sábado, 25 de abril de 2015

Todos Oportunistas - No light

“Esta es la realidad: un país colapsado, casi fallido. Reconocido internacionalmente como un narcoestado. Donde cada veinte minutos muere asesinado un venezolano. Dividido por el odio y la violencia promovida por un régimen con control casi absoluto de los medios de comunicación. Con una sociedad que no encuentra salidas y que está dejando la sangre de su juventud en las calles, buscando la libertad”. Estas palabras fueron leídas por el exdiplomático venezolano Diego Arria durante el foro “La otra cara de la moneda” realizado en Panamá, en el marco de la VII Cumbre de Las Américas.

De esta forma Arria ilustró a los presentes sobre la dura realidad de la Venezuela actual. Sus palabras, tal vez opacadas por el show que Nicolás Maduro llevó consigo; desde las millones de firmas que a nadie importaron, la presencia de más de mil ciudadanos venezolanos que llevó el Gobierno Revolucionario para armar alboroto en las calles panameñas, hasta la presencia de un doble del propio Maduro, utilizado para distraer a los periodistas que acudieron a la reunión. Pero igual Diego Arria, quien fue embajador de Venezuela ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dijo lo que opina y quedó claro que no opina nada bueno sobre Maduro, pero tampoco de la oposición venezolana. En exclusiva para Newsweek en Español, aceptó la siguiente conversación.
 
Vamos a entrar directamente a la zona caliente ¿qué sintió cuando se enteró del “decreto de Obama”?

—Bueno, primero que todo eso fue promovido por dos senadores. Yo estaba a favor cuando lo escuché. Es una ley que aprueba el Congreso, lo que Obama da es una orden ejecutiva para implementar la ley. A mí me tenía preocupado el hecho de que la Casa Blanca no terminaba de actuar. Cuando sale el decreto me pareció pertinente, pero insuficiente. Pensé que la lista sería más contundente. Pensé que iniciarían con Diosdado Cabello, Rodríguez Torres; es decir, los jerarcas. Además me pareció que faltó más diplomacia abierta hacia los latinoamericanos y que explicaran qué fue lo que quisieron decir, para que no fuera tomado como posteriormente lo hizo el Gobierno de Venezuela. Y también pensé que informarían de manera bilateral a los principales países de América Latina. Pero en líneas generales me alegré, dado que llevamos años de frustración porque la comunidad internacional es indiferente o cómplice de la realidad venezolana. Sin embargo, me sorprendió la reacción de la oposición venezolana, que fue terrible.
—Eso es lo que ha decepcionado a muchos venezolanos. Porque luego de pasar años viajando por todo el mundo, emitiendo quejas por aquí y por allá, cuando por fin un país como Estados Unidos presta atención y emite sanciones a presuntos violadores de derechos humanos (prácticamente dando la razón a todas las denuncias expuestas por los opositores al gobierno chavista), los miembros de la Mesa de la Unidad (MUD) dan un respaldo y se solidarizan con el gobierno... ¿esto tiene alguna lógica?
 
—Aquí es cuando uno llega a la conclusión de que esos innumerables viajes que hicieron por el mundo solo fueron de turismo y evidentemente no pretendían solicitar nada serio. Porque ahora dicen que no están de acuerdo con acciones unilaterales, pero visitaron a cada Gobierno que pudo tener interés en nuestro caso. O sea que yo comienzo a dudar realmente de lo que estaban buscando. Lo que sí te puedo decir es que cuando yo llevé el caso de Chávez al Tribunal de la Haya, la MUD guardó silencio sepulcral, incluso decían que no podíamos perseguir a Chávez. Imagínate, los delitos de lesa humanidad no podían ser perseguidos.
 
Los chavistas dicen que el imperio malévolo quiere invadir Venezuela y usted tiene más experiencia resolviendo conflictos internacionales que ningún otro venezolano, imaginemos el escenario más negro, ¿Estados Unidos invadiría Venezuela?
 
—Absolutamente no. La oposición emitió un comunicado donde prácticamente usa el mismo léxico del gobierno. Lo que Estados Unidos hizo, fue poner en práctica su soberanía. Si a los venezolanos no les importa tener funcionarios de su gobierno que no respeten los derechos humanos, a Estados Unidos sí les importa y no puede permitir que esos funcionarios tengan presencia, bienes, negocios, dentro de sus fronteras. Y otra cosa es que sería un atrevimiento decir que un país como Venezuela, con los recursos que tiene, con las asociaciones que tiene con países terroristas, con el narcotráfico, no es una amenaza, ¡claro, que es una amenaza real!
 
¿Qué siente cuando ve lo que ocurre actualmente? Venezuela está quebrada; su pueblo en la miseria. Hace años que no escucho a un personero del gobierno diciendo una palabra tan importante como inversión. La única excusa-estrategia es culpar a otros...
 
—Uno se pregunta: ¿qué le pasa al pueblo venezolano? Yo creo que ha habido un problema, una falla en el liderazgo político opositor. Existe una condición de acomodo, de coexistencia. Ellos, el liderazgo opositor, no tienen en mente reconducir o refundar la república, sino que desean ir ocupando espacios de poder, sin importar el tiempo que les vaya a tomar. Creo que Venezuela está secuestrada, tanto por el régimen dictatorial-militarizado que tenemos, como por una dirigencia política que no busca la salida y que no quiere ningún tipo de confrontación donde exista un mínimo de riesgo. Y como los partidos políticos no son representativos del país (apenas un 15 por ciento de la población cree en ellos), están embarcando a la nación en un espiral de desasosiego. Esta es una dirigencia política que vive en negación con la realidad.
 
Mientras todo se cae en pedazos, aquí piensan en elecciones que jamás ganarán. Pero entonces, si el venezolano no cree en el gobierno y además le pierde la fe a los representantes de la oposición, ¿qué le queda?
 
—¿Tú te imaginas un país como el nuestro, con un presidente como Maduro que sigue repitiendo que la oposición nunca más volverá a gobernar —en un ejercicio de total violencia verbal que heredó de Chávez— que va a entregar el poder por la vía electoral? ¿Con una Fuerza Armada que dice ser profundamente chavista y cuyo único líder es el eterno comandante Hugo Chávez? Ahí el mensaje es muy claro: ‘Amigo, haz lo que tú quieras, pero de ninguna manera te vamos a entregar el poder’. A eso nos estamos enfrentando. Esa es la realidad. No obstante, siguen pensando: ‘Vamos a ganas la Asamblea Nacional’. Ok, supongamos que la oposición gana en la Asamblea Nacional... Y qué con eso si tienes una gente que controla todos los poderes, todas las instancias. Y hasta tienen a los grupos violentos, los colectivos, para que, si les da la gana, ni siquiera te dejen llegar a las sesiones de la Asamblea. Esa es la realidad, además de que no contarían con recursos de ningún tipo.
 
¿Entonces no serviría de nada ganar mayoría en la Asamblea Nacional?
 
—No, porque es imposible creer que eso va a abrir el camino para la liberación de los presos políticos, para cambiar el modelo económico... o, como dice Capriles, que abrirá el camino para en referéndum revocatorio. ¡Por Dios, una gente que está aliada a los peores grupos internacionales no entregará el gobierno! Y de paso te dicen que la Fuerza Armada es de la revolución. Estos tipos (la MUD) solo piensan en tener algunos espacios de poder. Y convocan a elecciones primarias solo en un pequeño porcentaje de sitios. Y se reservan los puestos seguros para miembros grandes de los partidos. Y yo me pregunto, ¿qué pasa con el resto de los venezolanos que quisiera elegir a los representantes de la oposición que puedan ir a la Asamblea Nacional? Es como si los venezolanos no tuvieran licencia para escogerlos, sino que la MUD escoge entre sí misma. Esa es la vía contraria a un proceso democrático. La MUD habla como si fuera una cancillería del gobierno. Hay un miedo colectivo de enfrentar al régimen, enfrentar a las Fuerzas Armadas. Es la falta de inspiración de un grupo que solo se conforma con pequeños espacios de poder. Yo leía unos tuits de Henrique Capriles y decía que andaba entregando unos juguetes y libros. ¡Ese no es el problema de Venezuela! Tenemos que rescatar la libertad. Pero no podemos hacerlo si no hay un discurso que inspire al país. Pero eso requeriría una dosis de compromiso ante los electores.
 
Diego, con lo que pasa aquí durante una semana, cualquier nación sale a la calle a exigir cuentas al gobierno... y si no funciona, a obligarlo a que se vaya. Claro, para eso es necesario que la gente quiera a su país...
 
—Yo vengo diciendo que, progresivamente, Venezuela se ha ido convirtiendo en un “sitio poblado” y ha dejado de ser un país. Y lo digo porque el Estado se ha apropiado de tal manera de los recursos, de las posibilidades y los espacios, que deja a los venezolanos en una situación de subalternidad terrible. Es un país que he vivido durante cincuenta años del petróleo... y para sacar petróleo se requiere muy poca gente que lo trabaje. Las sociedades se hacen con base en esfuerzo y trabajo. La nuestra se hizo con base en petróleo. Entonces, se hizo mal.
 
De paso, esta Revolución Bolivariana de alguna manera incentiva a esa especie de “flojera” del venezolano, inculcándole que no hay que darse demasiada mala vida porque el Estado y sus misiones están ahí para ayudarlos... con esa beca se tranca el juego del posible desarrollo.
 
—Estás en lo correcto. Pero escuchabas al amigo Capriles diciendo con orgullo que Venezuela era el único país del mundo con misiones. Mira, en el fondo, la mayoría de la dirigencia de la MUD, es chavista light. Y con esa gente no saldremos de este régimen... de hecho, por la vía electoral no saldremos del régimen. Porque cuando le ganamos a Maduro en las elecciones presidenciales, porque Capriles sí le ganó a Maduro, no salieron luego a defender esos votos. No salieron a defender la victoria. Al final, Capriles y la MUD terminaron legitimando al gobierno, luego de haber dicho que no lo harían.


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