Por: Diego Arria S. - El 5 de julio de 1811 nuestros próceres, al suscribir el Acta de Independencia, manifestaron: "desde hoy (…) son libres, soberanos e independientes y están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España y de cualquiera otra denominación extranjera". ¿Y por qué este recuento histórico? Porque doscientos años después el señor Hugo Chávez ha abdicado cuasi clandestinamente del propósito central de la independencia: "Ser soberanos (…) de cualquiera otra denominación extranjera". ¿Y en qué consiste semejante abdicación? Durante el proceso independentista las tropas españolas nunca pasaron de los veinte mil soldados. Ni uno solo de ellos se encuentra hoy en nuestra tierra. Nadie hubiera podido imaginar que dos siglos después estaríamos ocupados por el mayor contingente extranjero de nuestra historia. Curiosamente solo un cubano, Blas Roca, secretario general del Partido Comunista de Cuba, en una reunión en 1963 de partidos comunistas en La Habana, fue capaz de anticipar la importancia que tendría Venezuela para el futuro de su revolución: "Cuando los venezolanos se liberen del imperialismo, toda América arderá en llamas, liberada de una vez por todas del yugo del imperialismo. Entonces, y solo entonces, no seremos más una isla solitaria en el Caribe frente a los yanquis, porque tendremos apoyo en el continente". Ni siquiera Fidel Castro en sus sueños más delirantes pudo imaginarse que cincuenta años después de haber sido derrotado por Rómulo Betancourt al intentar invadirnos, un teniente coronel de las mismas Fuerzas Armadas venezolanas que lo enfrentaron, sin disparar un tiro, le pusiera a sus pies nuestro país, nuestro patrimonio y nuestra dignidad. ¿Un país ocupado por voluntad propia? Para nada. Este delito, solo comparable al de traición a la patria, tiene un responsable: el señor Hugo Chávez, quien, de acuerdo con sus propias palabras, ha permitido el despliegue en nuestro territorio de más de cincuenta mil agentes cubanos con formación militar dispuestos a tomar armas al son de "Patria, Socialismo o Muerte", el mismo al que marcha la Fuerza Armada. Un delito que no cometió jefe de Estado alguno en toda nuestra historia. Los agentes cubanos se desempeñan en actividades que van desde la medicina y el deporte hasta las más importantes estratégicamente, como son las de tutelar, cuando no dirigir, los servicios de inteligencia civil y militar, de identificació n, policial, jurídica, informática, propaganda, notarías, procesos educativos y hasta en la toma de decisiones de política nacional e internacional a su más alto nivel. En resumen, Chávez ha rendido nuestra soberanía al régimen de los dictadores Castro. En este contexto de complicidad para delinquir no sería de extrañar que con la anuencia de los jerarcas de los poderes del Estado, y en especial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, se intente confederar a ambos países, pues Cuba sin el apoyo que le concede el régimen le sería difícil subsistir. Están como siameses: el colapso de uno representaría el colapso del otro. Es por esta consideración que los Castro observando la incompetencia del régimen, han enviado al infame comandante Ramiro Valdés para dirigir acciones más radicales en contra de la disidencia local, que si bien no está en huelga de hambre como los mártires cubanos Zapata y Fariñas, evidencian una implosión acelerada del señor Chávez. ¿Celebraremos el bicentenario de nuestra independencia? La verdad es que a pesar de su trascendencia histórica el 5 de Julio de 1811 está tan distante que empalidece al lado de lo que significa la rendición de nuestra soberanía a la dictadura cubana, nuestra libertad y nuestros derechos a un régimen unipersonal, despótico y militarizado que nos hace recordar por qué los que asumieron la iniciativa de nuestra independencia fueron, con la excepción de Francisco de Miranda, todos civiles y no militares. Debemos activarnos para lograr y celebrar pronto la independencia de Cuba y del señor Hugo Chávez.
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