jueves, 7 de noviembre de 2013

En defensa de los venezolanos - Respuesta a Carolina Jaimes Branger















Por: Magda Mascioli G.

Leyendo su carta titulada "Sigan bailando", no puedo menos que presentarme para defender a los ciudadanos venezolanos. 

Aparentemente los defensores de los politicos de la mesa de la unidad, otrora coordinadora democrática, otrora comando en defensa de los presos políticos y no se cuántos nombres más, y sus adláteres, sobran; pero a la hora de hablar sobre los ciudadanos venezolanos, por el contrario, los que sobran son detractores, porque los defensores para ellos brillan por su ausencia. 

Voy a ir citando los aspectos a los que me voy a referir: 

Primera cita: ¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían si es lógico que esa situación ocurra en un país petrolero?

Primero, no son "esos" Sra. Jaimes. En mi casa me enseñaron que ese "esos" es una expresión sobradamente despectiva. Esos "esos" a los que Ud. se refiere, son Ciudadanos Venezolanos (nacidos o adoptados) quienes sufren indeciblemente (y estoy segura que muchísimo más que Ud.) los embates de tantas desgracias. 

Segundo: ¿Qué sabe Ud. lo que se preguntan los ciudadanos en este país? ¿Qué sabe Ud. lo que sufren la mayoría de los ciudadanos en este país en especial quienes tienen precarios ingresos que deben estirar hasta lo indecible para poder medio subsistir y poder darle una precaria alimentación a sus hijos? ¿O Ud. es de las que también cree que los venezolanos somos idiotas? ¿Qué piensa Ud.? ¿Que solo Ud. piensa, razona, observa, entiende, cuestiona?

Segunda cita: Porque no es que falta champagne, jamón de jabugo o caviar (de hecho, de eso sí hay, hasta Cadivi otorgó dólares para el güisqui)… ¡Falta leche, harina de maíz y de trigo, papel toilette, azúcar, pasta de dientes!

Me hace gracia, por no decir que me da tristeza el profundo desprecio soterrado de esa afirmación suya. Y no por la gente humilde que está en las colas a diario, sino por Ud., porque aunque no lo crea Sra. Jaimes, la mayoría de las personas que día a día viven ese calvario y que estaban en la cola que dio lugar a su artículo, no tienen ni la más remota idea de los menús que, no dudo, Ud. maneja con normalidad y cotidianidad.

Tercera cita: ¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían el grado de responsabilidad que tiene el gobierno en esta situación de escasez que no ha podido solventar a tan solo un mes de las elecciones regionales?

¿Cuántos de "esos" (nuevamente el "esos") pregunta Ud.? Le aseguro sin temor a equivocarme que quienes entienden muy bien el altísimo grado de responsabilidad del régimen son muchisimos más que aquellos que se no se preguntan sobre el altísimo grado de responsabilidad que tienen los que conforman la mud en todo lo que está pasando. ¿O Ud. es también de los que exculpa o inculpa por defecto a según de quien se esté hablando?

Cuarta cita:
Recordemos que las elecciones del referendo constitucional que ganó la oposición se llevaron a cabo en un marco de escasez (que no le llega ni por los tobillos a la que padecemos hoy). 

Que bueno que se refiera a Ud. a procesos que han sido ganados por los ciudadanos opositores. Fijese que cosa ¿no? Le preguntaría ¿Por qué cree Ud. que ese referendum que en efecto ganó la ciudadanía opositora (incluyendo personas con franelas rojas) no fueron "cobrados"? ¿Por qué cree Ud. que todos los procesos que se han ganado han sido botados a la basura, por quiénes y por cuáles razones? Y le hablo de todos los procesos ¿no? incluyendo firmazo, reafirmazo, revocatorio, referendum, etc. etc. ¿O mejor no le pregunto?

Quinta cita: ¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían hasta cuándo seguiremos aceptando como normales las cosas que no lo son y acostumbrándonos a ellas? 

No se. Pero como encuentro interesante el trasfondo de la pregunta, me permito repreguntarle: ¿Cuántos de "esos" que salen en las bailantas de las marchas que nunca llegan a destino, que son abortadas por los de la mud, que les hacen coros a supuestos "valientes" que no saben hacer otra cosa que hacer sesiones de fotografías al lado del camioncito con música, que salen corriendo como poseidos detrás de cualquier politiquero de marras, que salen a hacer plantones sin ningun tipo de objetivo más que servir de público a "perseguidores de micrófonos y cámaras" cree Ud. que "...se preguntarían hasta cuándo seguiremos aceptando como normales las cosas que no lo son y acostumbrándonos a ellas..?  ¿O ud es de las que dice que hay que emplazar a los del régimen pero hay que obviar lo que hacen los de la mud?

Sexta cita: No puedo decirles la tortura en que se me ha convertido el peregrinar de un sitio a otro buscando productos de la cesta básica.

¡Ay! Sra. Jaimes. De verdad que me hizo sacar una sonrisa de profunda pena ajena esa afirmación suya. 
¿Qué cree que tendría Ud. que decirles, explicarles, enseñarles a los millones de padres y madres en Venezuela, muchísimos de los cuales viven en situación infrahumana en los cerros sin siquiera contar con los servicios necesarios; que tienen que subir y bajar escaleras interminables para poder conseguir un balde de agua; que tienen más de un trabajo para poder mal subsistir; que con cada gota de lluvia que comienza a caer, comienza su pánico y sufrimiento; que tienen hijos a los que con muchisimo sacrificio les dan una alimentación escasa; que deben atravesar a diario alcabalas a merced de delincuentes para ir a su trabajo y para regresar a su casa; que les dan las 9 de la noche esperando en una parada en días de lluvia sin saber a qué hora llegará la camioneta para regresar a sus casas; que sufren cuando llega un cumpleaños, navidad y no podrán comprarle ni siquiera un pequeño presente a sus hijos? 

Diganos Sra. Jaimes Branger. ¿De verdad Ud. piensa que el 90% de la población necesita que Ud. encuentre una manera de contarles sus personales vicisitudes?

Séptima cita:  Dicen como si fuera algo extraño que los músicos del Titanic tocaban mientras el trasatlántico sucumbía. No debería extrañarnos: por lo visto, nosotros bailaremos hasta que nuestro barco termine de hundirse.

No entiendo la relación de eso con lo que se está hablando. Pero si me gustaría recordarle que el que los músicos del Titanic estuvieran tocando cuando el barco se hundía, tiene una significación que definitivamente no se puede comprender con el cerebro sino con el alma misma. 

Si Ud. no lo entendió, de verdad lo lamento pero... no se lo puedo explicar.

En fin. Como le dije. Son todos muy prestos a la hora de juzgar con sobrado desprecio cualquier cosa que hagan o dejen de hacer los venezolanos; y paralelamente son extremadamente laxos a la hora de siquiera evaluar las canalladas que han hecho quienes se autoproclamaron como supuestos lideres de una supuesta cresta opositora que no es tal. 

Fácil es juzgar con ligereza las conductas de ciudadanos que estando muy seguros de lo que está pasando, AUN HOY, siguen dándole una oportunidad a toda esta cuerda de sinverguenzas de ambos extremos (ante los que muchos callan o se deshacen en elogios; más del lado opositor que del lado gobiernero) para que rectifiquen ANTES de que los ciudadanos "DEJEMOS DE BAILAR". 

Porque los venezolanos NO QUEREMOS dejar de bailar Sra. Jaimes por la sencilla razón que hemos comprobado las grandes desgracias que han sucedido cuando hemos dejado de hacerlo. 

Lo que queremos es que quienes nos han sojuzgado por décadas, incluyendo a los actuales, por primera vez en sus miserables vidas RECTIFIQUEN y trabajen por el país y no por sus contubernios corruptos.


Espero en Dios que esa rectificación llegue ANTES de que dejemos de bailar. 

Si Ud. no ha logrado comprender eso, lo lamento por Ud. porque eso significa que no tiene NI IDEA de lo que la calle está gritando con musica, bailando, riendo... pero con un profundo, denso y espeso SILENCIO

Si a estas alturas Ud. no ha logrado captar en justa medida ese SILENCIO EN LAS CALLES... entonces le sugiero que comience a observar ANTES de escribir. 

Atentamente,

Magda Mascioli García

P.D. Le dejo estos dos links que complementan mi respuesta, en especial el segundo dirigido a Himiob: 
 
http://libertadpreciadotesoro.blogspot.com/2013/09/plaza-altamira.html


http://libertadpreciadotesoro.blogspot.com/2010/01/respuesta-al-dr-gonzalo-himiob-s.html 
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Carolina Jaimes Branger  @cjaimesb

Sigan bailando

4 Noviembre, 2013
La semana pasada llegó leche a un supermercado en Caracas. La gente ya lo sabía, pues la cola para adquirir una lata por persona empezó a formarse desde horas antes. El nivel de ansiedad crecía a medida que crecía la fila de gente que estaba dispuesta a perder su tarde ahí. “¡No me empuje, señor!”… “Yo no la estoy empujando, señora, ¿qué le pasa?”… “¡Tú te estás coleando, mija!”… “No, yo estaba aquí pero fui a ver si conseguía papel toilette y ella me estaba guardando el puesto, ¿verdad, que tú me lo estabas guardando?”… “Será… pero todos sabemos que papel toilette NO HAY, así que no sé para qué te molestan en buscarlo”…

Cuando esto sucedía, alguien tuvo la brillantísima idea de poner gaitas a todo volumen, lo que hizo que todos los que protestaban y discutían se pusieran a bailar y cambiaran su ansiedad por risas.
¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían si es lógico que esa situación ocurra en un país petrolero? Porque no es que falta champagne, jamón de jabugo o caviar (de hecho, de eso sí hay, hasta Cadivi otorgó dólares para el güisqui)… ¡Falta leche, harina de maíz y de trigo, papel toilette, azúcar, pasta de dientes…!
¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían el grado de responsabilidad que tiene el gobierno en esta situación de escasez que no ha podido solventar a tan solo un mes de las elecciones regionales? 
Hay que ser bien inepto para no atapuzar los anaqueles de cosas, como hacen todos los gobiernos populistas, al menos un mes antes de las elecciones. 
Recordemos que las elecciones del referendo constitucional que ganó la oposición se llevaron a cabo en un marco de escasez (que no le llega ni por los tobillos a la que padecemos hoy). Y sobre todo cuando hay ese abismo entre el dólar oficial y el innombrable, que aunque no se nombre existe y es consecuencia directa del control de cambio, la corrupción y otras pésimas políticas económicas.
¿Cuántos de esos que bailaban al son de la gaita en la fila esperando que llegara la leche se preguntarían hasta cuándo seguiremos aceptando como normales las cosas que no lo son y acostumbrándonos a ellas? No, eso nadie se lo pregunta, porque si se lo preguntaran estarían protestando indignados y no bailando.
Para completar el cuadro, Nicolás Maduro tiene el tupé de anunciar la creación del “Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo”, sea lo que sea que ese nombre signifique. Yo detesto ir al supermercado en condiciones normales… 
No puedo decirles la tortura en que se me ha convertido el peregrinar de un sitio a otro buscando productos de la cesta básica. Para mí, la “suprema felicidad” hoy en día sería encontrar todo lo que necesito en el mismo lugar. O que el gobierno le pague a alguien que haga mercado por mí y vaya contento a siete establecimientos para encontrar tres cosas… ¿Será que en el Viceministerio me pueden mandar a alguien que vaya a hacer las colas que yo no quiero hacer? ¿O es que se ocupan solo de la “felicidad” de algunos y yo no estoy en ese combo?…
Pero volviendo al tema de la gente que hacía cola en el supermercado donde traerían la leche: se escucharon comentarios jocosos: “típico venezolano”… “somos un pueblo alegre”… No. “Eso” será típico, pero “eso” no es ser un pueblo alegre. “Eso” es ser un pueblo irresponsable, conformista y con la autoestima por el piso. “No tenemos remedio”, dijo alguien… Pues pareciera que no.
Recordé la canción de Billo: “Bolero o disco, o cumbia o salsa// El merengue, el rock and roll// Son ritmos que todos bailan…// Es música pa´cantar, es música pa´bailar// Es música pa´gozar, vamos a seguir bailando…//Sigan bailando…//Sigan bailando…
Sí señor… sigan bailando. Dicen como si fuera algo extraño que los músicos del Titanic tocaban mientras el trasatlántico sucumbía. No debería extrañarnos: por lo visto, nosotros bailaremos hasta que nuestro barco termine de hundirse.

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