jueves, 3 de julio de 2008
Mediocridad
Por: Salomón Benshimol R. - benshimol@hotmail.com - LA VOZ - ¿Y qué…? - Mediocridad, Esa mediocridad arropa a Hugo Chávez desde el momento que le da su bendición al Contralor General de la República, complementándose lo ridículo cuando "soberana" Asamblea Nacional respalda este hecho tan lamentable en la historia republicana de VenezuelaCreo que mediocridad es la mejor palabra para definir todas y cada uno de las actuaciones del actual régimen. No hay un solo funcionario, incluyendo al propio Presidente, que no sea mediocre, lo que ha quedado demostrado con la mediocridad mayor hecha por Clodosbaldo Russián, al querer destituir miembros del Tribunal Supremo de Justicia y luego inhabilitar candidatos de la oposición sin tener la autoridad para hacerlo. Esa mediocridad arropa a Hugo Chávez desde el momento que le da su bendición al Contralor General de la República, complementándose lo ridículo cuando "soberana" Asamblea Nacional respalda este hecho tan lamentable en la historia republicana de Venezuela, llenando de mediocridad a los que permitieron que un hecho tan mezquino y tan ruin lo aprobara la casa que debe ser siempre la defensora de la justicia y las leyes en beneficio del pueblo que los eligió. Son muchos los actos mediocres que caen en la ridiculez del actual Gobierno. No hay nada más mediocre que el programa "Aló Presidente": Su producción y casi toda su programación se transforma en un culto a la chabacanería y en donde lo único que se ve en la pantalla es un poco de ministros, militares, adulantes y adeptos al Presidente aplaudiéndole y celebrando cada uno de sus actos mediocres, hechos que dejan muy mal parada la dignidad y el decoro de nuestro pueblo, y por ende a la seriedad de la inmensa patria Bolivariana. Los ministros lo hacen para conservar sus puestos y poder seguir haciendo negocios con los dineros del Estado venezolano, los militares buscando ser ascendidos al rango inmediato superior con el fin de poder llegar y ganar la guerra de los jalabolas y conquistar en el campo del deshonor los tres soles que los acreditarán como ministro de la Defensa; los adulantes que hacen el ridículo aplaudiendo a más no poder al Primer Magistrado, con el único fin de seguir consiguiendo los contratos millonarios que brinda el régimen a sus más leales arrastrados; y por último, sus adeptos, los cuales no tienen más remedio y deberán hacerlo para que no le quiten la miserable limosna que le dan cada mes para que griten "Viva Chávez" en cualquier escenario que el gobierno crea conveniente. Pero si todavía no estamos convencidos de la mediocridad del régimen, volteemos a las palabras que le dirigiera el Presidente a uno de sus más connotado aliados y a su "hermano del alma", por lo menos así fue hasta hace muy pocos días, el general Luis Felipe Acosta Carléz, algo realmente vergonzoso y asqueroso en la boca de un magistrado. En ese momento la mediocridad se convierte en grosería que es un irrespeto a la nación y por lo tanto a todos los que llevamos la nacionalidad venezolana. Ojo, no estoy defendiendo al general Acosta Carléz, nada más lejos de eso, sólo estoy haciendo un ejercicio para descubrir la realidad del ser mediocre desde dónde nace y hacia quién va dirigido. Estamos seguros que los mediocres del régimen empezarán a satanizar al gobernador de Carabobo para ganar más puntos, de los que ya tiene acumulados, ante la figura del Primer Mandatario Nacional. Sin embargo, tanta mediocridad y bajeza está por acabar. Esperemos que el Tribunal Supremo de Justicia comience a dar muestras de su papel en el proceso histórico de Venezuela y haga valer los derechos de todos aquellos que hasta hoy están inhabilitados por el inquisidor mayor, Clodosbaldo Russian, y aproveche la oportunidad de mandarle a abrir un juicio en su contra por la incompetencia que ha tenido en el cumplimiento de su sagrado deber como lo es defender el patrimonio nacional y no hacer lo que ha hecho hasta hoy que la de defender "los más altos principios de su amo y señor comandante Hugo Chávez Frías". Si no lo hace, la historia, en algún momento, contará la verdad de los hechos y será en ese instante cuando realmente triunfe la Justicia Divina y los hijos de sus hijos se avergonzarán de haber tenido un abuelo indigno, que cambió la honorabilidad de sus funciones por el abrazo y mendrugo de pan que les brindó su amo en su oportunidad. Sólo nos queda unirnos y derrotar en una forma total y absoluta a los candidatos del oficialismo. Eso nos permitirá borrar a esta mediocridad que hoy nos gobierna, para luego reconstruir nuestra patria sobre valores reales, propios y absolutos.
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