Las frecuentes tensiones colombo-venezolanas de la última década han estado signadas por el tema de los grupos narcoterroristas de Colombia. Siempre la actitud de Hugo Chávez ha sido la misma: evidenciar su simpatía con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), llegando incluso al atrevimiento de pedir para éstas el reconocimiento internacional. Con la llegada del presidente Juan Manuel Santos, las tensas relaciones políticas y comerciales que existían con Álvaro Uribe se distendieron. Santos declaraba entonces que contaba con “un nuevo mejor amigo”: Hugo Chávez. En retribución éste fue saldando deudas con empresarios neogranadinos y restableciendo algunos de los vínculos comerciales rotos. Lo que la nueva mejor amistad pareciera no haber logrado es romper la vieja buena amistad del Gobierno de Chávez con sus camaradas de las FARC. Por lo menos esto es lo que indicarían varios eventos recientes. Uno de ellos, el atentado de las FARC contra Fernando Londoño, ex ministro del Interior de Colombia, que dio pie para que el expresidente colombiano Álvaro Uribe acusara a Chávez de haber convertido a Venezuela en “un paraíso del narcotráfico” y proteger a grupos guerrilleros, indicando incluso que los autores intelectuales del atentado contra Londoño estaban de este lado de la Frontera. Y las posteriores afirmaciones de Londoño quien, sin mencionar su nombre, señaló en su programa radial “La hora de la verdad” que el gobernante venezolano era el “importador a América de estas formas de terrorismo”. Otro evento revelador fue el ataque de la FARC contra un grupo de militares colombianos en la frontera colombo venezolana, donde fallecieron 12 efectivos. Tras éste, el ministro de la Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, afirmó que estaban en conocimiento que el frente 59 de las FARC, responsable de la ofensiva, “salió de Venezuela para atacar a los uniformados y posteriormente huyó de nuevo hacia el vecino país", y aseguró que ese frente probablemente tiene su área base en territorio venezolano desde hace bastante tiempo. La gravedad de la situación llevó al mejor amigo Santos a llamar al convaleciente Chávez para alertarle de los narcoguerrilleros que pernoctan en tierras venezolanas y solicitar su colaboración. Este petitorio sacó a Chávez de su reposo para hablar vía telefónica, por primera vez en varios días. Lamentablemente, su intervención no fue para ordenar la búsqueda por tierra, mar y aire de los asesinos de los militares colombianos para entregárselos a Santos. Su aparición fue para emitir una ambigua afirmación “nosotros ratificamos nuestra posición, no vamos a permitir incursiones de ninguna fuerza armada, sea cual sea su naturaleza, en territorio venezolano”. Cabe una duda ¿Chávez se referirá a las FARC? ¿o será una advertencia a Santos para que el Ejército de Colombia no se atreva a repetir un asalto similar al del campamento de Reyes, cuando era ministro de la Defensa de Uribe?
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