VIERNES 24.10.14
Desconozco si para la fecha de entrega de este artículo, miércoles 22, ya se haya resuelto el problema de la MUD, pero para este momento mi criterio es el siguiente.
La reciente visita de “Chuo” ha puesto al descubierto la crisis de
valores políticos en la cual están consustancialmente inmersos los partidos
políticos locales.
Pero también otros elementos cruciales como la
escasa credibilidad de la gente en los políticos. No es un mero problema de
comunicación sino algo más profundo: una enorme desconfianza en las
instituciones políticas.
El ciudadano tiende a confiar en las instituciones cuando percibe un
proceder justo, objetivo, neutral. Y así, responde con reciprocidad
participativa, de lo contrario se presenta un terrible desapego por la
política, surge la desconfianza, la creencia de que la arbitrariedad es la
norma.
La MUD/Carabobo está capturada, sometida a un secuestro político por grupos
interesados, lo que genera un grave perjuicio pues convierte la MUD en
guardián de interés de algunos políticos mientras mantiene una apariencia de
objetividad.
La MUD es utilizada como marioneta por los partidos y por los grupos de
presión en procura de una dilación permanente a fin gastar el tiempo y evitar
las primarias para los candidatos a la AN; allí se pierden los referentes
objetivos pues nadie es percibido como neutral, aunque a veces lo sea. Casi
siempre la sociedad adivina el interés oculto, donde los partidos
aprovechan la ventana de oportunidad para extraer todo tipo de ventajas y
privilegios. Se trata
de un proceso degenerativo del cuerpo político con un denigrante regreso al
pasado.
La sociedad civil reclama la designación de los candidatos a la AN
mediante elecciones primarias y no por “vía ejecutiva” o del llamado “a
dedo”, la falta de primarias constituiría un desprecio a la militancia
partidista y a la sociedad misma; un desprecio a las aspiraciones y retos de
los nuevos y jóvenes liderazgos quienes están exigiendo unas actuaciones
políticas de altura, con ideas claras y derecho a participación y no un trato
de minusválidos políticos que no se merecen.
La captura o secuestro de la MUD es una acción de temeridad política, falta de talento, de vigor, de capacidad organizativa y sobre todo de una gran incapacidad para generar consensos y dotar a nuestra sociedad de cohesión y competitividad frente al oficialismo, lo que urge ante los deplorables resultados electorales de los partidos.
Dejar pasar el
tiempo para evitar el evento de las elecciones primarias es políticamente inmoral
e inadmisible, de tal manera que el escenario político electoral venidero, sin
primarias, se muestra totalmente adverso a la alternativa democrática por
la errada actuación de quienes se creen dueños y señores de la política local.
La crisis de la
MUD/Carabobo ha dejado al descubierto la caducidad de las antiguas formas de
hacer política y de los liderazgos fenecidos o en vía de agonía que se niegan a
reconocer que viven en una crisis sin precedentes y sin apoyo social un total
vaciamiento político.
Se trata de un
largo declive de la dirigencia política que en vez de busca confluencia social
y política se pretende una vacua aceptación de un creciente vacío y desinterés
social por el fenómeno político tradicional.
Los jóvenes son
la fuerza motriz e innovadora que puede regenerar los partidos tradicionales
pues sin ellos no hay base de sustentación, la fecha de caducidad de sus
directivos los ahoga.
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