"Las actas claves no son las de escrutinio, son las de verificación ciudadana"
Luego
de tres semanas de haberse consumado el proceso electoral en el que los
venezolanos salieron a manifestar su voluntad para decidir quién sería
el encargado de dirigir el destino del país en los próximos seis años,
la polémica por la transparencia de los comicios se mantiene en el
tapete.
Desde la organización ESDATA
han alzado la voz para denunciar que las condiciones en que se midieron:
máquinas del control de flujo de votantes, así como captahuellas que
intimidan al elector, además del abuso de poder por parte del Estado,
reiteradamente denunciado por los sectores de la alternativa
democrática, sumado a las deficiencias de los testigos de la oposición
–por los obstáculos que muchos de estos tuvieron o la ausencia de los
mismos en un porcentaje importante de las mesas- deja mucho que pensar.
Si
bien es cierto que en la página web del comando Venezuela reposan las
35.116 actas de escrutinio que los equipos para defensa del voto de la
oposición lograron recabar en la noche del 7 de octubre, para Weil esto
es sólo uno de los requisitos fundamentales que aclara el panorama
electoral. Lo indispensable con que deben contar quienes han pedido a
aquellos que hablan de fraude “montar tienda aparte” es tener las actas
de verificación ciudadana.
Estos
documentos son los que el grupo de ciudadanos que fungen como miembros
de mesa o testigos de los grupos políticos que se miden, levantan de la
auditoria del 54% de las mesas seleccionadas por sorteo previo. Son
estas actas, siempre que concuerde lo que hay en las cajas con lo que la
máquina electoral refleja, las que permiten confiar en los resultados
que el Consejo Nacional Electoral proclama al final de la jornada. Weil
asevera que de las 18 mil actas de verificación ciudadana que debe tener
la fuerza opositora en su poder, sólo cuentan con mil.
A
pesar de este desalentador panorama, el miembro de ESDATA asegura que
su propósito no es llamar a que los venezolanos se abstengan el próximo
16 de diciembre, fecha para la que está pautada la elección de
gobernadores en todo el país; lo que buscan es alertar a los venezolanos
de cuál es la realidad a la que se enfrentan quienes adversan al
recién legitimado Gobierno nacional. “Es tan desalentador hacer ver que
hay un fraude insuperable como decir que todo está bien, cuando los
electores saben que no es así”, acota.
En
este sentido, Weil considera como un error mayúsculo pasar la página
sobre las severas deficiencias del sistema electoral; a su juicio, eso
sí desalentaría a las fuerzas democráticas. Pone como ejemplo de que sí
puede hacerse el trabajo y obtener los resultados esperados al estado
Táchira, donde la organización de la oposición para el cuidado de los
votos impidió que, a pesar de que el 48,58% de los centros sólo tenían
una mesa de votación en colegios electorales en los cuales en su mayoría
ganó el oficialismo, en el resto del país la alternativa democrática
obtuviera un resultado adverso.
Esdata
ha solicitado a la Mesa de la Unidad Democrática que publique las actas
de verificación ciudadana de las presidenciales recién celebradas.
Pretendieron silenciarlos, alegando que el 90% actas de totalización se
han hecho públicas. ¿Cuál es la diferencia?
La
publicación de las actas de verificación ciudadana es la única
respuesta capaz de despejar dudas sobre las elecciones del 7-O. Las
actas de escrutinio no son más que un documento impreso por la máquina
de votación donde el elector no puede ejercer supervisión alguna. Las
actas de verificación ciudadana son el resultado de un conteo humano,
supervisado por el público, si se siguen estrictamente las normas, que
permite, precisamente, verificar si el acta de escrutinio refleja la
verdad. Es completar este proceso, cumpliendo a cabalidad lo que la ley
establece, es decir, abrir el 54% de las mesas, lo que permite no dudar
de que puede haber una manipulación electrónica que afecte el proceso.
¿Qué
pudiera estar escondiéndose detrás de esto, que hasta ahora no han
salido los responsables a aclararle a los venezolanos esta deficiencia?
Desconozco
las razones pero, en todo caso, todo dirigente político tiene que estar
disponible a tiempo completo para dar la cara ante cualquier situación
que afecte a sus seguidores. El ejercicio de la política es un
apostolado, como el del médico o el del sacerdote.
¿Se puede hablar de fraude, o efectivamente -como dicen los voceros del Gobierno- funcionó su maquinaria?
Prefiero
hablar de múltiples delitos electorales que merecen ser investigados,
desde corrupción con fondos públicos, hasta eventuales delitos
informáticos, por solo citar sólo algunos. El fraude, específicamente
hablando, es un asunto penal, según el cual el agente que lo comete se
vale de artificios que inducen al error a la víctima (en este caso los
electores) para procurar un beneficio injusto (en este caso electoral)
con perjuicio ajeno (en este caso un candidato y sus seguidores). Visto
así, en mi criterio el SAI es un fraude porque es un artificio
electrónico capaz de inducir al error: creer que el voto no es secreto, a
pesar de serlo, quienes varían su voluntad por tener alguna promesa o
por las presiones propias de la ventaja oficial.
Recientemente
ha señalado que en 2.334 mesas electorales Henrique Capriles Radonski
sólo alcanzó entre 0 y 20 votos, desde la MUD han aclarado que esto
ocurrió en mil 300 mesas electorales. ¿No reconocen de igual modo con
esto la incompetencia para el cuidado de los votos?
El
cuidado de los votos presentó muchas dificultades, todas previstas. La
ineficacia se produjo, sobre todo, por la obstaculización de milicianos,
coordinadores de centros de votación, algunos efectivos del Plan
República y hasta motorizados u otros agentes externos. Todo ello era
parte de un plan del oficialismo para entorpecer el trabajo de los
testigos, que en algunos casos resulto hasta heroico. En
nuestros análisis preliminares pudimos notar que sí es posible obtener
otros resultados siempre y cuando se neutralice el sabotaje oficial. Un
ejemplo de esto es que Chávez ganó con 71,7 % de los votos en centros
de una mesa -centros muy pequeños, difíciles de cuidar- a nivel
nacional, y apenas sacó 45,3% en centros de nueve o más mesas. Sin
embargo, en el estado Táchira, entidad que cuenta con 48,58 % de centros
de una mesa y apenas 0,9% de centros de nueve o más mesas, un escenario
aparentemente insuperable, fue donde mejor se ganó. Por ello la
importancia de los testigos.
Muchas
denuncias han registrado que el 7-O votaron dobles y triples cedulados.
En respuesta a esto los técnicos de oposición que auditaron el RE
señalaron que los pocos existentes no representaban un margen suficiente
para considerarse irregular.
¿No fue esto un peso en el ala para la
oposición?
En eso somos
contundentes. Nadie puede afirmar si el RE no se audita en base a las
partidas de nacimiento y está realmente depurado. Es una
irresponsabilidad llegar a conclusiones comparando archivos del
Instituto Nacional de Estadística, bases de datos del Ministerio de
Interior o del Consejo Nacional Electoral, estos finalmente son pro
gobierno. La única forma de certificar al Registro Electoral es con una
muestra representativa donde se demuestre que un porcentaje aceptable,
más de 98 %, por ejemplo, tiene partida de nacimiento o carta de
naturaleza, si es nacionalizado; huella dactilar no repetida y que esté
en el centro electoral donde solicitó su inscripción o reubicación.
¿Es
cierto que el SAI sólo reconocía la huella de un elector en un centro
predeterminado, es decir, si ese mismo votante introducía su huella en
otro colegio ubicado remotamente lejos podía volver a ejercer el voto?
Peor
que eso, a lo sumo, el Sistema de Autenticación de Integrado, si es que
lo hacía, podía verificar si la huella correspondía a un elector de esa
mesa, por lo que si posteriormente pasaba inadvertido podía votar en la
mesa de al lado, si en esta estuviera su huella con otro número de
cédula.
¿Cómo se le explica al país, luego de relegitimado Chávez, que los resultados no son tan claros como el CNE declaró y el candidato opositor reconoció?
¿Cómo se le explica al país, luego de relegitimado Chávez, que los resultados no son tan claros como el CNE declaró y el candidato opositor reconoció?
Es un error
mayúsculo pasar la página sobre las severas deficiencias de nuestro
sistema electoral. El silencio de quienes asumieron la responsabilidad
de cuidar los votos desalienta y en lugar de estimular la participación
ayuda a que aumente la abstención. Es tan desalentador hacer ver que hay
un fraude insuperable como decir que todo está bien, siendo que la
gente sabe que no es así. Lo primero es una imposibilidad, lo segundo es
una decepción. El punto medio es exigir al CNE condiciones para tener
elecciones auténticas, justas y libres.
¿Durante
la campaña tuvo oportunidad de alertar a los representantes del comando
de Henrique Capriles que este escenario podía darse?
Claramente
hablamos del efecto de coacción del SAI y, a última hora, porque fue
una decisión tomada cinco semanas antes del 7-O sobre la necesidad de
eliminar el laptop de flujo de votantes. Aparte de eso hicimos
recomendaciones sobre cómo auditar el RE.
Cuándo
denunciaron estas irregularidades, ¿Qué respuesta obtuvieron? ¿También
les manifestaron que todo estaba bajo control porque tenían el 100% de
las mesas cubiertas?
Lo
más relevante fue la denuncia sobre la coacción del SAI, decidieron
hacer un estudio de campo y los resultados corroboraron nuestra
hipótesis, lo que no sabemos fue cuáles acciones tomaron al respecto.
¿Debemos
conformarnos entonces los venezolanos con que “el trabajo de los
testigos opositores es uno de los mejores que se ha realizado, en
comparación con procesos electorales anteriores”?
No
debemos conformarnos; mejoramos mucho, efectivamente, los testigos
fueron valientes, pero esta contienda fue convertida en una guerra: de
un lado el ejército, literalmente, del oficialismo y del otro el
voluntariado opositor. Eso es muy desigual.
Con estas condiciones, ¿es imposible ganar un proceso electoral en Venezuela?
Nunca
hablo de imposibles, siempre es posible ganar. La diferencia es la
probabilidad de hacerlo, entendida esta como medida de la posibilidad.
Si no hacemos las cosas bien esa probabilidad se reduce casi a cero.
Pedro Eduardo Leal
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