Análisis de Juan Carlos Echeverry - Universidad de Los Andres (ECONCEPT) - http://bit.ly/6sQppJ - La devaluación es un tipo de medicina cuyos efectos secundarios pueden ser más perjudiciales para el paciente que el poder sanatorio. Para una mejoría, se necesitaría que las exportaciones reaccionen a la mejor competitividad promovida por la moneda débil. Venezuela exporta poco más que petróleo, por lo cual el efecto sanatorio puede ser bajo. En cambio, la devaluación empobrece a las familias, en la medida que merma su poder adquisitivo y el valor de sus activos. El que sí gana transitoriamente es el bolsillo de Chávez, pues cada dólar petrolero exportado se lo traducen en más bolívares. La administración del tipo de cambio es una práctica de vieja data en Venezuela, razón por la cual la decisión de Chávez del pasado 8 de enero podría considerarse simplemente un capítulo más en una historia ya de por sí larga. La decisión consiste en pasar de dos a tres tasas de cambio. Una de 2,6 bolívares por dólar para unos productos prioritarios o meritorios, cuya definición dependerá de unos burócratas ante los cuales habrá un cabildeo infernal. Una segunda, de 4,3 bolívares por dólar, se aplicará a importaciones no prioritarias, las exportaciones y otros rubros también sujetos a bolígrafo. Finalmente, queda el mercado paralelo, donde se llevan a cabo las demás transacciones. Por último, se reduce el nivel óptimo de reservas internacionales, con la transferencia de cerca de 7 mil millones de dólares al bolsillo del Gobierno. Analistas coinciden en identificar móviles políticos detrás de esta decisión. Las elecciones parlamentarias de noviembre próximo son fundamentales para el chavismo. La devaluación aumenta el valor en bolívares de los recursos en dólares a disposición del fisco y de PDVSA; genera recursos frescos para gastar, que pueden llegar a 10 por ciento del PIB; reduce las necesidades de endeudamiento y eleva el gasto público en 2 por ciento del PIB. La decisión debió ser cuidadosamente estudiada, ya que la devaluación también encarece las importaciones y acelera la inflación, efectos poco deseables en época preelectoral. Pero necesita una estrategia de vigilancia a los incrementos de precios que "se aprovechen de la devaluación". En otras palabras, cuando su estrategia de control de precios resulte ser infructuosa, le achacará la inflación a las empresas. Desde Colombia, este capítulo se escribe en medio de la peor crisis del comercio bilateral. ¿Cuánto de las ventas al vecino país seguirán a la tasa paralela? ¿A cuánto seguirá ésta tasa? Estuvo a 6,1 bolívares por dólar. ¿Seguirá divorciada de la nueva oficial de 4,30, o se le acercará? Dependerá de si el gobierno suministra más dólares a esta tasa oficial, o si continúa con el racionamiento de divisas. En suma, lo más probable es que la caída de riqueza de los venezolanos los lleve a demandar aún menos de todo, adicional a las restricciones que ya nos imponía Chávez. No son buenas noticias para Colombia. Pero pueden ser aún peores para Chávez, así en los próximos meses tengas más plata para gastar.
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