La escena que representa el nacimiento de Cristo se fue completando con el paso del tiempo. A principios del siglo IV se representaba a Cristo en un pesebre y había solamente una vaca y un asno. A fines del siglo IV se agregó una estrella. La Virgen María, recién a partir del año 431, con el Concilio de Efeso, apareció en el centro de la imagen. Fue San Francisco de Asís quien popularizó la costumbre de armar un pesebre. En su viaje a Belén, en el año 1220, quedó asombrado por la manera en que se celebraba allí la Navidad. Entonces, cuando regresó a Italia, le pidió autorización al Papa Honorio III para representar el nacimiento de Jesús con un pesebre viviente. A partir de ese momento, la tradición se extendió por Europa y luego por el resto del mundo.
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