El Nacional - Son evidentes los esfuerzos que ha hecho el Gobierno de Venezuela para cambiar las cuestiones e instituciones del país, así como la actitud de sus habitantes. Casi no se ven aquellas personas alegres y dicharacheras que, en medio de su visión un tanto deportiva del diario vivir, eran, sin embargo, absolutamente consciente de sus deberes solidarios y de sus libertades individuales. Aquellos ejemplos ciudadanos que en épocas de Gómez y de Pérez Jiménez estuvieron dispuestos a ir a prisión por sus acciones libertarias, que acogieron en su seno familiar a los hijos de los huelguistas petroleros en 1936, que fueron a la huelga general de 1958 y que participaron en el paro de 2002, son cada vez menos. Todavía marchamos y a veces protestamos, cada vez con menos fuerza y más timidez. El miedo y la evidencia de lo inútil de nuestras acciones han modelado nuestra actitud. Conducta inducida por los equipos de inteligencia y propaganda extraños al país, pero afines al castrocomunismo, que además, se han empeñado en construir la imagen del sucesor de Fidel en la persona de quien, simplemente, los mantiene. El cierre de varias estaciones de radio de alta sintonía y arraigo popular demuestra la actitud hegemónica y autoritaria que pretende ocultar verdades, para que el pueblo sienta que en el Gobierno está la única posible realidad y que la política y las acciones sociales que debemos apoyar sólo pueden ser aquellas que se les ocurran a quienes gobiernan de acuerdo con sus propios intereses. Se están acabando las oportunidades de decir y hacer lo que nos parezca adecuado, ya no tendremos tantas formas de emitir nuestras opiniones, cada vez será más difícil llevar el mensaje de nuestras ideas a otros. Sólo se permitirá, en el futuro, la entubada información surgida de las necesidades de dominio y defensa de prebendas y fuerza bruta autoritaria del Gobierno. Se llegará progresivamente al culto uniforme y exclusivo de una personalidad, como lo fue con Hitler, Mao, Stalin, Franco, Fidel y otros, que se creyeron iluminados por luz divina, cuando en realidad el brillo de sus gobiernos era el resplandor de los cadáveres que iban quedando en el camino por conseguir el poder y la sumisión absoluta de los ciudadanos. Para allá vamos, como fueron otros antes que nosotros. Pero de allá regresaremos, como lo hicieron los otros que fueron. Alemania, Rusia, China y España son hoy diferentes y cada vez lo serán más. Del nazismo genocida, del comunismo asesino y sometedor, del maoísmo excluyente, destructor, antihistórico y sin memoria y del extremo sometimiento falangista de supuesta inspiración divina lo que queda hoy es el recuerdo de ristras de lápidas y nuevas clases sociopolíticas progresistas y no belicosas. Las ideologías que en su momento fueron la fuente y guía de juventudes y masas obreras, hoy son escoria mental, rechazadas por todas las naciones progresistas y amantes de la paz, excepto, entre otros, por el castrocomunismo y sus pupilos anacrónicos y atrabiliarios. Pero de ahí saldremos. Algunos, quizá no lo veamos, pues es obvio que no sabremos estar callados... Mi palabra, que es mi acción de resistencia, siempre llegará a mis lectores por el contacto directo, Internet, las publicaciones clandestinas y las cadenas de personas que a riesgo de su tranquilidad y sus vidas retransmiten y rebotan los escritos y correos de quienes osamos disentir. http://www.entornointeligente.com/
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