lunes, 1 de junio de 2009

Venezuela en la suela


Por: José Cantero - “En Venezuela no hay propiedad privada de la tierra. Toda es del Estado. Yo así lo digo” - Hugo Chávez, 10 de mayo del 2009 - Al pasarle mi pasaporte a la oficial de migraciones del aeropuerto de Maiquetia pensé que me encontraba ante dos posibles escenarios. El primero, la típica bienvenida a una nueva nación que se está creando bajo el modelo del socialismo del siglo XXI, y el segundo, un interrogante exhaustivo del porqué de mi visita. Todo lo contrario. La oficial, mirando a los costados de reojo me preguntó si traía dólares conmigo y que me los cambiaría a 2.500 bolívares. Me recalcó que se trataba de 500 bolívares por encima del precio oficial.Para mi sorpresa, un poquito después, el maletero me hizo la misma propuesta –en Venezuela este tipo de operación es ilegal–, pero a un tipo de cambio de 4.000 bolívares por dólar. No me llevó mucho para darme cuenta que no solamente el aeropuerto funciona como una gran casa de cambios, sino que toda Caracas, y posiblemente toda Venezuela, y que el precio de calle está en 5.500. ¡Vaya brecha con el tipo de cambio oficial! Y conste que Chávez pronostica el fin del dólar.Pero la distorsión en el mercado cambiario es apenas unas de las tantas que se observa en la economía, caracterizada por la escasez de productos y el mercado negro. Pese a que el gobierno bolivariano estableció un piso a los precios en el 2002, la inflación de alimentos trepa al 50%, con alto riesgo de espiralizarse.De acuerdo al gobierno, los culpables de esta inflación son las empresas. Entonces, como medida de contención de la inflación y para garantizar la abundancia en la producción de bienes y servicios, no encontró mejor fórmula que la de acogotar a las empresas, por medio de la expropiación.Un empresario venezolano me comentaba que Chávez, sujeto que aborrece el capitalismo, se está convirtiendo en el único capitalista de Venezuela. “El capital no está desapareciendo, simplemente está pasando desde las manos de miles de propietarios a una sola persona. A tal fenómeno se lo denomina el ‘socialismo del siglo XXI’”, me dijo el ejecutivo. Pero Chávez no es Bill Gates ni mucho menos Warren Buffet. Tanto capital en sus manos se está haciendo pomada en cortísimo tiempo. PDVSA, la petrolera venezolana es la prueba fehaciente. Según Chávez, la productividad de la petrolera no ha mermado, mientras la OPEP sostiene lo contrario, al afirmar que la producción diaria de PDVSA no es de 3,4 millones de barriles diarios como argumenta la empresa de petróleos, sino de 2,4 millones de barriles diarios, es decir, 1 millón de barriles menos al día.Me comentaba un académico que las confiscaciones se están realizando en todos los sectores de la economía: ganadero, cemento, telecomunicaciones, aluminio, banca, comercio, etc. Por ejemplo, en el sector ganadero se han expropiado 450 estancias de alta productividad. Hoy, estas unidades son simplemente bastos territorios desolados.Ya se observan los efectos dañinos que generan las expropiaciones de empresas de gran tamaño sobre las más pequeñas, pues estas actúan de proveedoras de las primeras. Al confiscarse una empresa grande, las pequeñas ya no tienen mercado para vender sus productos, y se ven obligadas a cerrar el negocio. El efecto en el bolsillo de la gente es inmediato, al quedar estas sin trabajo.En 1998 existían 430.000 empresas en Venezuela, cifra que ha descendido a 370.000 en la actualidad, es decir 60.000 han desaparecido. Lo preocupante es que el 98% de las empresas que han cerrado sus puertas son las de mediana y pequeña escala, o sea, pymes.No es de extrañar que Caracas sea la capital más cara y a la vez peligrosa del mundo, ya que el ahorcamiento del sector privado ha tenido como resultado más inflación y desempleo, y este ha llevado al deterioro social, que no pueden ser apañados con los cada vez menores recursos petroleros. El trasnochado modelo del socialismo del siglo XXI no solamente es exportable, sino que ya se está exportando y aplicando en los países satélites de la región. Importar este recetario sería nefasto para nuestra economía, que necesita de más empleo, y no de más insensatez. http://www.lanacion.com.py/noticias-248858.htm

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