“Esta es la realidad:
un país colapsado, casi fallido. Reconocido
internacionalmente como un narcoestado. Donde cada veinte
minutos muere asesinado un venezolano. Dividido por el odio
y la violencia promovida por un régimen con control
casi absoluto de los medios de comunicación. Con una
sociedad que no encuentra salidas y que está dejando
la sangre de su juventud en las calles, buscando la
libertad”. Estas palabras fueron leídas por el
exdiplomático venezolano Diego Arria durante el foro
“La otra cara de la moneda” realizado en
Panamá, en el marco de la VII Cumbre de Las
Américas.
De esta forma Arria ilustró a los presentes sobre la dura realidad de la Venezuela actual. Sus palabras, tal vez opacadas por el show que Nicolás Maduro llevó consigo; desde las millones de firmas que a nadie importaron, la presencia de más de mil ciudadanos venezolanos que llevó el Gobierno Revolucionario para armar alboroto en las calles panameñas, hasta la presencia de un doble del propio Maduro, utilizado para distraer a los periodistas que acudieron a la reunión. Pero igual Diego Arria, quien fue embajador de Venezuela ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dijo lo que opina y quedó claro que no opina nada bueno sobre Maduro, pero tampoco de la oposición venezolana. En exclusiva para Newsweek en Español, aceptó la siguiente conversación.
Vamos a entrar
directamente a la zona caliente ¿qué
sintió cuando se enteró del “decreto de
Obama”?
—Bueno, primero que todo eso fue promovido por dos senadores. Yo estaba a favor cuando lo escuché. Es una ley que aprueba el Congreso, lo que Obama da es una orden ejecutiva para implementar la ley. A mí me tenía preocupado el hecho de que la Casa Blanca no terminaba de actuar. Cuando sale el decreto me pareció pertinente, pero insuficiente. Pensé que la lista sería más contundente. Pensé que iniciarían con Diosdado Cabello, Rodríguez Torres; es decir, los jerarcas. Además me pareció que faltó más diplomacia abierta hacia los latinoamericanos y que explicaran qué fue lo que quisieron decir, para que no fuera tomado como posteriormente lo hizo el Gobierno de Venezuela. Y también pensé que informarían de manera bilateral a los principales países de América Latina. Pero en líneas generales me alegré, dado que llevamos años de frustración porque la comunidad internacional es indiferente o cómplice de la realidad venezolana. Sin embargo, me sorprendió la reacción de la oposición venezolana, que fue terrible.
—Eso es lo que ha
decepcionado a muchos venezolanos. Porque luego de pasar
años viajando por todo el mundo, emitiendo quejas por
aquí y por allá, cuando por fin un país
como Estados Unidos presta atención y emite sanciones
a presuntos violadores de derechos humanos
(prácticamente dando la razón a todas las
denuncias expuestas por los opositores al gobierno
chavista), los miembros de la Mesa de la Unidad (MUD) dan un
respaldo y se solidarizan con el gobierno... ¿esto
tiene alguna lógica?
—Aquí es cuando
uno llega a la conclusión de que esos innumerables
viajes que hicieron por el mundo solo fueron de turismo y
evidentemente no pretendían solicitar nada serio.
Porque ahora dicen que no están de acuerdo con
acciones unilaterales, pero visitaron a cada Gobierno que
pudo tener interés en nuestro caso. O sea que yo
comienzo a dudar realmente de lo que estaban buscando. Lo
que sí te puedo decir es que cuando yo llevé
el caso de Chávez al Tribunal de la Haya, la MUD
guardó silencio sepulcral, incluso decían que
no podíamos perseguir a Chávez.
Imagínate, los delitos de lesa humanidad no
podían ser perseguidos.
Los chavistas dicen
que el imperio malévolo quiere invadir Venezuela y
usted tiene más experiencia resolviendo conflictos
internacionales que ningún otro venezolano,
imaginemos el escenario más negro, ¿Estados
Unidos invadiría Venezuela?
—Absolutamente no. La
oposición emitió un comunicado donde
prácticamente usa el mismo léxico del
gobierno. Lo que Estados Unidos hizo, fue poner en
práctica su soberanía. Si a los venezolanos no
les importa tener funcionarios de su gobierno que no
respeten los derechos humanos, a Estados Unidos sí
les importa y no puede permitir que esos funcionarios tengan
presencia, bienes, negocios, dentro de sus fronteras. Y otra
cosa es que sería un atrevimiento decir que un
país como Venezuela, con los recursos que tiene, con
las asociaciones que tiene con países terroristas,
con el narcotráfico, no es una amenaza, ¡claro,
que es una amenaza real!
¿Qué
siente cuando ve lo que ocurre actualmente? Venezuela
está quebrada; su pueblo en la miseria. Hace
años que no escucho a un personero del gobierno
diciendo una palabra tan importante como inversión.
La única excusa-estrategia es culpar a
otros...
—Uno se pregunta:
¿qué le pasa al pueblo venezolano? Yo creo que
ha habido un problema, una falla en el liderazgo
político opositor. Existe una condición de
acomodo, de coexistencia. Ellos, el liderazgo opositor, no
tienen en mente reconducir o refundar la república,
sino que desean ir ocupando espacios de poder, sin importar
el tiempo que les vaya a tomar. Creo que Venezuela
está secuestrada, tanto por el régimen
dictatorial-militarizado que tenemos, como por una
dirigencia política que no busca la salida y que no
quiere ningún tipo de confrontación donde
exista un mínimo de riesgo. Y como los partidos
políticos no son representativos del país
(apenas un 15 por ciento de la población cree en
ellos), están embarcando a la nación en un
espiral de desasosiego. Esta es una dirigencia
política que vive en negación con la
realidad.
Mientras todo se cae
en pedazos, aquí piensan en elecciones que
jamás ganarán. Pero entonces, si el venezolano
no cree en el gobierno y además le pierde la fe a los
representantes de la oposición, ¿qué le
queda?
—¿Tú te
imaginas un país como el nuestro, con un presidente
como Maduro que sigue repitiendo que la oposición
nunca más volverá a gobernar —en un
ejercicio de total violencia verbal que heredó de
Chávez— que va a entregar el poder por la
vía electoral? ¿Con una Fuerza Armada que dice
ser profundamente chavista y cuyo único líder
es el eterno comandante Hugo Chávez? Ahí el
mensaje es muy claro: ‘Amigo, haz lo que tú
quieras, pero de ninguna manera te vamos a entregar el
poder’. A eso nos estamos enfrentando. Esa es la
realidad. No obstante, siguen pensando: ‘Vamos a ganas
la Asamblea Nacional’. Ok, supongamos que la
oposición gana en la Asamblea Nacional... Y
qué con eso si tienes una gente que controla todos
los poderes, todas las instancias. Y hasta tienen a los
grupos violentos, los colectivos, para que, si les da la
gana, ni siquiera te dejen llegar a las sesiones de la
Asamblea. Esa es la realidad, además de que no
contarían con recursos de ningún tipo.
¿Entonces no
serviría de nada ganar mayoría en la Asamblea
Nacional?
—No, porque es
imposible creer que eso va a abrir el camino para la
liberación de los presos políticos, para
cambiar el modelo económico... o, como dice Capriles,
que abrirá el camino para en referéndum
revocatorio. ¡Por Dios, una gente que está
aliada a los peores grupos internacionales no
entregará el gobierno! Y de paso te dicen que la
Fuerza Armada es de la revolución. Estos tipos (la
MUD) solo piensan en tener algunos espacios de poder. Y
convocan a elecciones primarias solo en un pequeño
porcentaje de sitios. Y se reservan los puestos seguros para
miembros grandes de los partidos. Y yo me pregunto,
¿qué pasa con el resto de los venezolanos que
quisiera elegir a los representantes de la oposición
que puedan ir a la Asamblea Nacional? Es como si los
venezolanos no tuvieran licencia para escogerlos, sino que
la MUD escoge entre sí misma. Esa es la vía
contraria a un proceso democrático. La MUD habla como
si fuera una cancillería del gobierno. Hay un miedo
colectivo de enfrentar al régimen, enfrentar a las
Fuerzas Armadas. Es la falta de inspiración de un
grupo que solo se conforma con pequeños espacios de
poder. Yo leía unos tuits de Henrique Capriles y
decía que andaba entregando unos juguetes y libros.
¡Ese no es el problema de Venezuela! Tenemos que
rescatar la libertad. Pero no podemos hacerlo si no hay un
discurso que inspire al país. Pero eso
requeriría una dosis de compromiso ante los
electores.
Diego, con lo que
pasa aquí durante una semana, cualquier nación
sale a la calle a exigir cuentas al gobierno... y si no
funciona, a obligarlo a que se vaya. Claro, para eso es
necesario que la gente quiera a su
país...
—Yo vengo diciendo
que, progresivamente, Venezuela se ha ido convirtiendo en un
“sitio poblado” y ha dejado de ser un
país. Y lo digo porque el Estado se ha apropiado de
tal manera de los recursos, de las posibilidades y los
espacios, que deja a los venezolanos en una situación
de subalternidad terrible. Es un país que he vivido
durante cincuenta años del petróleo... y para
sacar petróleo se requiere muy poca gente que lo
trabaje. Las sociedades se hacen con base en esfuerzo y
trabajo. La nuestra se hizo con base en petróleo.
Entonces, se hizo mal.
De paso, esta
Revolución Bolivariana de alguna manera incentiva a
esa especie de “flojera” del venezolano,
inculcándole que no hay que darse demasiada mala vida
porque el Estado y sus misiones están ahí para
ayudarlos... con esa beca se tranca el juego del posible
desarrollo.
—Estás en lo
correcto. Pero escuchabas al amigo Capriles diciendo con
orgullo que Venezuela era el único país del
mundo con misiones. Mira, en el fondo, la mayoría de
la dirigencia de la MUD, es chavista light. Y con esa gente
no saldremos de este régimen... de hecho, por la
vía electoral no saldremos del régimen. Porque
cuando le ganamos a Maduro en las elecciones presidenciales,
porque Capriles sí le ganó a Maduro, no
salieron luego a defender esos votos. No salieron a defender
la victoria. Al final, Capriles y la MUD terminaron
legitimando al gobierno, luego de haber dicho que no lo
harían.
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