La vida no es fácil. Muchas veces, los problemas nublan el horizonte y nos hacen sentir que no hay salida. Muchas veces, la desesperanza llena nuestras horas y necesitamos una mano amiga que en ocasiones no aparece. Sin embargo, aun en esos momentos en los que todo parece darnos la espalda, hay detalles que pueden hacer que nuestro corazón sonría: un niño, un buen recuerdo, un mensaje de optimismo, una palabra de aliento, una canción. Cuando llega la Navidad, todo cambia, todo se renueva y se transforma. El aire es distinto, los colores brillan y la luz parece escaparse de las casas y de las miradas. La gente se ve más alegre, más comprensiva, más amable, más dispuesta a dar y a recibir. A pesar de los problemas, las responsabilidades y las complicaciones, la Navidad está en el interior de cada uno de nosotros, en nuestros buenos deseos y en nuestro esfuerzo por un mañana mejor. La Navidad es una pausa que nos dice que nuestro destino está en nuestras manos y que nosotros mismos podemos cambiar el curso de las horas difíciles si afrontamos los retos con una sonrisa y con verdadera fe. Si no olvidamos el milagro que celebramos cada veinticinco de Diciembre y que el secreto de un Feliz Año está en desear la felicidad no solamente al principio sino todos los días, haremos que la Navidad permanezca entre nosotros por siempre.
Feliz Navidad
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