A los presidentes de UNASUR, con todo cariño.
Iba a comenzar el escrito
haciendo referencia a los nobles principios democráticos y de defensa de
los DDHH que
supuestamente
inspiraron la creación de unasur, pero la verdad pretendo que este
artículo sea serio, muy serio, y no desearía comenzar provocando
carcajadas. La realidad es que este club de presidentes ha reaccionado
en defensa de sus asociados con la agilidad de una gacela, y ha mostrado
la pasividad propia de una pereza cuando uno de ellos asesina a sus
instituciones y a sus ciudadanos.
Cada uno de los miembros del
club tiene una trayectoria que lo ha conducido a su alta investidura,
desde donde, con su decidido o moderado apoyo, o con su silencio, se han
hecho cómplices de la terrible situación que hoy sufrimos los
venezolanos. Hoy quiero dedicarle a cada uno de ellos, con base en su
particular trayectoria, un pedacito de nuestra miseria.
A Cristina de Argentina le voy a
dedicar la desesperación de nuestros enfermos que no encuentran
medicinas, de nuestras madres que no consiguen leche o alimentos para
sus hijos, de nuestros compatriotas que pasan largos periodos de tiempo
sin agua, sin electricidad, sin gas. El dinero que ha debido destinarse a
esos menesteres ha ido a parar en menudencias como pagar una gran
porción de la deuda externa de su país o se ha escapado en maletines
para engrosar las arcas de sus campañas, esto sólo como un ejemplo de
las ingentes cantidades de dinero que el finado y su heredero han
regalado a otros gobernantes para asegurar sus apoyos y su complicidad.
A Evo de Bolivia le dedico el
atropello, el sufrimiento y la humillación que sufre nuestro pueblo
cada vez que sale a protestar, utilizando el mismo
derecho que él, en su momento, ejerció en su país y que finalmente lo
catapultó a la obtención de una membrecía en el exclusivo club.
Dilma
de Brasil comenzó su carrera política cuando era estudiante y tuvo una
activa participación en contra de la dictadura militar en su país, lo
cual le valió persecución, tortura y cárcel. A ella le dedico el futuro
de nuestros valientes estudiantes, que hoy son perseguidos, torturados y
encarcelados por gorilas que no se diferencian en nada de quienes
fueron sus perseguidores. También quiero dedicarle la ruina de tantos
empresarios y la pérdida de tantos empleos de venezolanos que han
beneficiado enormemente a sus empresarios y a sus trabajadores.
A Michelle de
Chile, le voy a dedicar el dolor y el sufrimiento de los familiares de
todos los perseguidos políticos que se encuentran en la cárcel o en el
exilio, muchos de ellos acusados de “traición a la patria”, el
mismo crimen que le fue imputado a su señor padre como pretexto para
encarcelarlo, torturarlo y dejarlo morir. En su carácter de supuesta
defensora de los derechos de la mujer, también le dedico la valentía, el
espíritu y la entereza de la mujer venezolana, que se puede resumir en
la frase de la madre de un joven fallecido durante las protestas: “No me den el pésame, sigan con la lucha de mi hijo".
Juan Manuel de Colombia, nos
demostró en su momento, en contra de toda lógica, que “el amigo de mi
enemigo es mi mejor amigo” y a él le dedico los sufrimientos de tantas
familias víctimas del secuestro,
el asesinato y la vacuna, a ambos lados de la frontera, por la
guerrilla que ha desangrado al hermano país y ha pretendido desangrar al
nuestro, con el apoyo decidido de su mejor amigo y de su fiel heredero.
A Rafael de Ecuador le quiero
dedicar el desastre económico que hoy ahoga a nuestro país en unos
índices de inflación y desabastecimiento desmesurados, mientras él,
graduado de economista en el imperio, se rindió al odioso dólar como su
moneda nacional, ha logrado índices económicos muy positivos para su
país, y tiene la desfachatez de aplaudir y apoyar decididamente la
gestión que ha conducido a nuestro desastre económico.
A Donald de Guyana, antiguo
Secretario de la Unión de Agricultores en su
país, le dedico el despojo que ha hecho el régimen a una inmensidad de
terrenos que antes eran productivos, así como el abandono criminal del
sector agrícola, lo cual ha agravado la crisis alimentaria y nos ha
hecho cada vez más dependientes de otros países para poder llevar comida
a nuestra mesa.
A Horacio de Paraguay, exitoso
dirigente deportivo, le dedico la situación de nuestro deporte,
merecedor de algunos indudables éxitos individuales y colectivos, cada
vez más condicionado a la ideología o al desembolso de dinero a manos
llenas, que no siempre va a quien debería ir.
A Ollanta de Perú, un militar
que siguió el mismo camino del difunto venezolano y consiguió el mismo
objetivo, le quiero
dedicar la ignominiosa huella de sangre y de corrupción que están
dejando muchos de nuestros militares al darle la espalda al pueblo que
debe defender, sumisamente arrodillados ante un poder que es controlado
desde una pequeña isla caribeña.
A Desi de Surinam, actual presidente pro tempore
de unasur, quien por cierto no puede salir del país que gobierna porque
tiene una orden de captura internacional por el delito de narcotráfico,
le dedico la total y absoluta impunidad superior al 90% en los más de
200.000 asesinatos cometidos durante los últimos 15 años. Esa
dedicatoria incluye el dolor de todas las familias venezolanas víctimas
de esa impunidad que se ha convertido en “marca registrada” del régimen.
A José, Pepe, de Uruguay,
miembro prominente de los originales Tupamaros uruguayos, lo cual le
costó 15 años de prisión, le dedico el terror y las muertes causadas por
los colectivos organizados y financiados por el régimen. También le
dedico el horror de nuestras cárceles, antros de muerte y corrupción, y
escuela de asesinos al servicio del poder.
A todos, sin excepción, les
dedico los recuerdos de la solidaridad, la generosidad y la hospitalidad
que el pueblo venezolano y sus gobiernos democráticos les brindaron a
tantos suramericanos perseguidos y desplazados por las dictaduras y por
sus conflictos internos, sin distingo de creencias políticas. Les dedico
las cuantiosas fortunas que han hecho propios y extraños a costa de
nuestras miserias. Les dedico nuestro presente y nuestro
futuro.
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