Notamos con mucha
asiduidad la manera cursi con la cual se publican algunos obituarios en los
periódicos, lográndose notar con asombro la impropia e incorrecta forma de
invitar a un funeral o participar algún fallecimiento. En variados casos
observados a diario, llama poderosamente la atención el procedimiento de
anteponer para ello la ridícula frase, traída de los cabellos, de “quien en
vida fuera”, describiendo a continuación el cargo o rango (gerente, director,
ministro, coronel, etc.) que el fallecido mantenía en la empresa donde laboraba
antes de morir; o bien, señalando el grado de parentela (hermano, padre,
suegro, etc.) que lo unía con alguno de los directivos o empleados de ella.
Quizás el autor de la comunicación necrológica, al momento de redactarla, estaba
imbuido con la subliminal y errónea creencia de querer condimentar mejor la
redacción aparentando, sin tenerlo, la disposición de un muy refinado gusto lingüístico.
Sin embargo, que se sepa, todavía a estas alturas no se ha tenido ningún conocimiento
acerca de ser humano alguno que, después de muerto, continúe desempeñando algún
cargo o rango en empresa alguna; o, por el contrario, prorrogue la formación
del parentesco con otro.
Es comprendido por todo el mundo, y cae por su propio
peso, que tales calificativos se llevan a efecto en vida y, ergo, concluyen con
la muerte. Con expresar simplemente en los anuncios, por ejemplo: “Murió Fulano
Detal, director de ACME C.A.” se da por descontado el hecho de que el finado estaba con vida, y
ostentaba allí, a su vez, el cargo ejecutivo de director. Si preguntáramos
quién murió, la respuesta debe ser “Murió el director de ACME”, en lugar de la
grotesca “murió quien en vida fuera el director de ACME”.
Igual acontece con los
obituarios de los familiares de los empleados de las empresas. ¿Quién murió?
Murió el padre del director de ACME, en vez de murió quien en vida fuera el
padre del director de ACME. Esta empecinada y presuntuosa alusión de “quien en
vida fuera director” induce más bien a discernir, en estos casos, que en alguna
ocasión (tiempo pasado) el fallecido desplegó alguna vez en esa empresa ese
cargo, en lugar -disculpen la reiteración- de darse por descontado con
simplificación que el aludido murió en pleno desempeño del puesto en mención.-
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