****************
A continuación una respuesta al Artículo de Maria Teresa Herrán el cual fue publicado en Twitter por @njotad. Procedo a enviar este enlace al correo de Maria Teresa Herrán. Magda Mascioli G.
****************
Señora María Teresa Herrán:
Créame que es hoy el primer día que tengo noticias de su existencia. De no ser porque uno de las personas que escribió un comentario a propósito de su esposo, Juan Camilo Restrepo, ni me entero quién es Usted. Pero no crea que haberme enterado de su vinculación con Juan Camilo Restrepo, me va a dar pie para traer a colación cosas como los escándalos entorno al Banco del Pacífico y al Banco Andino. Para dar pie a semejante despropósito de mi parte, tendría que contar en mi haber con los datos suficientes como para hacer crónica de esto, lo cual no poseo actualmente y tampoco interesa poseer. Porque créame, Señora Herrán de Restrepo, que una cosa es la idea, el argumento y el razonamiento y otra muy distinta es la "calidad" moral o no de quien produce la idea, el argumento y realiza el razonamiento. Fue por esta razón por la que los especialistas en ese difícil arte que llaman "lógica", despreciaron el llamado "argumento ad hominem" como un recurso válido en una discusión medianamente civilizada. Es lamentable, sin embargo, que Su Merced no haya tenido en cuenta este elemental "principio" de la discusión y del debate a la hora de calificar la obra de Fernando Vallejo. Es lamentable que Usted se haya quedado, por decirlo de alguna manera, en lo periférico de este "incomprendido" paisa. Y le voy a explicar por qué o, al menos, voy a intentarlo. La condición biográfica de un autor es determinante en su producción literaria. Quien no asuma esto no puede entender por qué nuestro premio "nobel", en "Vivir para contarla", de declare "veterano de dos blenorragias" a los 21 años. ¿Quien que no conozca el comportamiento sexual de las gentes de la Costa Atlántica comprenderá eso? ¿No se ha fijado Usted, por ejemplo, en el mismo premio "nobel", su exaltación del "miembro viril grande". ¿Recuerda lo que le dice Pilar Ternera a Úrsula Iguarán, en "Cien años de soledad", cuando ve a su hijo desnudo? ¡Cosas de la cultura! ¡Cosas del medio ambiente! Quien no conozca, en este mismo sentido, el llamado "método preventivo", en el sistema pedagógico de los salesianos, no podrá entender por qué Fernando Vallejo, entre otras lindezas, califica de "corruptor de menores" a Don Bosco en "La Virgen de los sicarios". ¡Biografía, Doña María Teresa, biografía! ¿Quiero decir con lo anterior que el talante de Vallejo como escritor obedece a su biografía? Pues él no es la excepción. Pero hay algo más, algo más que es preciso tener muy en cuenta. ¿Conoce Usted eso que llaman "lenguaje" y "metalenguaje"? Dicen que la palabra "metafísica" tiene su origen en la acomodación de algunos libros de Aristóteles en un estante: ubicándolos después de los libros de física escritos por el Estagirita, esos libros pasaron a ser los libros de "metafísica". Me atrevería a decir que desde entonces, todos los seres pensantes tenemos la obligación, casi moral, de ir más allá, de trascender, de no quedarnos en la periferia de la cosa, so pena de pasar por la plaza de los superficiales, de los que renuncian a ahondar y deciden quedarse en la epidermis del mundo y de las cosas. ¿Tiene Usted idea de lo que hay detrás de ese talante de Fernando Vallejo? Excuso decirle que afirmar: "En el caso de Vallejo, esos lugares comunes sólo satisfacen sus rabias interiores, las mentadas que se hace de su propia madre", resulta, si no una arbitrariedad, sí una superficialidad que no puede pasar por debajo de la mesa. ¿O es que cree que la relación de Vallejo con su propia madre no fue lo suficientemente sana como para que se convirtiera en el punto de origen de esa "rabia" que Usted acusa en él? No me atrevería a decir eso, como tampoco me atrevería a hablar del Banco del Pacífico o del Banco Andino. No son datos que están a mi alcance. ¿No se ha tomado el tiempo, Señora Herrán de Restrepo, de pensar que esa mordacidad, sarcasmo e ironía recurrente en Vallejo, que lo convierten en un insultador de oficio, puede responder a una crítica despiadada a la terrible crisis que vive esta parte del mundo que llamamos "Occidente"? La invito a que se asome a la ventana del mundo y de la realidad. Hágalo a través de los medios de comunicación, mire los noticieros de Radio Cadena Nacional, de la Cadena Caracol, de CNN; mire los diarios digitales y de circulación impresa; oiga la radio... Y después de ese ejercicio, haga un balance de la realidad. ¿Cómo le parece, por ejemplo, que hace escasos cinco años las guerras fueran por el petróleo y que ahora sean por el agua? ¿O es que piensa que detrás de la actitud de China con los tibetanos existe otra motivación distinta? A Vallejo lo acusan de pedófilo... Y, ciertamente, la pedofilia es una actitud despreciable, éticamente censurable y legalmente debe ser castigada sin el menor reparo, sea quien sea, cométala quien la cometa. ¿Pero no cree Usted que deberíamos tener la misma actitud en contra de quienes irresponsablemente engrosan las listas anónimas de niños y adolescentes que viven en situación de calle? ¿No cree Usted que es igualmente infame que niños y adolescentes sean secuestrados por la guerrilla para engrosar sus filas terroristas? ¿Qué me dice de la prostitución infantil? ¿Y de los godos, que después de ir a misa, rezar el rosario y hacer una visita al Santísimo Sacramento, se van a Chapinero o a la Zona Rosa, a por una putita adolescente, a quien quizá las tetitas no se le han terminado de desarrollar? ¿O es que esos actos sí deben ser bendecidos por la mano pontificia de Su Eminencia Reverendísima, el Cardenal Rubiano o de Su Eminencia Reverendísima, el Cardenal Castrillón? "¿Un ser que sólo encuentra en los perros un refugio a su misantropía? ¿Un homosexual desencajado en una infancia senil? ¿Un insultador profesional?" Fue así como Usted comenzó su artículo. Fue así como Usted misma comenzó a desautorizarse al escribir lo que escribió, aunque su propia desautorización la gestó desde el momento mismo en que concibió el título de su artículo. Porque permítame decirle que la afirmación "El Vallejo que odia a las madres" es, aparte de una falacia, una calumnia de tomo y lomo, por decir lo menos. Me surge la siguiente pregunta: ¿Usted ha leído algo de Vallejo? Mejor dicho: ¿Usted ha sabido leer a Vallejo? Porque el asunto no es leer, sino saber leer. Así, pues, sería bueno preguntarse: ¿Odia Vallejo a las madres o a las paridoras de oficio? ¿Odia Vallejo a las madres o a las mujeres que no tienen idea de lo que implica engendrar un hijo y parirlo? ¿Odia Vallejo a las madres o a las mujeres que deciden dejarse preñar porque piensan que con ello van a retener al macho a su lado? ¿Odia Vallejo a las madres o a las mujeres de la rancia sociedad, que paren por el deber social y luego confían la "educación" de sus hijos a las monjas del Colegio del Rosario, del Colegio de la Presentación o a los curas del San Bartolomé? Yo me supongo, Señora Herrán de Restrepo, que Usted tiene la suficiente capacidad de abstracción para darse cuenta que la maternidad trasciende el hecho biológico y que es un talante, una forma de ser, una manera de ubicarse en el mundo y en la realidad. Porque si la maternidad se la reduce a un hecho biológico, excuso decirle, entonces, que Vallejo tiene razón al usar la expresión "vacas comiendo vacas", y que tanto escozor parece haberle causado. En fin, Señora Herrán de Restrepo, Usted disculpe la largueza de mi escrito; pero supongo que Usted es benevolente a la hora de disculpar a un comemierda que hoy le dio por escribirle a Usted. Ah, y no firmo con mi nombre y apellido por razones que aquí no viene al caso traer a colación, pero en caso de que lo desee, puedo hacerle llegar este escrito a su dirección de correo electrónico, con mi nombre, números de cédula y pasaporte y hasta con la dirección IP de la conexión que uso para Internet. Me suscribo de Usted. (Firma en depósito a solicitud).
jueves, 13 de mayo de 2010
El Vallejo que odia a las madres
Por: María Teresa Herrán - mariateresaherran@hotmail.com - ¿QUIÉN ES REALMENTE FERNANDO Vallejo, además de excelente y, a veces, descuidado escritor? ¿Un ser que sólo encuentra en los perros un refugio a su misantropía? ¿Un homosexual desencajado en una infancia senil? ¿Un insultador profesional? No sobra preguntarlo después del día comercial. ¿Con qué propósito confiesa Vallejo que se inventó a sí mismo en sus personajes, como lo expresa en la contra carátula de su último libro, El don de la vida, al borde del negro abismo (también palabras suyas)? Insultar se le volvió una estrategia, como las alabanzas de Colombia es Pasión son otra, y como lo es imitar la voz del Presidente y repetir el eslogan “trabajar, trabajar, trabajar”. El peligro de ciertas estrategias demasiado evidentes: alejan de la creatividad, trátese de literatura o de campañas presidenciales. El odio o el amor se vuelven rutina. En la presentación del libro en la Feria de Buenos Aires, Vallejo afirmó que Borges fue mal escritor, y Cristina Fernández, algo como una matriz estúpida. Pero el insultador profesional mide y se cuida de no insultar a quien no conviene. A México, país en el que estuvo viviendo con mesura ditirámbica, o a la Universidad Nacional, que le dio el Honoris Causa. Apenas se atreve a escribir que Fox es un asno. Bolívar, en cambio es un venezolano bellaco, hijo del que te parió por la vagina puerca (son sus palabras). Ni hablar de Colombia, su cloaca. Nosotras las madres somos vacas comiendo vacas (eso para recordarnos que es vegetariano). Vallejo se distancia cada vez más del impacto literario de la Virgen de los sicarios y se vuelve un morboso del insulto, al que siempre le han encantado los niños. Eso también es repetitivo hoy, cuando el tema se ha puesto de moda. Lo aleja a años luz de su Puta de Babilonia o de Pier Paolo Passolini. En el caso de Vallejo, esos lugares comunes sólo satisfacen sus rabias interiores, las mentadas que se hace de su propia madre. Pero impresiona el parecido entre esa manera de insultar, los comentarios de seres anónimos desaforados por la red, y las estrategias criollas de mancillar al adversario por ser hijo de migrantes, con afiches en Villavicencio, o mediante rumores divinos. http://www.elespectador.com/columna-203005-el-vallejo-odia-madres
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario