lunes, 14 de septiembre de 2009

Una imagen más que 1000 palabras

Cartel que lleva el señor de camisa azul celeste.
Oración ante el peligro

Señor, te estoy llamando, ven de prisa, escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia, el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, a cometer crímenes y delitos; ni que con los hombres malvados participe en banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda, pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza; yo seguiré rezando en sus desgracias.
Sus jefes cayeron despeñados, aunque escucharon mis palabras amables;
como una piedra de molino, rota por tierra, están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor, mis ojos están vueltos a ti, en ti me refugio, no me dejes indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido, de la trampa de los malhechores.
Caigan los impíos en sus propias redes, mientras yo escapo libre.
http://www.franciscanos.org/oracion/salmo140.htm

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