martes, 22 de diciembre de 2009

Juan


Juan llegaba cada día temprano puntual a la hora del almuerzo y se sentaba en la misma mesa del pequeño y concurrido restaurante del barrio. Cuidadosamente extendía su periódico sobre la mesa y ordenaba una porción de papa salada que era el plato mas económico de la carta. Así pasaba horas leyendo el periódico comiendo lenta, muy lentamente sus papas que por supuesto empapaba con la salsa que habia sobre la mesa, sin importarle para nada el tráfico del restaurante, que hubiera clientes esperando mesa o que el dueño corriera como loco tratando de acomodar el máximo de personas. Un día el dueño del restaurante cansado de esto decidió ponerle mucho, mucho picante a la salsa de la mesa de Juan para que esta vez se picara tanto que quedara sin deseos de regresar al restaurante. Fue así que Juan llegó ese día como siempre, se sentó en la mesa, extendió el periódico, pidió sus papas, se comió la salsa hasta limpiar el plato, pasó varias horas y al salir se detuvo un momento y sonriendo ante el dueño le dijo: lo felicito, siquiera mejoraron la salsa porque ya estaba a puno de dejar de venir a este restaurante. MORALEJA: no trates de pensar con cabeza ajena. Cuando quieras decir algo dilo con respeto pero con absoluta claridad para que tu mensaje llegue claramente, en especial si quieres comunicar algo que te ofende o te molesta.

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