viernes, 26 de agosto de 2011

Como saltar la trampa y recuperar la democracia


Por: Rafael Grooscors Caballero - grooscors81@gmail.com - Es como internarse a conciencia en una selva profunda, enmarañada y obscura, bajo una fina lluvia pertinaz y en un medioambiente húmedo, pegajoso, herido por sonidos, ruidos y estruendos inescrutables, alerta y nervioso, bajo la única tutela y compañía de un instrumento de precisión automática, el cual nos oriente, invariablemente, hacia el norte que buscamos. Nuestra inteligencia, sustitutiva del instinto animal, nos indicará lo necesario para que avancemos, a pesar de todo, hacia una salida. Pero si seguimos en la selva, ese espeso verdor que estará oprimiéndonos, en medio de una inmensa dificultad que comprometerá nuestros movimientos, cuando apenas queden vagos recuerdos del último rayo de sol, nos arrastrará, por instantes, hacia la desesperación. Y nuestra inquietud nos preguntará: ¿Qué hay más allá? Lógicamente, la respuesta la situaremos en el ámbito de lo cognoscitivo, como para que nuestros procesos mentales no nos empujen al error. Nos diremos: tenemos que ir sobre las espinas, las pequeñas piedras y los increíbles insectos del camino, dando a nuestros pies la fortaleza que sólo la fe puede promover, convencidos de que el esfuerzo vale la pena y que ganaremos con éxito la puerta que se nos abrirá para vencer el trance de la trampa en la que hoy nos hundimos. Cuando analizamos el turbio panorama dentro del cual se mueve la política-política (nacional), dentro del cual nos movemos, nos asaltan realidades como la expuesta en el párrafo anterior. Porque estamos conscientes de la trampa que nos amenaza y porque sentimos la obligación de saltarla y ganarnos el futuro inmediato. Veamos: hemos dicho, una y otra vez, que el presente es un régimen ilegítimo y que sus perversas herramientas, precisamente, son las más caras instituciones de la República, ocupadas por seguidores sin escrúpulos. Hemos dicho, en nuestra última entrega, que el CNE es un “consejo desaconsejable” y que el Registro Electoral Permanente (REP) es un “nido de serpientes” celosamente guardado como un tesoro en manos de sanguinarios piratas. ¿Exageramos? Desde agosto de 2004 caímos en la trampa. Conformamos una sociedad increíblemente pacífica, sometida a la voluntad de un Estado en manos de cínicos traidores a sus propias reglas. ¿Una prueba? El Referéndum Revocatorio, transformado en Ratificatorio por absurda interpretación extensiva, extra-constitucional, de un TSJ servido por esclavos ideológicos del régimen, en cuanto a la intención de los votantes, revocó al hoy usurpador de funciones que la Constitución Nacional encomienda a un Presidente electo por el pueblo. Lo revocamos la mayoría de los venezolanos participantes en esa justa electoral. LO REVOCAMOS. ¿Lo decimos nada más “por decirlo” y no lo respaldamos con verdades comprobables? La memoria no puede ser tan frágil y los ciudadanos no debemos ser tan irresponsables. La tasa de crecimiento poblacional de Venezuela, desde hace más de diez años, se ha situado en aproximadamente un 2.5% interanual. La dinámica progresión etaria debe corresponder a los mismos dígitos. En consecuencia, es fácil comprobar cómo, desde las elecciones de 1993 hasta 2003, la tasa de crecimiento del REP alcanzó un promedio, año tras año, de menos del 3%, incluyendo las “dramáticas” elecciones “del cambio” de 1998. No obstante, como por arte de magia, para el Referéndum del 2004, primero, se “organiza” un CNE “desaconsejable”, con evidente mayoría rectora de fanáticos rojos, robotizados por el régimen. En segundo orden, se deshacen, sin previo aviso y sin justificación, de todo el instrumental electoral establecido desde el 98, con la metodología fotoeléctrica de INDRA y se adopta un sistema jamás probado en ninguna otra parte, el de Smartmatic, basado en el “touch-screen” que Olivetti desarrolló para alimentar las loterías europeas. En tercer lugar, la tasa del REP se infla, incontenible, precipitadamente, para pasar del aceptable crecimiento consecuencial con el de la población, a un fantástico 20%, constitutivo de una irregular cedulación de no menos de DOS MILLONES de supuestos venezolanos que NO EXISTEN. Y lógicamente, toman la “acertada” decisión de no dar a conocer la Data (del REP) ni siquiera a los partidos políticos y mucho menos a la opinión pública, bajo el argumento de que “debe preservarse la intimidad” de los votantes, como si vivir donde se vive y votar como se vota, fuera un pecado o un delito similar al de los “pranes” de El Rodeo. Pero vamos a ser claros y precisos, en el interés de adaptarnos a los reclamos del día de hoy. Nosotros hemos propuesto que, primero, antes que nada, para ir a una nueva contienda electoral es imprescindible denunciar la parcialización, real y potencial del rectorado del CNE, el cual no puede ser garantía de transparencia, dada la comprobada afiliación de cuatro de sus cinco rectores a uno o dos de los partidos que conforman la alianza gubernamental. Sin transparencia en los procedimientos no hay elección democrática. O todos los Rectores son imparciales o hay una composición equitativa de los DOS único sectores o factores políticos en disputa. Y el REP, por otra parte, tiene que ser auditado. Totalmente auditado. Saneado. Concretado a una expresión razonable que corresponda a la realidad del electorado nacional. Los Dos Millones de 2004 tienen que ser excluidos de ese falso listado. No obstante, aceptamos que no es esta la mejor oportunidad para estas graves, serias, conmovedoras acciones que sacudirían al país de punta a punta. Que la MUD no nos ha oído, no porque sea sorda a nuestras radicales propuestas, consistentemente democráticas y muy venezolanas, sino porque entiende que no tiene fuerza moral, ni sustantivo poder de convocatoria, si antes no cumple su primer propósito, la escogencia de un “líder” que sea vocero de un verdaderamente revolucionario plan de gobierno, capaz de comunicarse con el electorado y capaz, asimismo, de estremecer al país con planteamientos agresivos, determinantes, que pongan las cosas en su justo orden. Aún cuando nosotros mismos dijimos que “las primarias son secundarias”, queremos dejar constancia de que las circunstancias de la realidad política del momento, nos convencieron de que hay que agotar primero el mecanismo de selección convenido, las primarias, y poner en manos de un venezolano de excepción, de un vocero autorizado de la revolución democrática”, la tarea de asumir, con los millones de connacionales que rechazan la actual farsa gobernante, el reclamo para que se establezcan unas nuevas reglas, un nuevo instrumental y un nuevo ambiente, a fin de recuperar en 2012, la perdida democracia venezolana y evitar un enfrentamiento drástico y sangriento, el cual enlutaría, innecesariamente, una vez más, la historia de nuestra Patria.

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