concentrados en ello, sino que deciden lanzar por un barranco la Democracia al tiempo que hablan por teléfono, conversan con el vecino, se jorungan la nariz y revisan su correo personal. ¿Es ese el trabajo de un diputado, para eso fueron elegidos, por eso cobran sueldos tan altos? Ahí tenemos otra razón más para decir NO, NO y NO.

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