Es sin la menor duda el
factor clave para entender cabalmente las relaciones
médico/paciente.
Para comprender la
verdadera significación de este aserto voy a recurrir a una anécdota personal,
que sucedió cuando en mi carácter de Delegado Permanente/Embajador de
Venezuela ante la UNESCO en París, trataba de promover la candidatura de
Mohammad Yunus (1940- ), creador del banco de los pobres, para el Premio Simón
Bolívar (lo que eventualmente se logró con éxito). Un buen día se presentó
en mi despacho una señora de Bangladesh, vestida con su elegante y tradicio-
nal sari, quien mantenía una pequeña oficina en la sede de la UNESCO, y quien
estaba igualmente interesada en la candi- datura del profesor Yunus.
La conversación giró acerca de la profunda significación del “banco de los pobres” para su país y especialmente para sus mujeres, y me narró una experiencia conmovedora. Se trataba de una pobre mujer analfabeta, sin marido y con hijos, que oyendo hablar en la pequeña aldea donde vivía, de los créditos sin prenda del nuevo banco, de- cidió enterarse por sí misma si podía solicitar dinero presta- do para instalar un mini-negocio de venta de artículos para mujer (perfumes, joyas de fantasía, telas, etc.) en el mercado local, y pensaba que le bastaría la suma de menos de un dó- lar estadounidense (su equivalente en rupias) para iniciarlo. Los funcionarios del banco le explicaron que no era posible hacer un préstamo tan pequeño, pero que la idea les parecía apropiada y podían prestarle el mínimo que acostumbraba la institución. La señora se quedó meditando y luego rechazó la oferta, alegando que no estaba segura si podía repagar esa suma, y se marchó.
La conversación giró acerca de la profunda significación del “banco de los pobres” para su país y especialmente para sus mujeres, y me narró una experiencia conmovedora. Se trataba de una pobre mujer analfabeta, sin marido y con hijos, que oyendo hablar en la pequeña aldea donde vivía, de los créditos sin prenda del nuevo banco, de- cidió enterarse por sí misma si podía solicitar dinero presta- do para instalar un mini-negocio de venta de artículos para mujer (perfumes, joyas de fantasía, telas, etc.) en el mercado local, y pensaba que le bastaría la suma de menos de un dó- lar estadounidense (su equivalente en rupias) para iniciarlo. Los funcionarios del banco le explicaron que no era posible hacer un préstamo tan pequeño, pero que la idea les parecía apropiada y podían prestarle el mínimo que acostumbraba la institución. La señora se quedó meditando y luego rechazó la oferta, alegando que no estaba segura si podía repagar esa suma, y se marchó.
Posteriormente volvió insistiendo en la modestísima cantidad que tenía en mente y siempre se le dio la misma contestación.
Por fin un buen día aceptó el préstamo y montó su negocio. La idea era original por cuanto las mujeres en un país musulmán no acostumbraban llevar negocios en el mercado. Sin embargo muy pronto los hombres que visitaban el mercado se apercibieron que la guía y consejos de una mujer eran convenientes para quien iba a buscar un regalo para la esposa, la hija, la madre o la novia, y de esta manera privilegiaban el negocio de la señora, que vio prosperar rápidamente su actividad comercial y al poco tiempo disponía de otros similares en los mercados de las aldeas de la región. La noticia llegó a la capital y vinieron periodistas a entrevistar a esta exitosa dama.
La señora les explicó que ella tenía un origen muy humilde, de hecho hasta establecer ese negocio, era una pordiosera, una mendiga, que vivía junto a sus menores hijos de las limosnas que solicitaba a diario. Cuando la interrogaron acerca de su actual éxito económico contestó sin vacilar, que lo importante para ella no era el dinero sino que había recobrado su dignidad como ser humano.
Muchos pensaban que siendo indigente, esta mujer y quienes comparten esa extrema pobreza, no saben lo que es la dignidad, sin embargo, es el sentimiento más arraigado y enaltecedor de la raza humana, y perderla tiene un inmenso significado moral, como pone en evidencia esta anécdota.
La dignidad es elemento importante para el desarrollo de la persona, sin ella es difícil avanzar. Buen ejemplo. Un saludo.
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