Por: Carlos Alvarado Grimán - aserne@yahoo.ca - aserne2004@gmail.com -htpp://www.aserne.blogspot.com - Pobrecitos los camaradas que vendieron sus conciencias al militarismo-chavista, renunciando a sus derechos constitucionales, no permitiéndose a sí mismos expresar públicamente sus opiniones sobre el desastre en que está sumida Venezuela. El temor se apoderó de los contestatarios de antaño ahora son ovejitas bozaleadas. La ridícula ciega obediencia al líder les borraron sus identidades. Esos no son los amigos que recordamos y admiramos, perdieron sus voces y vendieron sus almas a la ignominia. Pobrecitos los líderes opositores que bajan la cabeza ante las injusticias de este régimen oprobioso, pensando que la divina providencia, un golpe de suerte o la benevolencia del sátrapa los absolverá y podrán gozar de las mieles del poder, sin importarles la suerte del pueblo, los mártires, perseguidos, segregados en listados vergonzosos de la infamante era Chavista. Pobrecitos los empresarios que por sus intereses mezquinos vendieron sus dignidades, aliándose con la maldad y la injusticia, pensando que no serán victimas futuras de la nueva oligarquía "revolucionaria "que reclamarán sus espacios, destruirán sus empresas y sus tierras. Lástima la falta de amor propio de ésta pobre gente que acude a los circos chavistas en busca de lisonjas sin importarles la vergüenza de sus familias, exponen sus rostros ante las cámaras, mientras son vejados y maltratados impunemente y en cadena nacional por el Tte. coronel de utilería. Pobrecito el pobre pueblo venezolano que se acostumbró a vivir de los mendrugos que les lanza su nuevo amo, vendiendo sus almas al falso Mesías, mientras éste destruye el futuro de la patria y a sus hijos, sólo para satisfacer sus banales actos de maldad, codicia y sueños ególatras. Pobrecita Venezuela.
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