Por: Agustín Blanco Muñoz - abm333@gmail.com - El Universal - Miranda no podía salir de su asombro cuando aquel piquete encabezado por Simón Bolívar lo apresa por supuesta traición a la patria al haber capitulado ante Monteverde. Y considera que el acto es otra manifestación del gran bochinche que, lamentablemente, caracteriza la conducta del venezolano. Y en medio del comportamiento a que alude el bochinche está la tragedia, el dolor y la tristeza que tienen un lugar destacado en el espacio de vida del venezolano de muchos tiempos. En efecto, con la propia invasión europea iniciada en 1492, comenzó a regir el engaño como algo constante en la historia que se impone. El bochinche es parte de la imposición. Y a las mayorías se les obliga a hacer la historia como lo deciden las minorías. Los tres siglos de invasión que se conocen como ‘proceso colonial’, fueron de bochinche mantuano para garantizar la tragedia de blancos criollos, pardos, negros, gente inicial. Un bochinche y una tragedia que no culmina con las guerras de independencia o la llamada fundación de repúblicas, sino que se extiende hasta el día de hoy. Y hay que señalar que no ha habido un momento de tanto bochinche, descomposición, agotamiento, angustia, miedo, temor como el que ahora padecemos. Estamos frente a la gran síntesis del desmadre nacional. Y no sólo a nivel ‘revolucionario’. Las oposiciones afinan cada día más su estrategia bochinchera del pasado para ponerla a tono con los nuevos tiempos y estar presta para volver a ocupar tanto la Asamblea Nacional como la Presidencia de la República Bolivariana del Bochinche Revolucionario. Pero no sólo esto, ahora se desarrolla un nuevo bochinche: la posición de quienes manifiestan que para el año 12 no irán con ninguno de los candidatos de la polarización, sino con un representante propio, seguramente para constituir el Gobierno del Bochinche Revolucionario Nini, cuya plana mayor está conformada por ex chavistas que quedaron fuera de posiciones gubernamentales. Se obvia de este modo algo fundamental: existe una mayoría que siente la necesidad de trascender las acciones de quienes buscan posiciones para el aprovechamiento, la negociación, el beneficio y las propias posibilidades de seguir el disfrute del bochinche. Sus objetivos son luchar por la conformación de la Venezuela que tendrá que nacer, no del voto de la trampa y la imposición, ni del bochinche generalizado de unos y otros aprovechadores, sino del esfuerzo y el aporte de un colectivo dispuesto a ejercer el papel y la condición de creador de una nueva realidad. Sólo así podrá formarse una sociedad sobre otras bases, con otro cometido y verdaderos principios de democracia, libertad, igualdad, convivencia. La idea entonces, no es la de salir a procurar una candidatura para contribuir a profundizar el desmadre de este trasquilado ex-país, sino a dar un aporte en términos de la construcción de una Venezuela a la altura de la justicia, la belleza, el amor y la libertad. La Otra Venezuela, no es la del bochinche ‘revolucionario’ ni la del bochinche electoral de los calculadores, buscadores de prebendas y reclamadores de la parte del botín-renta petrolera que aún no ha llegado a sus manos. No es la de quienes se ofrecen como los próximos salvadores desde la postura de ‘oposiciones’ o de unos supuestos Ni Ni que vendrían simplemente a sumarse al coro de la confusión-bochinche. La Otra Venezuela, la del Movimiento de Movimientos, que tanto ha difundido Manuel Rodríguez Mena, sólo se podrá conseguir con la acción consciente y decidida de un colectivo y un liderazgo horizontal, dispuesto a echar las bases de una nueva historia, a producir una ruptura con el bochinche-imposición republicano, que sólo ha servido para resguardar los intereses de sus dueños y postergar cuantas veces sea necesario las aspiraciones y reivindicaciones del colectivo social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario