El dolor tiene un gran poder educativo;
nos hace mejores,
más misericordiosos,
nos vuelve hacia nosotros mismos
y nos persuade de que esta vida
no es un juego,
sino un deber.
CANTÚ, César
nos hace mejores,
más misericordiosos,
nos vuelve hacia nosotros mismos
y nos persuade de que esta vida
no es un juego,
sino un deber.
CANTÚ, César
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