Por: Elizabeth Fuentes - Nada de administrar el triunfo con humildad ni honor a los vencidos: la paliza que acabamos de propinarle a la administración más corrupta y desvergonzada que hayamos tenido nunca hay que celebrarla, como mínimo, hasta el Día de Reyes. Y no porque vamos a dejar de ver a Barreto, Bernal o Diosdado un buen rato (lo que le agrega valor estético al asunto), sino por la trompetilla gigante que les ha propinado el electorado a quienes, como ellos, todavía creen que una lavadora o una nevera regalada a última hora, podía borrar el pésimo ejemplo que dieron y siguen dando desde las alturas del poder. Confieso también que me solacé viendo el carómetro que lucían anoche los verdaderos perdedores de esta jornada: Jorge Rodríguez enterrado en su cachuchita roja sin asomo de la sonrisa sardónica que lucía mientras nos hacía trampas en el CNE. Aristóbulo con cara de regañado, excusando su derrota porque "Baruta y Chacao salió a votar" o el pobrecito de Müller Rojas a quien la edad le debe estar pasando factura, porque hace dos semanas declaró en Últimas Noticias que "sacar menos de 7.2 millones de votos es un fracaso" y ahora resulta que afirma que "ganamos por paliza" cuando la cifra final ni se acercó a sus ambiciones iniciales. Y ni hablar del coma-andante, quien sin ningún rubor deslizó que había llamado a Tibisay Lucena ("claro, después que dio los resultados", yo te aviso), para conocer sobre los casos de Carabobo y Táchira, "aunque ganaron por poco margen", dijo más o menos. Me encantaría saber a cuánto ascendió su "éxito" porque, como lo sabe todo Amazonas, a los indios piaroas del municipio Autana le pagaban 400 bolos por cada voto. Y a los motorizados de Petare le daban 200, sin contar con la humillación que significa, tanto de quienes las entregaban como de quienes la recibían, el regalo de neveras, lavadoras y ventiladores para sumar adeptos, asunto tan patético como la presencia insultante del presidente Chávez y su monstruosa maquinaria, incluyendo en ella el lamentable papel del CNE y sus chavistas encapuchados quienes se hicieron la vista gorda con el abuso persistente del Presidente en la pantalla de VTV o en las cadenas diarias a que sometió al país. Que esta fue una pelea de burro contra tigre, de voluntad contra billete, de trabajo contra trampa. Una batalla donde fuimos casi desarmados a enfrentar un ejército maluco lleno de billete, manipulador y oportunista. Y aun así, les ganamos, les dimos durísimo, los derrotamos. Que saquen la cuenta que les de la gana, que hagan los análisis que les provoque, que inventen excusas o arremetan contra los tuyos, los míos y los nuestros: nada va a impedir esta alegría inmensa, este triunfo gigante sobre los Clodosvaldo, los magistrados rojos rojitos o los jorgerodríguez que siguen en el CNE plantándose firrm ante el poder militar. Ya nos veremos de nuevo ante las urnas por allá en el 2010. ¿Se imaginan ese bonche?
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