Por: Adriana Balaguer - Dormir más, comer mejor, renovar nuestra rutina de actividades físicas, ayuda a que nos sintamos menos agotadas. Pero como el cansancio no siempre proviene de una sobredosis de actividad, ya que también su sensación suele instalarse en nuestra mente, hay que aprender a encararlo desde distintos frentes. Viviana R. vivía contando los días para las vacaciones, y en vez de sentir que cada día le faltaba uno menos, sentía que cada vez se le hacía más difícil llegar a fin de año. "No tengo un minuto para mí. Estoy muerta...", era la queja que repetía ante quien le prestara la oreja y se animara a ser testigo de su realidad. Lejos de su percepción, a Viviana no le faltaba energía. Su problema no pasaba por encontrar un buen cóctel de vitaminas. Lo que ella estaba necesitando era "aliento y reconocimiento" para todos sus esfuerzos cotidianos. Según los especialistas, esta sensación de agotamiento puede ser revertida si se cambian ciertas actitudes respecto al trabajo, la maternidad, y hasta el ejercicio físico: - Si en tu trabajo no reconocen públicamente tu tarea, hay que tratar de buscar a alguien que si lo haga. No tiene que ser necesariamente tu jefe, aunque es deseable. Pero a veces basta la palabra de un compañero para sentir que lo que uno hizo a las corridas durante todo el día no pasó inadvertido. - La maternidad cansa. De eso no hay ninguna duda. Pero lo que aconsejan es tratar de aprender a relajarse un poco aún cuando los chicos no se hayan ido a dormir. Hay que aceptar la idea de que estar con ellos no implica obligatoriamente estar ocupándose de ellos. - A la hora de planificar ejercicios y dietas, lo importante es aprender a escuchar al cuerpo. Dosificar los esfuerzos físicos ayuda, por ejemplo, a no estar pensando todo el tiempo en abandonar todo una vez más. También aseguran que comer algo dulce antes de irnos a dormir (aún cuando hayamos restringidos los postres en nuestro menú), favorecerá un buen descanso.
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