La popularidad de Hugo Chávez se ha nutrido de una verborrea que proclama la necesidad de crear una economía que mejore la calidad de vida de los venezolanos y la inclusión. Hoy ambas se han convertido en una utopía que viene acabando con la pasión y el amor que sustentaban su hegemonía. Su discurso populista y revolucionario se está enfrentando a varias realidades inocultables: Una de ellas es que la economía está en franco deterioro. Las cifras oficiales del BCV hablaron esta semana que la economía ya suma cuatro trimestres en recesión. Ante esto el gobernante sólo atina a contraatacar a la "burguesía" y a aseverar que "la economía que está cayendo en Venezuela es la capitalista". Con esto pretende lavarse la cara y evadir su responsabilidad en la caída del Producto Interno Bruto (PIB), en 5,8% en el primer trimestre de 2010. La grave crisis de la economía venezolana la reflejó también la empresa CMA, especializada en información crediticia, quien incluye a Venezuela en su indicador de riesgo soberano (CMA Sovereign Risk Monitor), basado en la evolución del mercado de CD's a cinco años, como uno de los cinco países del mundo que tienen más de 50% de probabilidad de ir a la quiebra. Sin embargo, Chávez se mantiene impertérrito en su marcha hacia el comunismo, expropiando o cerrando empresas por doquier, sin importar que con ello se lleve por delante puestos de trabajo y medios de producción. Se cuentan más de 4.000 empresas cerradas en 11 años y siguen sumándose día a día muchas más.Chávez tampoco puede ocultar que su público se aleja de su proyecto y que su violento discurso es ampliamente rechazado por la población. Alfredo Keller y Asociados informa en su más reciente encuesta que ocho de cada 10 personas encuestadas rechaza la expropiación de empresas. Y según estudios recientes de la empresa de medición de opinión, Hinterlaces, su discurso radical se desconecta cada vez más de las aspiraciones de los más pobres. El colapso del proyecto de país que busca imponer Chávez ha hecho que la población, proteste cada vez más en reclamo de sus legítimos derechos. Entre ellos, mejores condiciones de trabajo, mejoren salarios, cumplimiento de las reivindicaciones sociales, reparación de las vías de comunicación, mejores servicios públicos, y especialmente en materia de salud.Ante el rechazo activo de la población, la respuesta del régimen es la política del garrotazo y la prisión "preventiva". Para muestra, sólo basta mencionar el trato brutal que recibió el personal de la Maternidad Concepción Palacios, cuando exigían a la Dirección de la institución que les cancelara deudas salariales pendientes y respeto a su trabajo. Como saldo de este legítimo reclamo, una enfermera y dos camareras permanecen recluidas en la sede de Policaracas en la Cota 905, no sin antes haber recibido una buena dosis de garrotazos, bolivarianos y muy revolucionarios. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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